La Comisión Europea pide recortes adicionales a España por considerar que los Presupuestos de 2016 corren el riesgo de vulnerar el Pacto de Estabilidad. Pero el margen de presión de Bruselas para influir es mínimo por la inminente disolución de las Cortes y las elecciones del 20 de diciembre. Además, la polémica por el retraso del dictamen ha dañado la credibilidad del Ejecutivo comunitario. Lo explico en cinco claves.
1. Bruselas asume que Rajoy no cambiará los presupuestos en el trámite final en el Senado y el Congreso. Su dictamen reclama “adoptar las medidas necesarias en el marco del procedimiento presupuestario nacional para garantizar que los Presupuestos de 2016 cumpla plenamente el Pacto”. La desviación es de siete décimas, equivalentes a 7.000 millones de euros, ya que la Comisión calcula que el déficit español el año que viene será del 3,5% en lugar del 2,8% exigido. Pero la tramitación parlamentaria de las cuentas públicas concluye esta semana en el Senado y la próxima en el Congreso. Es decir, no hay tiempo. Además, el Gobierno ha dejado claro al Ejecutivo comunitario en los contactos técnicos mantenidos hasta ahora que no tiene ninguna intención de introducir nuevos ajustes. De ahí que el vicepresidente Valdis Domvrovskis haya concentrado su aviso ya en el próximo Gobierno, al que le pide presentar unos “Presupuestos actualizados” lo antes posible.
2. El siguiente examen será en el Eurogrupo del 23 de noviembre. Ese día, los ministros de Economía de la eurozona evaluarán los presupuestos de todos los estados miembros, no sólo los de España, que los ha presentado antes de plazo por las elecciones. Antes, el 5 de noviembre, la Comisión habrá publicado nuevas previsiones de crecimiento actualizadas. En el Eurogrupo, España podría encontrarse con aliados inesperados frente a las críticas del Ejecutivo comunitario. El ministro alemán de Finanzas, Wolfgang Schäuble, el máximo adalid de la austeridad en la UE, ya dijo en la anterior reunión que las palabras del comisario de Asuntos Económicos, Pierre Moscovici, sobre España le parecían excesivamente críticas y elogió las reformas de Rajoy. El Eurogrupo podría corregir o suavizar el dictamen de Bruselas.
3. La clave será el crecimiento. Para potenciar sus opciones electorales, el Gobierno de Rajoy ha evitado los recortes y ha aumentado el gasto en los Presupuestos de 2016. Lo fía todo al crecimiento para cumplir el déficit. Pero Bruselas cree que las previsiones de España son excesivamente optimistas: el crecimiento será menor y que por tanto se necesitan más ajustes. Para este año, el Gobierno espera un crecimiento del 3,3%, mientras que la Comisión lo rebaja al 3,1%. En 2016, el Ejecutivo comunitario prevé que la economía española se desacelere hasta el 2,7% por la crisis de los países emergentes. El ministerio de Economía calcula en contraste un crecimiento del 3%. Bruselas avisa además de que el gasto público será mayor del que dice el Gobierno de Rajoy, tanto por lo que se refiere a salarios públicos como a nivel local y regional. Todo dependerá de quién acierte en las previsiones.
4. Ya nadie en Bruselas habla de sanciones contra España. Tras el examen en el Eurogrupo de noviembre, el procedimiento en Bruselas contra España quedará en suspenso hasta 2016. El Ejecutivo comunitario esperará que se forme un nuevo Gobierno antes de dar más pasos. A principios de febrero se publicarán nuevas previsiones económicas y de déficit. Y en abril la oficina estadística Eurostat certificará si España ha cumplido o no la meta de déficit del 4,2% en 2015. Si la respuesta es negativa, Bruselas podría avanzar en el procedimiento sancionador por déficit excesivo, que lleva abierto desde 2009 y podría culminar con una multa de hasta el 0,2% del PIB (2.000 millones de euros). Pero de momento el Ejecutivo comunitario descarta dar este paso. “Nadie habla de sanciones”, ha dicho a EL ESPAÑOL un alto funcionario de la UE. A principios de octubre, acelerar las multas contra España era una de las opciones que sopesaba la Comisión.
5. La polémica por el aplazamiento del dictamen daña la credibilidad de la Comisión. La opinión sobre los Presupuestos de España iba a aprobarse inicialmente el pasado martes 6 de octubre. Moscovici la hizo pública un día antes. El Gobierno español se quejó y el presidente Jean-Claude Juncker ha paralizado el dictamen durante una semana. Este lío ha puesto en duda la independencia del Ejecutivo comunitario y su papel de control presupuestario. Moscovici, que procede del Partido Socialista francés, ha tenido que dedicar buena parte de la rueda de prensa a negar que actúe por motivos ideológicos o que haya querido intervenir en la campaña electoral contra Rajoy. Su colega, el vicepresidente Valdis Domvrovskis, del PP europeo, se ha visto obligado a negar “influencia política” por parte del Gobierno de Rajoy. Los dictámenes de Bruselas ya no se consideran una opinión imparcial.