ETA asegura, a través de un comunicado, que “mantiene todos sus compromisos y cuenta con la capacidad suficiente para cumplirlos” pese a la reciente desarticulación de su cúpula. Señala, además, a los Gobiernos francés y español como culpables en caso de que fracase el desarme de la organización. Por el contrario, fuentes de la lucha antiterrorista apenas dan valor a un texto que, aseguran, encierra la fragilidad de la banda.
En los párrafos que han trascendido del comunicado -a través del diario digital Naiz-, ETA valora las detenciones de Iratxe Sorzabal, David Pla, Pantxo Flores y Ramontxo Sagarzazu como un “riesgo” para el “proceso de soluciones”: “Los Estados [francés y español] están poniendo en cuestión incluso el proceso ordenado para la destrucción de armas y desmantelamiento de arsenales”.
Fuentes de la lucha antiterrorista consideran este movimiento como una “táctica de miedo”. El objetivo sería demostrar una capacidad operativa que, apuntan, ya no existe dentro de la banda.
El principal objetivo que persigue la banda, hoy, es acabar con la política de dispersión de los presos. Una posibilidad que el Gobierno -según ha advertido en numerosas ocasiones- no se plantea hasta la disolución definitiva de la organización. ETA, además, tiene un compromiso con los miembros de la banda fugados en otros países. Sobre ellos pesan algunos delitos por los que, en caso de regresar, todavía serían juzgados. La banda pretende una amnistía total o parcial de estos crímenes.
Para alcanzar estos objetivos, ETA juega las bazas de su disolución y el desmantelamiento de sus arsenales. Sobre la primera, el ministro del Interior Jorge Fernández Díaz argumentó que la banda “son sus presos y poquito más”. Tras la reciente detención de la cúpula en la localidad francesa de Saint-Étienne-de-Baïgorry fue un paso más allá y aseguró que la operación suponía, prácticamente, “el acta de defunción” de la organización.
Sobre el desmantelamiento de los arsenales, los miembros de la banda han efectuado algunos movimientos que desde España y Francia siempre se han visto como insuficientes. Uno de los gestos más significativos lo escenificaron ante las cámaras, en una supuesta entrega de armas la llamada Comisión Internacional de Verificación.
En el comunicado, ETA señala que “ya ha recorrido la mayor parte de su trayectoria”, una afirmación que presupone un final próximo y que despierta el recelo del sector duro de la banda. Precisamente, el principal reto al que se enfrentan sus jefes pasa por mantener la unidad dentro de la organización. Sin embargo, la única posibilidad de ruptura que se contempla dentro de ETA estaría relacionada con el discurso y, en ningún caso, con un hipotético retorno a la violencia armada.