París

En París, autoproclamado epicentro de la moda, se libra desde hace años la revolución circular del sector textil. Mientras el Gobierno galo pone en marcha distintas medidas para frenar el ultra fast fashion y evaluar a los gigantes de la industria desde el punto de vista ecológico, marcas y diseñadores tratan de adelantarse al futuro y renuevan sus estándares para servir como espejos de la creatividad y la innovación que hoy son una necesidad en una industria con crecientes exigencias

A medio camino entre la Ópera Garnier y los jardines del Louvre, la sostenibilidad es el tema de conversación que reúne a los medios con H&M. En esta ocasión, el showroom de la marca nacida en Estocolmo no espera a influencers, sino a sus responsables de impacto climático, gestión de recursos y circularidad. Sobre esto, Julie-Marlène Pelissier es una experta: es la directora de Sostenibilidad para el sur de Europa, lo que también la acerca a España.

Julie-Marlène Pelissier, en la mesa redonda 'Circularity in Focus' organizada por H&M. Cedida H&M

ENCLAVE ODS | EL ESPAÑOL conversa con ella en el marco de Circularity in focus, evento organizado para dar a conocer los últimos hitos del informe anual de sostenibilidad de la compañía. Uno de los más destacados por el equipo es el de "haber logrado que un 85% de los materiales en nuestros productos sean reciclados o de origen sostenible", apunta. El objetivo es alcanzar el 100% no más tarde de 2030, porque "el algodón orgánico y los textiles reciclados son el futuro de la moda".

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Así lo asegura en el mismo espacio en el que el grupo ha colocado algunas de las piezas más especiales de su proyecto Innovation Stories, centrado en los diseños sostenibles. Conjuntos de lentejuelas hechas con botellas de plástico PET recicladas y zapatos con viscosa derivada de fuentes de madera renovables que reducen la cantidad necesaria de agua para fabricar prendas. Todas se integran dentro de este concepto que pretende promover el cambio e impactar en las próximas colecciones, tanto suyas como de la industria en general.

Etiquetas con la composición de las prendas de la línea 'Innovation'. Cedida H&M

La estrella de la colección, al menos para Julie-Marlène Pelissier, es una cazadora diseñada en algunas secciones usando piñatex, un material hecho de fibras de hojas de piña. Estas son subproductos de la agricultura que al convertirse en materiales no tejidos pueden usarse como alternativas al cuero. "Para mí, es el ejemplo concreto de cómo se puede integrar material innovador procedente de residuos para resolver el problema que hay en la industria de la moda". 

A lo que se refiere con esto último es, entre otras cosas, a que cada año hay 101 millones de toneladas de productos textiles que acaban en vertederos. El más conocido, el que crece asfixiando el desierto de Atacama. Además, estudios recientes advierten de que los consumidores aprovechan menos del 5% de la vida útil de sus prendas antes de deshacerse de ellas. Los expertos de la marca insisten en recordar que "la ropa usada no es un residuo, es un recurso muy valioso".

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Dicho lema ha calado muy bien en las generaciones jóvenes. Son las que más apuestan por la moda de segunda mano. Esta es precisamente una de las conclusiones del último estudio de la Asociación para la Gestión del Residuo Textil formada por Decathlon, El Corte Inglés, IKEA, Inditex, KIABI, Mango, Sprinter, Tendam... y también H&M. Este vínculo se integra dentro del corpus de actuaciones que la marca ha llevado a cabo para promover la economía circular en España. 

No es la única: la tienda que tienen en el Paseo de Gracia de Barcelona fue la primera en el mundo que incorporó su sección de segunda mano Pre-Loved. "La elegimos entre muchísimos otros lugares porque es una ciudad clave, es internacional, está a la moda y era el sitio correcto para abrirla allí, porque entonces la tienda justo cumplía su 20 aniversario y quisimos celebrarlo haciendo una oferta sólida para los clientes de productos de segunda mano".

Pelissier explica que, en general, España es un mercado clave para el textil y más aún cuando se trata de impulsarlo de forma sostenible. "Los jóvenes están bien entrenados para ello", afirma, haciendo mención de la alianza que tienen con la Politécnica de Madrid y el Centro Superior de Diseño de Moda de Madrid para formar a los estudiantes en materia de sostenibilidad. De estas sinergias, imprescindibles para "seguir dando forma al futuro del sector", han salido colecciones de diseñadores emergentes como Claudia Morales, César Equisoain Casanova o Silvia Martín.

¿Es posible crear moda innovadora, que sea asequible y práctica en el día a día, y a la vez se base en criterios de sostenibilidad? Pelissier sabe que no es una pregunta sencilla, pero "es importante, sobre todo ahora que vemos que hay una carga en la situación financiera de mucha gente. Nuestra misión desde el principio ha sido democratizar la moda y eso significa proporcionar opciones para la mayoría, no solo para una élite. H&M tiene relaciones a largo plazo con sus proveedores para poder ofrecer precios accesibles a sus clientes; esto es lo que representamos y lo que hacemos". 

De izquierda a derecha, Felicia Reutersward (responsable de uso de recursos e impacto circular), Henrik Sundberg (responsable de Impacto Climático) y Julie-Marlène Pelissier (directora de Sostenibilidad para el sur de Europa) Cedida H&M

La clave estará en la transparencia

A juicio de la experta, la transformación del sector se ha visto marcada por dos tendencias. La primera tiene que ver con "las crecientes llamadas a la transparencia de los clientes, que nos puso a las marcas en la necesidad de evaluarnos a nosotras mismas y analizar cómo podemos comunicarnos de una manera mejor y más precisa con respecto a nuestra agenda de sostenibilidad", explica.

Y añade: "Europa ha pasado de no querer información a tener más necesidad que nunca de acceder a ella. Aunque entre países pueda haber ciertas discrepancias sobre temas de interés, como los relacionados con el impacto ambiental del CO2 o el bienestar animal, en términos generales hay una apuesta por la transparencia y [concretamente en el sur] un potente enfoque legislativo que insta a las empresas a dar más información". 

Esto guarda relación con esa segunda tendencia a la que refería previamente: "El panorama regulatorio se ha fortalecido mucho, especialmente en Francia y en España también. Eso nos ha hecho pasar de diseñar nuestros planes de sostenibilidad de la forma que queríamos o veíamos correcta en un principio a priorizar lo que dictan las regulaciones, lo cual es clave. Las necesitamos para que nos guíen a todos los miembros de la industria de la misma manera". 

España, ganador en donaciones

Con el verano a la vuelta de la esquina, llegan los cambios de armario y con ellos también empiezan a acumularse por casa las primeras bolsas llenas de ropa a las que hemos decidido no darles más uso. Una de las principales trabas a las que nos enfrentamos llegados a este punto es encontrar el sitio donde depositarlas: no siempre se corre la suerte de tener un contenedor textil cerca, aunque a veces, paradójicamente, la solución puede estar en el mismo sitio del que salieron en su día.

Hablamos de las tiendas. Cada vez son más las firmas que habilitan espacios donde llevar las prendas y el calzado usados para poder tratarlos y alargar su vida útil. H&M fue pionera al implementar en 2013 su sistema de recogida de ropa, y hoy aseguran que este es el más potente de su tipo a nivel mundial. El procedimiento para dejar los textiles en sus tiendas es sencillo: pueden aprovecharlo tanto clientes de la marca como quienes no lo son, así como es posible llevar productos de cualquier marca y estado.

Tienda de H&M en el Centro Comercial El Tormes en Santa Marta, Salamanca Archivo de E.E

El equipo asegura en numerosas ocasiones que nuestro país es uno de los mayores donantes en las tiendas de H&M. Esto, considerando que del material que se usa para fabricar prendas apenas se recicla un 1% al año, es algo que celebrar. Pero, ¿qué pasa después con lo que se deja en el servicio? La firma colabora con la alemana Remondis, "que se encarga de clasificar los productos según puedan servir para cada propósito", cuenta Pelissier. 

"La mayoría de las prendas se venden en un mercado de segunda mano —desde 2021 cuentan con Sellpy, una plataforma de venta que opera en numerosos países europeos, entre ellos el nuestro—". Las que no están en un estado tan idóneo, "que representan el 30%", se transforman en otros productos. "Por ejemplo, paños de limpieza". Y la última opción, "a la que recurrimos solo cuando no hay aprovechamiento posible, es usarlas para recuperación de energía".