La frase "indetectable es igual a intransmisible" (I=I) ha transformado la narrativa del VIH en las últimas décadas, tanto desde el punto de vista médico-científico como el social. Este concepto, respaldado por una sólida base científica, ha servido para desmantelar estigmas históricos y empoderar a quienes viven con el virus.
Pero ¿qué significa realmente I=I y qué evidencia la respalda?
El concepto de I=I nace de la idea de que las personas que viven con VIH y tienen una carga viral indetectable gracias al tratamiento antirretroviral no transmiten el virus a sus parejas sexuales en ausencia de preservativo. Aunque esta hipótesis existía desde hace décadas, fue gracias a estudios recientes como el PARTNER que se consolidó como una realidad científica.
El estudio PARTNER incluyó a más de 1.100 parejas serodiscordantes —te hablo de aquellas donde solo uno de los miembros es portador del VIH— que practicaban sexo sin preservativo. Durante más de 58.000 actos sexuales documentados, no se reportó ni un solo caso de transmisión cuando la persona con VIH mantenía una carga viral indetectable. Estos resultados se replicaron en otros estudios, como el HPTN 052 y el Opposites Attract, lo que llevó a una conclusión inequívoca: el riesgo de transmisión sexual del VIH en personas indetectables es prácticamente cero.
Sin embargo, hay que tener en cuenta algo: la contundente conclusión se cumple cuando se dan dos condiciones: existe una adherencia real de la persona seropositiva al tratamiento antirretroviral y su carga viral en sangre es menor de 200 copias por mililitro, preferiblemente por debajo de 20.
El impacto médico y social
I=I es un cambio de paradigma en cómo entendemos y vivimos el VIH. Desde la medicina implica que el tratamiento antirretroviral salva vidas y actúa como una herramienta de prevención altamente eficaz. Esto refuerza la necesidad de diagnosticar el VIH tempranamente y garantizar el acceso universal a los antirretrovirales.
Desde el ámbito social, I=I combate el estigma que ha acompañado al VIH desde su descubrimiento. Durante décadas, las personas con VIH han sido erróneamente percibidas como "peligrosas", sin divagaciones: como una amenaza para quienes las rodean. Este prejuicio, alimentado por la falta de información, ha generado discriminación en el ámbito laboral, social y personal. Mas, al demostrar que una persona seropositiva con carga viral indetectable no puede transmitir el virus, I=I devuelve la dignidad y rompe barreras históricas.
De cualquier manera y a pesar de que la ciencia es clara, los prejuicios no desaparecen con la misma rapidez. Según encuestas, una proporción significativa de la población general sigue creyendo que el VIH es fácilmente transmisible, incluso cuando la persona toma antirretrovirales. Este desconocimiento perpetúa el estigma y dificulta la integración plena de las personas que conviven con el virus.
Aquí es donde la divulgación científica desempeña un papel crucial. Es necesario que campañas públicas, medios de comunicación y profesionales de la salud transmitan con claridad y rigor lo que significa I=I. Los datos no dejan lugar a dudas: una persona indetectable no transmite el virus. Hacer esta información accesible y comprensible es fundamental para erradicar el miedo irracional y fomentar la empatía.
Por otra parte, I=I también subraya una realidad incómoda: no todas las personas con VIH tienen acceso a los tratamientos que les permiten alcanzar y mantener una carga viral indetectable.
Según ONUSIDA, en 2022, alrededor de 29 millones de personas en todo el mundo estaban en tratamiento antirretroviral, pero aún quedan más de 9 millones sin acceso a estos medicamentos. Esta disparidad es más evidente en regiones de bajos ingresos, como África subsahariana, donde las tasas de tratamiento son significativamente más bajas.
El impacto de I=I no será universal hasta que logremos garantizar el acceso equitativo a la medicación. Esto requiere una combinación de inversión en sistemas de salud, reducción del costo de los medicamentos y eliminación de barreras políticas y sociales que impiden que las personas busquen diagnóstico y tratamiento.
Además del impacto físico, el concepto de I=I tiene un efecto profundo en la salud mental de quienes viven con el VIH. Saber que no pueden transmitir el virus a sus parejas sexuales reduce significativamente la carga psicológica asociada con el miedo a infectar a otros. Esto, a su vez, mejora la adherencia al tratamiento y la calidad de vida general. No obstante, para muchas personas, aceptar este concepto requiere un proceso de educación y apoyo emocional, especialmente en contextos donde el estigma sigue siendo prevalente.
Aunque la mayoría de los estudios se centran en la transmisión sexual, I=I tiene implicaciones en otras áreas. Por ejemplo, las personas seropositivas que mantienen una carga viral indetectable tienen un riesgo extremadamente bajo de transmitir el virus durante el parto o la lactancia. Esto abre nuevas posibilidades para las parejas serodiscordantes que desean tener hijos de manera natural y segura. En este punto, es importante aclarar que la transmisión a través de agujas compartidas o transfusiones de sangre contaminada no entra en el ámbito de I=I, ya que estas situaciones no dependen exclusivamente de la carga viral.
Afortunadamente, ya han quedado atrás los tiempos en los que el 1 de diciembre era un día para luchar por la inversión en ciencia y atraer el foco político sobre una pandemia global. Pero no todo está ganado, ahora es el momento de eliminar injurias sin base científica, garantizar el acceso universal al tratamiento antirretroviral, educar a la sociedad y abordar las desigualdades que aún persisten.