Mariano Rajoy quiere ganar las elecciones y ha encontrado en la crisis catalana su trampolín particular para ganar puntos de cara al 20-D. Con el melón de la soberanía catalana abierto en canal, el presidente del Gobierno ha visto la oportunidad de sacar rédito electoral a la jugada y ha reaccionado. El mensaje que quiere transmitir es que con él, “y solo con él”, España no se romperá. El jefe del Ejecutivo quiere aprovecharse del tsunami independentista para encumbrar al bipartidismo y frenar, de paso, a los secesionistas... y a Albert Rivera.
El líder de los populares ha entendido que su estrategia de comunicación ha fallado en los tres primeros años de legislatura y quiere poner remedio. Tras renovar las vicesecretarías colocando caras más amables y jóvenes que sus predecesores, ahora ha llegado su turno. La última semana de octubre ha sido especialmente intensa para Mariano Rajoy. El lunes al mediodía convocaba a los medios de comunicación en el Palacio de La Moncloa para hacer su particular balance de legislatura, repleto de datos económicos aparentemente favorables pero que ocultaba más mentiras que verdades.
Eligió ese momento, en el turno posterior a las preguntas que Rajoy aceptaba de periodistas afines, para defender el bipartidismo como la única opción que durante más de treinta años “ha funcionado y puede seguir funcionando en el futuro”. Reconoció que no se ha explicado bien en estos años, no concretó ningún error y solo se ve a él mismo como su principal rival.
No le bastó abrir todos los telediarios de las tres de la tarde con su mensaje de que “lo más democrático”, “razonable”, “sensato” y “justo” es que gobierne él si consigue ser la lista más votada. Rajoy no esperó ni un día para 'colarse' otra vez en los televisores, esta vez a la hora de la cena. Esta vez tampoco acertó al elegir el formato, una especie de Tengo una pregunta para usted pero sin que los ciudadanos estuvieran en plató y con las preguntas grabadas de antemano, emitidas por plasma y sin posibilidad de discusión. Sobredosis de Rajoy para unos ciudadanos poco acostumbrados a ver a su presidente ante las cámaras.
La ley siempre prevalecerá
El bloque secesionista en el Parlament elegía este martes por la mañana para presentar un escrito a favor de la república catalana. Artur Mas y los suyos entraban en el 'cuerpo a cuerpo' con el Estado, y esta vez Rajoy salió al terreno de juego dispuesto a ganar. En menos de tres horas, comparecía otra vez en el Palacio de La Moncloa -la segunda vez en menos de 24 horas- para lanzar un mensaje a los independentistas: él es el presidente del Gobierno y llegaría hasta donde tenga que llegar, pero la ley siempre prevalecerá.
Esta vez comparecía para “tranquilizar” a los catalanes que no se sienten seguros en una Cataluña con un gobierno en funciones y la amenaza independentista cada vez más ruidosa. Se presentaba como el guardián de la Constitución, la “única opción” posible para evitar la ruptura de España. Justo antes de la comparecencia, el jefe del Ejecutivo comunicó por teléfono al líder de la oposición, Pedro Sánchez, y al de Ciudadanos, Albert Rivera, para explicarles de primera mano lo que iba a comunicar a continuación. Los tres se comprometieron a enterrar el hacha de guerra y unirse para plantar cara al secesionismo. “La única obsesión de Rajoy es aparecer él como el salvador de la patria, como la única esperanza, y no ser una opción más entre otras opciones”, reconocen a EL ESPAÑOL fuentes internas del partido.
El almuerzo con Sánchez
El escenario era otra vez el Palacio de La Moncloa. Este miércoles, el líder-candidato de los populares invitaba a almorzar en la residencia oficial a Pedro Sánchez, que mantuvo en secreto la convocatoria hasta que el propio Rajoy lo filtró a la prensa. “Es una filtración interesada para ensalzar su figura frente a la del socialista”. La fotografía del bipartidismo personificado, la imagen de Rajoy y Sánchez, la compartió el jefe del Ejecutivo en sus redes sociales.
El mensaje que le acompañaba tampoco fue casual: “Con el líder de la oposición”. Así resta valor a la figura emergente de Albert Rivera, que aún no ha recibido ninguna invitación oficial del presidente del Gobierno para sentarse a trabajar juntos “en defensa de la Constitución, la soberanía nacional y la unidad”. La gran pregunta ahora es si Mariano Rajoy se atreverá a publicar una foto similar a la de Sánchez con Albert Rivera. “Si es que lo invita”, matizan desde su círculo más cercano.