Marta Bautista decía en la presentación de ENCLAVE ODS | EL ESPAÑOL que los cambios necesitaban tiempo y que los resultados no son de un día para otro. Estudió un máster de Asuntos Globales en la Universidad de Nueva York (NYU) y, desde entonces, ha intentado encontrar el camino hacia la paz mundial.
Aunque suene a misión imposible, dada la política internacional con luchas y conflictos violentos en todos los continentes, eso es precisamente lo que hace. Empezó en el programa de Pioneros para Sociedades Pacíficas, Justas e Inclusivas del Centro de Cooperación Internacional de la NYU. Uno de los principales de objetivos es conseguir un ambiente de no violencia en el que proyectos, sociedades y empresas puedan prosperar.
Para ello, se centraban en tres pilares fundamentales: justicia, desigualdad y exclusión y reducir a la mitad la violencia global. Con esto, intenta acelerar el cumplimiento de los ODS 16+, que va más allá de la paz e incluyen metas de igualdad de género (ODS 5) y reducción de desigualdades (ODS 10).
Bautista dice que aunque son objetivos diferentes, "ayudan al desarrollo necesario para conseguir sociedades pacíficas, justas e inclusivas". Y los explica un poco más en detalle: "Lo que hace ese programa es crear y compilar evidencia. Ver qué es lo que funciona y qué políticas públicas sirven para poder conseguir justicia, paz e inclusión, bajo la premisa de que sin sociedades así no podemos tener desarrollo sostenible y viceversa".
Ahora ha cambiado de programa y trabaja en la prevención, consolidación de la paz y crisis prolongadas en el mundo. Uno de los problemas que ella identifica es que cuando se habla de prevención, muchos países se piensan en intervención. Pérdida de soberanía nacional y dependencia colonial.
Así, como pasó recientemente con Namibia, que tiene que sacrificar animales de sus parques naturales para dar de comer y que tardó mucho en pedir ayuda internacional. "Los dos primeros años el programa se enfocó en superar estos estigmas, ahora nos centramos en un enfoque de prevención y que sea universal, para todos los países", explica.
Tres focos
Las cuestiones que aborda Bautista se dirigen a todos los países, desde los más desarrollados, que aparentemente no tienen necesidad de planes de contención, como a los que están inmersos en revueltas activas, como Myanmar. Cada país tiene un contexto diferente y, confirma, son realidades diferentes. "Nosotros documentamos ejemplos prácticos, facilitamos mesas de diálogos y hacemos talleres con diferentes actores implicados para que establezcan sus propios planes", dice ella.
La paz mundial se puede abordar de todos los enfoques, violencia física, psicológica, familiar, de género o incluso laboral. El programa de Bautista se centra en los conflictos armados intraestatales, en el crimen violento y en el terrorismo extremista. "Nuestra investigación propone ejemplos, prácticas y estrategias que pueden tener un impacto positivo", explica. Según ella, muchos países que intentan aplicar las ideas tienen resultados positivos.
Por otro lado, reconoce que mucha gente, especialmente en países tan alejados y sumidos en sus propios conflictos, puede dudar en qué les beneficia a ellos, lo que se debata en las oficinas de Nueva York. "No todas las historias son de éxito, pero yo creo que es importante el trabajo que hacemos para la prevención".
Explica que sus investigaciones están basadas en la evidencia y en ejemplos anteriores, por eso, si los estados lo aceptan y lo incluyen en sus estrategias con voluntad política, se puede evitar gran parte de la violencia que hay.
Más allá de la violencia
Para ella, la paz va más allá de la lucha entre países y con ejércitos de por medio. También tiene que ver con la justicia en el trabajo, la violencia de género o las migraciones forzosas. Y Bautista lo tiene claro: "La primera cosa que tenemos que entender es que todos podemos contribuir al cambio". Ya sea con activismo en la calle, político o ambiental, todo el mundo puede contribuir a la paz en su entorno.
Aun así, la parte legislativa no es la que más le interesa: "Personalmente, no quiero trabajar de la política, pero sí con ella". Por ello, propone el tercer sector como una alternativa muy válida, ya que, ella misma ha participado en varias iniciativas voluntarias para la Liga Internacional de Mujeres por la Paz y la Libertad.
Por eso, anima a que cada uno haga lo que pueda dentro de su esfera: "Creerlo es el primer paso, luego se busca la forma que mejor forma que mejor vaya con nuestra manera de ser, con nuestras habilidades y limitaciones".
Hace tres años, en la presentación de este vertical, contaba una historia que le había inspirado de un hombre que movió una montaña con una cuchara. Y poco a poco, cucharada tras cucharada y tras muchas generaciones, uno de sus descendientes pudo ver el sol que la montaña escondía. Por eso, econcluye: "Es difícil trabajar en los ODS, pues son en realidad gigantes y ambiciosos, pero no imposibles".