Su pelo fosforito le delata. Como también lo hace su camiseta invadida por varios Mickey Mouse multicolor. En su cuerpo se refleja la característica paleta de sus obras. Okuda no lleva ni 40 minutos en Madrid cuando aparece así por las puertas de su taller en el barrio de Usera.

Llega corriendo, acaba de aterrizar después de pasar varios días en Detroit (EEUU). “Al menos he podido dormir todo el viaje”, confiesa con una sonrisa cuando le decimos que se tome su tiempo. Pero él tiene "las pilas cargadas", como todo buen artista cuando la creatividad no ha dejado de fluir ni en el aire.  

No es de extrañar, pues al otro lado del charco está preparando un “macromural” con otros ocho artistas, cuatro españoles y cuatro estadounidenses. Van a “coger varias fachadas” y hacer un grafiti que será como “una pequeña ciudad de arte”.

Y no es lo único que tiene entre manos. "Ahí tengo la maqueta de la instalación que estamos preparando en Asia, la más grande que he diseñado nunca", indica, señalando una esquina del antiguo garaje reconvertido en cuna del arte urbano. "Va a ser brutal", dice ilusionado. 

Se gira y señala las pinturas que cubren la primera pared que se ve al entrar en su taller. "Esto lo montamos en unos días para el día de los océanos", dice, apuntando a los peces gigantes que cubren el muro de ladrillo. 

El equipo de Okuda trabajando en la instalación para MSC en su taller de Usera. Gustavo Valiente Madrid

Esos proyectos, junto a los otros muchos que tiene en marcha —ya sea en fase de ideación, a "medio cocer" o a punto de salir del horno—, están a medio camino entre la genialidad que le llevó al estrellato y la modestia de los inicios de un chaval grafitero de finales de los 90. Los espráis, los muros desnudos y el “subidón” de pintar en la calle están en el ADN de Óscar San Miguel Erice (Santander, 1980), uno de los artistas urbanos más conocidos de nuestro país, cuyo nombre artístico, Okuda, resuena en los cinco continentes.

Okuda mientras trabaja en su instalación por el Día Mundial de los Océanos. Gustavo Valiente Usera (Madrid)

Haber empezado haciendo grafitis en paredes y vagones de tren te da eso, ¿sabes?”, dice con una sonrisa. Y ese “eso” no es otra cosa que el sentido de comunidad, el compadreo y la necesidad de que su arte tenga mensaje. "Te quita el ego ese que tenemos normalmente los artistas", reconoce entre risas. "Tío, es que tienes que currar codo con codo con la gente, en el grafiti no hay egos", zanja. 

Art(e)ivismo

Y confiesa una verdad que rezuma en su obra, como en la de otros muchos compañeros de profesión —de los que sacan el espray para teñir el frío gris de la ciudad, claro—: “Pintar en la calle allá a finales de los 90 era ya puro activismo”. Y eso, dice, “se queda siempre contigo”.

La entrada al taller de Okuda. Gustavo Valiente Usera (Madrid)

Porque, pregunta, "¿qué hay más activista que un grafitero?". La respuesta, dice, es nada, pues "su espíritu" es luchar contra el sistema, "cambiar la realidad" con su arte. De ahí que para él, como demuestra con su fundación Coloring the World, sus trabajos tienen que servir para transformar el mundo, aunque sea el de una sola persona. 

Y precisamente por eso ahora se ha zambullido —nunca mejor dicho— de lleno en un proyecto apasionante, que culminaba el viernes 7 y el sábado 8 de junio. Con ENCLAVE ODS habla un par de días antes, cuando él y su equipo le están dando los últimos retoques a la instalación que ha colocado en Príncipe Pío (Madrid) para celebrar el Día Mundial de los Océanos.

Okuda, durante la entrevista con EL ESPAÑOL, y con su instalación de fondo. Gustavo Valiente Usera (Madrid)

De la mano de la oenegé Marine Stewardship Council (MSC), Okuda ha creado una instalación que, sin duda, es marca de la casa. Él mismo explica, en su taller, que su intención era trasmitir un mensaje clave: “Quería llenar los océanos de color y no de mierda”. Porque, dice, eso es precisamente lo que se encuentra cada vez que vuelva a su Cantabria natal, donde “hay playas muy masificadas que están llenas de porquería y dan asco”.

En cambio, en otras zonas de su costa, “las playas a las que casi solo van locales están cuidadas”, “impolutas”, dice el artista. Su relación con el mar y con la pesca sostenible que impulsa junto a MSC le viene de su infancia, de haber nacido y crecido en un entorno en el que el océano es esencial. En el que "el pescado siempre es fresco" y conoces a quienes lo capturan.

El proceso de creación de la instalación de Okuda para MSC. Gustavo Valiente Usera (Madrid)

Por eso el pez que ha creado para su última instalación es “uno diverso, multicolor”, como lo es el propio océano y “el mundo entero”, aclara Okuda. De ahí, cuenta, que su fundación, Coloring The World Foundation, no dudase en decir que sí a la colaboración que MSC les propuso con motivo del Día Mundial de los Océanos.

Y eso que, confiesa, "estos son de los pocos peces" que ha incluido en su obra. "He metido figuras humanas y otros animales, pero peces casi nunca; fíjate qué curioso, ¿no?, siendo yo de costa", matiza.

Okuda junto a su instalación ya montada a la entrada del intercambiador y centro comercial madrileños. Guillermo de Manuel MSC Príncipe Pío (Madrid)

A partir del claim de MSC para la actual Semana Mares Para Siempre, que celebra todos los años en el contexto del día mundial de Naciones Unidas celebrado hoy, Okuda creó su original instalación. De "la pesca sostenible significa más…" salió, cuenta el artista cántabro, una "red multicolor" con un "pez universal", que vincula a todos los seres humanos con el mar, pero que también "incluye una paleta de grises que demuestra la situación medioambiental actual"

Okuda posa para EL ESPAÑOL en su taller. Gustavo Valiente Usera (Madrid)

Creación y reconversión

Mientras Okuda explica a este periódico cómo es su proceso de creación, recorre con nosotros su taller. Cuenta cómo él llega casi a la parte final de las colaboraciones, "cuando lo aburrido, lo que sucede en los despachos", ya acabó. "A mí mi equipo de Coloring the World me dice: tenemos esto para esta causa, ¿qué se te ocurre? Y ahí entro y empiezo a crear", confiesa.

Okuda junto a una de sus obras expuestas en su taller. Gustavo Valiente Usera (Madrid)

Esa es, admite, la parte divertida, cuando uno se "llena las manos de pintura", cuando esboza cómo será la instalación que harán. Siempre teniendo en mente superarse, hacer justicia a la causa social con la que se una, pero sin perder su esencia, su color característico.

Pregunta: ¿Crea pensando en el público y el mensaje que quiere que se lleve?

Respuesta: Sí, pero no. El mensaje lo llevo de casa, pero tengo que hacer que encaje en el espacio. No es lo mismo pintar una pared normal que una en forma de cilindro, ¿sabes? Así que conocer el espacio es esencial, porque si no puede quedar fatal. 

Okuda hablando de una obra en la que está trabajando. Gustavo Valiente Usera (Madrid)

Ahora, Okuda está trabajando en una versión 5.0 de su propio arte. "Voy a evolucionar, a hacer cosas que no he hecho aún", admite. Y explica, mostrando un proyecto que ya tiene en marcha [la imagen sobre estas líneas], que va a mantener sus paletas de color y sus figuras geométricas delineadas.

La novedad serán otros elementos y materiales que incluirá en sus obras para reinventarse. O, como él dice, "reconvertirse", evolucionar como artista urbano