Por estas fechas, cada día que pasa aumenta el número de personas a nuestro alrededor que "caen" en cama con los síntomas de un catarro. Esto ha sido así desde tiempos inmemorables, quizá ahora le prestemos más atención por haber sido testigos directos de una pandemia que intentamos olvidar, pero es difícil engañar al cerebro.
Lo cierto es que a medida que nos acercamos a la temporada de gripe 2024-2025 en el hemisferio norte, los datos provenientes del hemisferio sur ofrecen una información valiosa sobre lo que podríamos esperar.
Si bien los patrones observados en el sur no siempre predicen los resultados en el norte, estos proporcionan pistas importantes para la preparación en salud pública y, lo más importante, la generación de vacunas preventivas.
Cronología e intensidad
Aunque se han alzado algunas voces alarmantes, la temporada de gripe 2024 en el hemisferio sur mostró similitudes con los patrones previos a la pandemia de la COVID-19. La mayoría de los países han tenido niveles de actividad comparables a años anteriores. Sin embargo, hubo algunas variaciones destacables para la reflexión.
En América del Sur, países como Argentina, Chile y Uruguay experimentaron un inicio más temprano de sus temporadas de gripe en comparación con las tendencias previas a la pandemia.
En el caso específico de Chile, el país registró niveles muy altos de actividad gripal, mientras que Ecuador y Uruguay informaron altos niveles de enfermedades graves relacionadas con la gripe.
Si nos vamos a África, Zambia tuvo un inicio temprano y niveles muy altos de actividad gripal y enfermedades asociadas inusualmente graves. En cambio, Australia tuvo temporada gripal muy similar a los años pre-COVID. Este país solo reportó una actividad con niveles moderados justo antes de disminuir.
Estos patrones sugieren que el hemisferio norte podría experimentar una temporada de gripe relativamente típica en cuanto a su cronología, posiblemente comenzando con fuerza a finales de octubre e incrementándose significativamente en noviembre. No obstante, debemos estar preparados.
Cepas predominantes
Los datos del sur nos dicen que existe una mezcla de virus de la gripe con el predominio de dos cepas, las llamadas H1N1 y la H3N2. Por regiones: América del Sur y Oceanía "vieron" principalmente virus de influenza A(H3N2); mientras que África experimentó una predominancia del virus de influenza A(H1N1), con un aumento de detecciones de influenza B hacia el final de la temporada.
¿Qué nos dice esta información?
Esta diversidad subraya la importancia de la composición de la vacuna de este año, que incluye antígenos de las cepas A(H1N1) y A(H3N2), así como de los virus de la línea B.
Efectividad de la vacuna
Las estimaciones interinas de cinco países sudamericanos proporcionan una visión sobre la posible efectividad de la vacuna para la próxima temporada en el hemisferio norte.
La efectividad general de la vacuna contra la hospitalización fue del 34,5%. El dato por subtipos nos dice que la inmunidad contra el subtipo predominante A(H3N2) fue del 36,5%, subiendo ligeramente hasta el 37,1% para el A(H1N1).
Aunque estas cifras pueden parecerte modestas, representan una reducción significativa en el riesgo de hospitalización. Es importante destacar que la efectividad de la vacuna puede variar según la coincidencia entre las cepas vacunales y los virus circulantes, así como factores individuales como la edad y el estado de salud de la persona.
Cobertura de vacunación e implicaciones para la salud pública
Una tendencia preocupante observada en el hemisferio sur fue la menor tasa de vacunación en comparación con lo habitual. Tan solo el 21,3% de los pacientes hospitalizados en el estudio sudamericano habían recibido la vacuna contra la gripe, una cifra inferior a las normas previas a la pandemia. Esta disminución en la cobertura se atribuye a la desconfianza hacia la vacuna y a las interrupciones en los servicios de inmunización durante la pandemia de COVID-19.
Para el hemisferio norte, esto subraya la necesidad crítica de campañas de vacunación robustas. Es imperativo que los funcionarios de salud pública enfaticen la importancia de la vacunación contra la gripe, especialmente para los grupos de alto riesgo, y hablo de los niños pequeños, los adultos mayores y las personas con enfermedades subyacentes.
¿Estamos preparados?
A la luz de los datos del hemisferio sur, los sistemas de salud del hemisferio norte deben prepararse para: la posibilidad de altos niveles de enfermedades graves en algunas regiones, la necesidad de aumentar los esfuerzos de vacunación para mejorar las tasas de cobertura y, por supuesto, una vigilancia continua y el monitoreo de las cepas circulantes.
Otro punto importante es acentuar el tratamiento antiviral temprano para una protección óptima, particularmente en individuos de alto riesgo. Algo que aún nos cuesta por aquello que reza: “la gripe dura 7 días tratándose y una semana sin medicación”.
Aunque es probable que la próxima temporada de gripe en el hemisferio norte se asemeje a los patrones típicos previos a la pandemia, no debemos olvidar que existen indicios de posibles desafíos. La intensidad variable y el inicio temprano observados en algunos países del hemisferio sur son un recordatorio de la naturaleza impredecible de la gripe.
Aprovechando estos conocimientos y enfocándonos en la vacunación y la preparación, podemos mitigar el impacto de la gripe estacional en los próximos meses.
¿Qué puede hacer la población?
Algo que ya aprendimos de la pandemia: si tienes síntomas y debes salir, usa mascarilla. Este sencillo gesto reducirá la propagación del virus. Por otra parte, si eres vulnerable, úsala en sitios cerrados con aglomeración de personas. Y, en cualquier caso, vacúnate.
Prevenir es más barato y sencillo que curar.