Este 9 de Octubre no ha sido el mismo que otros años en Valencia. Este viernes se ha celebrado el Día de la Comunidad Valenciana, el primero con un gobierno de izquierdas después de la hegemonía del PP, que ocupó la Generalitat durante 20 años y el Ayuntamiento de Valencia durante 24. Y esto se ha notado en decisiones como las del nuevo alcalde, Joan Ribó (Compromís), que ha reajustado los actos vetando que la senyera entrara en la catedral durante la procesión cívica en la que la bandera recorre el centro de la ciudad y reorganizando el orden en el que tenía que sonar el himno español. Pero también en decisiones de la Generalitat como la de a quién otorgar su Alta distinción.
Este año, el gobierno que conforman PSPV-PSOE y Compromís –gracias al pacto con Podemos-, ha galardonado a la asociación de víctimas del accidente de Metro de Valencia (relegada por el anterior Consell hasta el punto de no haber tenido espacio en la extinta Canal 9) y al cantante Raimon. “No sé por qué durante muchos años se ha intentado que yo no tuviera una presencia normal entre mi gente. He sentido hostilidad institucional (…) Hoy empieza otra etapa llena de posibilidades”, ha dicho al recoger el premio en referencia al giro cultural del nuevo gobierno valenciano.
Puig avisa: “El tiempo de las falsas ofrendas se ha acabado”
Mientras, el presidente de la Generalitat, el socialista Ximo Puig, ha utilizado su discurso en el acto del Palau para insistir una vez más en lo que se ha convertido en el centro de su acción política: lograr un cambio en la financiación autonómica (que ha calificado de “injusta y discriminatoria”) y colar el debate del ‘problema valenciano’ en Madrid. “No queremos ser más que nadie, pero no aceptamos que se nos trate como si no fuéramos nadie. El tiempo de las falsas ofrendas se ha acabado”, ha dicho parafraseando el comienzo del himno valenciano. Puig ha recordado que reivindicará el cambio del modelo de financiación (una eterna promesa electoral, también del PP, que tampoco se ha cumplido en esta legislatura) gobierne quien gobierna a partir del 20-D.
Y ese día, el de las elecciones generales, ha estado muy presente en los corrillos tras el acto en el Palau. Dos encuestas publicadas este viernes (en El País sobre intención de voto en las Generales y en Levante-EMV sobre nuevas autonómicas) han reflejado que el PP sigue perdiendo votos en lo que era uno de sus principales feudos y cómo Ciudadanos continúa creciendo a costa, principalmente, del voto popular. En el sondeo de El País, la formación de Albert Rivera incluso se convierte en la fuerza más votada. “Estamos muy satisfechos porque de alguna forma lo que marca una subida tan notable es que nuestros votantes y otros que se suman aprecian nuestro trabajo de los últimos tres meses”, decía Carolina Punset, de Ciudadanos. En el lado opuesto, Isabel Bonig, nueva presidenta del PP valenciano, se refugiaba en un clásico: “Encuestas hay muchas, la verdadera será el 20-D”.
Tras el acto en el Palau le ha llegado el turno del protagonismo al alcalde, Joan Ribó. El regidor, que esta semana ha sido uno de los mejor valorados en la encuesta poselectoral del Centro de Investigaciones Sociológicas (CIS) con un 5,06, ha sido el encargado de portar la senyera por el centro de Valencia en la llamada procesión cívica. Un acto que todos los años sirve de batalla de gritos y aplausos entre la derecha valencianista y la izquierda, tradicionalmente más cercana a posiciones que el PP define como 'catalanistas'.
Los primeros se han apostado este año frente al Ayuntamiento de Valencia y han acompañado una sonora pitada con improperios contra el alcalde, de la coalición nacionalista Compromís, en el primer tramo del recorrido. "Somos valencianos, no catalanes" y “catalanistas, terroristas", han sido alguno de los cánticos más repetidos.
Sin misa oficial
Pero tanto Ribó, como el resto de la corporación y representantes del Consell como la vicepresidenta Mónica Oltra, también de Compromís, han escuchado gritos de “traidores” y han soportado pitidos por un lado y aplausos por otro durante el recorrido. En otros años eran protestas contra la corrupción lo que se escuchaba. A la misa, que ha sido excluida de los actos oficiales, han acudido miembros del PP como la exalcaldesa Rita Barberá y de Ciudadanos.
El presidente valenciano no se ha librado y ha sido objeto de fuertes silbidos al final de una procesión enfrentada, al igual que en años anteriores entre abucheos y aplausos. Puig no se ha sentido aludido: “Yo he visto más aplausos que nunca, estamos más unidos ahora que hace mucho tiempo”.
Un grupo de extrabajadores de Radio Televisión Valenciana se ha apostado en un punto del recorrido para recordar a Puig que ha incumplido una de sus promesas, la de reabrir, aunque con emisiones enlatadas, Canal 9 para este día. “Seguimos invisibles. Queremos solución”, decían las pancartas con las que han mostrado su protesta.