
Sandra de Blas junto a una muestra de sus productos NaturSnack.
La vallisoletana que montó una empresa de 'snacks' saludables con 22 años en el corazón de la España vaciada: "Fue muy duro"
Sandra de Blas y su proyecto NaturSnacks han sido elegidos ganadores de la 6ª edición del Programa TalentA de emprendimiento rural.
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Sandra de Blas lleva eso de vender (casi) en la sangre. Porque, a pesar de que, como dice, no viene "de familia de emprendedores", ya desde bien pequeña hacía sus manualidades e iba detrás de sus padres a intentar venderlas.
Así que a nadie le sorprendió que, con tan solo 22 años, decidiese montar su propia empresa. "Terminé de estudiar y me apunté a un curso de creación de empresas del Ayuntamiento de Valladolid", cuenta esta oriunda del municipio vallisoletano de Pedrajas de San Esteban.
En aquel momento, asegura, "se alinearon todos los astros". Supo que quería quedarse en su pueblo de poco más de tres mil habitantes y que eso de emprender resonaba con ella. Ese fue, en definitiva, el germen de NaturSnacks, empresa por la que se ha erigido ganadora de la 6ª edición del Programa TalentA de Corteva y FADEMUR en apoyo al emprendimiento de las mujeres rurales.
Y eso que, confiesa De Blas; "no tenía ninguna idea" cuando se lanzó al ruedo. Casi por casualidad, se topó con "el mundo de los deshidratados", que, por aquel entonces, "no había comido nunca". La joven admite que ni siquiera tenía muy claro lo que eran las frutas y verduras deshidratadas.
Pero, claro, era el año 2016 y, por aquel entonces, aún no se podía encontrar este producto en los lineales de todos los supermercados. "Ni siquiera había máquinas, ni nada", recuerda.
"Amor a primera vista"
Sin embargo, a De Blas le llamó la atención. Tanto que, admite, podría hablar de "amor a primera vista". Porque, recuerda: "Nosotros ya en el huerto colgábamos los pimientos a secar; es algo que se ha hecho siempre, pero no le había dado importancia hasta ese momento". Así que cuando se topó con su primera fruta deshidratada le vino a la cabeza esa técnica ancestral tan común en los pueblos.

Sara de Blas con el galardón del Programa TalentA.
Fue en ese instante cuando algo hizo clic en su cabeza: se compró un deshidratador pequeño y empezó a deshidratar fruta en la bodega de la casa de sus padres. Ahí es cuando se da cuenta de que lo que hace "está rico" y se le enciende la bombilla del todo: ¿podría hacerlo en una escala mayor?
"Me pongo a indagar sobre tendencias, es un momento en el que parece que nos empezamos a preocupar por la salud, hay intolerancias, enfermedades, alergias… la gente quiere comer más sano, pero tampoco hay opciones para ello en las máquinas de vending", explica De Blas.
Una vez más, esta vallisoletana alude a la serendipia: "Todo encaja perfectamente y eso hace que me lance". Y así lo hizo. Con el apoyo constante de sus padres y, en concreto, de su madre, que trabaja con ella codo con codo, nació esta empresa que, ahora, busca expandirse al extranjero.
"Mi madre se tira conmigo miles de horas ayudándome. Es más, ahora mismo es un eslabón clave de la empresa, una pieza más del puzle que hace que Natursnack funcione", reconoce De Blas.
Inicios "duros"
Pero nada fue un camino de rosas para esta joven. Con recursos limitados, sin financiación y sin ayudas económicas, fue encajando pieza a pieza ese rompecabezas que se convirtió en su empresa. Cuenta que comenzó su trayecto con varios socios inversores a los que, en 2018, pudo comprar su parte de la empresa.
Eso sí, ella siempre fue la cara visible y la que se manchaba las manos creando el producto. Cuenta que los primeros años del proyecto fue "un camino durísimo".
"Yo no me imaginaba que podría ser así. Y a día de hoy, si volviese atrás y alguien me dijese que va a ser así, no me metería porque es realmente duro", confiesa De Blas. Pero lo hace con una sonrisa y llena de emoción porque apenas media hora antes de hablar con ENCLAVE ODS le estaban anunciando que era la ganadora del Programa TalentA.

Sandra de Blas con su equipo. NaturSnacks
La pasión por su proyecto no le quita que, como cuenta, haya tenido que "crear cultura de cómo se consume, de abrir mercado, de convencer a los clientes…". Su trabajo con NaturSnacks ha sido, insiste, una ardua tarea de concienciar y hacer entender la importancia de los productos artesanales, sanos y locales. "He renunciado a todo por sacarlo adelante", matiza.
La dureza de su empresa ha venido de la mano de grandes lecciones de vida. "En este camino es fundamental dejarse ayudar, rodearse de buena gente y, sobre todo, de personas que tengan experiencia", arguye. Eso, dice, es "más importante incluso que el dinero, que al final el mal o bien se consigue". Porque la experiencia solo te la da el tiempo, y con 22 años poco sabía ella.
"He aprendido a base de golpes puros y duros. Alguien que te acolche un poco ese golpe se agradece muchísimo. Y también es esencial que tengas unos límites claros para que el proyecto no se coma a la persona", indica cuando se le pregunta qué le diría a la Sara de Blas de 22 años ahora que ha cambiado ya de década.
De Pedrajas al mundo
Algo que tiene claro De Blas, es que a lo que va a destinar el premio de Corteva y FADEMUR: la internacionalización de su proyecto. Algo que, por cierto, no es un sueño nuevo.
Justo antes de la pandemia, allá por 2019, De Blas había empezado a "sacar al extranjero" su producto. Cuenta que NaturSnack estaba penetrando en Canadá y Japón.
Sin embargo, los confinamientos y cierres de frontera debidos a las restricciones por la Covid-19 en todo el planeta pusieron fin a esa idea. Cuando ese periodo oscuro llegó a su fin, consiguió que NaturSnack volviese a salir de la frontera española y se comercializase en Bélgica y Suiza.
Ahora, con los 8.000 euros que ha recibido por alzarse con el primer premio del Programa TalentA, su intención es expandirse a los países nórdicos, donde "hay mucha cultura de snacks saludables".
Por eso, dice, está planteándose hasta "lanzar una nueva marca para diferenciar los cítricos con corteza". Y es que, insiste, "van a un sector premium, nada que ver con los snacks saludables". Esa, asegura, es la mejor manera para llegar a esos países.

El proceso manual de deshidratado.
De Blas insiste en que quiere "llegar a donde sí se valora esa calidad que supone un producto artesanal" como sus frutas o kale deshidratadas. Para ella, lamenta, "es muy importante no tener que pelear para entrar en un mercado determinado".
Especialmente, dice, le ha tocado "pelear como una luchadora para convencer a alguien" de que su producto merecía la pena por ser artesanal y no llevar ningún tipo de aditivo. Algo que se ha dado sobre todo en España. Y confiesa que en países como Bélgica y Suiza, donde ya está abierto el mercado, "ha sido más fácil" pues "confían en la calidad, en el producto, en la historia que hay detrás".