Comenzar a entender que las pequeñas rutinas que realicemos podrán cambiar el nuestro entorno es esencial para hablar de un mundo sostenible. Priorizar una transformación en positivo en nuestras acciones debe estar muy presente en nuestro día porque practicar deporte, respirar al aire libre, conocer al diferente o apostar por reutilizar aquello que un día olvidamos es, sin duda, más importante que nunca.
Quedarse sentado nunca sirvió de mucho, ¿quién dijo que esta vez sí?
1. El arte de caminar
Como recomienda Rebecca Solnit en su maravilloso libro Wanderlust: una historia del caminar (Capitán Swing, 2015), conviértete en un caminante a tiempo completo. No sólo te encontrarás más sano(ODS 3 sobre salud y bienestar), sino que te empaparás de la vida y las personas que te rodean.
Dejar atrás la sociedad del vehículo privado ayudará tanto al medio ambiente como a reequilibrar los espacios de la vida y, por tanto, al ODS 11 sobre ciudades y comunidades sostenibles.
2. Dale una segunda vida a todo
Es crucial seguir reciclando a diario por muy complicado que pueda parecer la proliferación de cubos de colores. Toda esa ropa, muebles y objetos que acumulamos a lo largo de la vida pueden tener una segunda oportunidad en tu entorno.
Recicla regalos, haz mercadillos de intercambio o acude a organizaciones como Reto para amueblar tu casa. Así contribuirás al ODS 12 (producción y consumo responsables), al 13 (acción por el clima) y al 15 (vida de ecosistemas terrestres).
3. Comparte lo que tienes
Tenemos de todo, a veces demasiado. Todos esos objetos, ropa o utensilios pueden ser más útiles para otra gente. Muchas organizaciones, como Cáritas o Banco de Alimentos, te ayudarán a canalizarlo hacia la gente que más que lo necesita, apoyando la consecución del ODS 1 (fin de la pobreza), el 2 (hambre cero) y el 10 (reducción de las desigualdades).
Pero no sólo se trata de llevar estos productos, sino también de acoger. Puedes colaborar con colectivos y organizaciones que acompañan a gente de otros lugares a disfrutar de paz, salud, comida o calor.
4. Haz del barrio tu hogar
Vivir en comunidad no sólo hace nuestras calles más seguras y amables, sino que aumenta la confianza en nuestros vecinos. Prueba a llevar la ciudad de los 15 minutos a la práctica. Ayudarás al pequeño comercio, consumirás sólo lo que realmente necesites, pasarás menos tiempo solo y colaborarás en generar redes de proximidad. Menos clics y más hablar con personas. Así lo explican el ODS número 8 (trabajo decente y crecimiento económico), el 10 y el 11.
5. Actívate con tus vecinos y amigos
Hacer red y comunidad en tu entorno no sólo tiene un aspecto relacionado con el consumo o la empatía. Esto puede generar un compromiso con tu espacio para apoyar causas como la soledad de los mayores, la pobreza, la movilidad sostenible o la configuración de las calles y espacios públicos, entre otros.
Tu compromiso debe ir más allá, implicándote, por ejemplo, en asociaciones de vecinos, grupos de apoyo a colectivos, cooperativas de energía o consumo y una infinidad de retos que nos ayudarán a fortalecer la sociedad civil a través de la participación. Con esto, contribuirás a la consecución del ODS 11, al 16 (paz, justicia e instituciones sólidas) y al 17 (alianzas para lograr los objetivos)
6. Aprovecha las horas de luz
Ahora que la energía se ha convertido casi en un artículo de lujo, sería hora de ir pensando en cómo racionalizar el uso de la energía. No se trata sólo de poner tarde la lavadora, sino de planificar tu actividad en torno a algo tan simple como las horas de luz.
Este consumo de energía a la baja implicará vivir en espacios más oscuros, pero no te olvides de que no dejamos de ser un animal que ha pasado más tiempo a la intemperie o en cuevas de lo que llevamos con fibra óptica. El consumo y la eficiencia energética está relacionado con el ODS 7 (energía asequible y no contaminante), el 12 y el 15.
7. Consume menos, no es sólo cuestión de precio
¿Quién necesita pasarse el día en las rebajas, llenando la nevera o arrancar el Suv para ir a comprar una barra de pan eco? Una de las ventajas de apostar por un modelo de sociedad del decrecimiento está en tu cartera, que sufrirá menos.
Sin embargo, la cosa tiene más miga (de pan ecológico, por supuesto). Alargar los ciclos de vida de los productos, consumir lo que realmente necesitas, cocinar en vez de comprar comida precocinada, alimentarte con productos de temporada, reducir el consumo de carne o pescado… Todos ellos son sólo algunos de los ejemplos que tienen un impacto mayor de lo que pensamos en el medio ambiente o en el bienestar de muchas sociedades.
Además, no olvides que hay bebidas de moda como la soja, un monocultivo que deforesta, elimina ecosistemas, desplaza a poblaciones enteras y puede ser lo menos verde que hay en la tienda de la esquina –con diferencia–.
8. Aprender a convivir con lo diferente
Pertenecemos a sociedades cada vez más complejas, plurales y porosas. Puedes intentar parar la marea, pero acabarás como un niño que, impotente, ve como su castillo de arena desaparece con el mar. Si lo tuyo es tener nuevas experiencias, abrirte a lo inesperado y aspirar a que el patio de tu casa huela a curry y no a cocido madrileño, recuerda hacer de la tolerancia tu modo de vida.
9. Vive más despacio
Ralentizar tu modo de vida, viajar más cerca o negarte a verte arrastrado por impulsos de consumo irrefrenables te convertirá en alguien con mejor salud mental y más consciente de que siempre es mejor la calidad que la cantidad. Y de nuevo, te ahorrarás horas de terapias varias, –que no son precisamente baratas–.
10. Verde que te quiero verde
Ahora que lo verde está de moda –como en Alemania– va siendo hora de que nos quitemos los complejos respecto a nuestros vecinos del norte. Prueba a introducir toda una paleta de colores en tu día a día. Hay 17 Objetivos de Desarrollo Sostenible, cada uno con su color, seguro que encuentras los que más te gustan.
***Laura Ponte es diseñadora de vestidos de novia y exmodelo.