La noticia sobrecogió a los efectivos desplegados en la base aérea de Gando, en Gran Canaria. Los tres compañeros que iban a llegar a este destino procedentes de Senegal, previa escala en Mauritania, el jueves 22 de octubre se habían estrellado en aguas del Atlántico. Enseguida se comunicó la noticia a los familiares de los efectivos. Este era el primer episodio de un suceso del que se tienen pocas certezas, más allá de la muerte de José Morales, Saúl López y Jhonander Ojeda. Repasamos algunas de las incógnitas en torno al accidente del helicóptero.
1.- Cómo sucedió el accidente. Los primeros informes indicaban que todos los restos del helicóptero se encontraban en un área próxima, lo que insinuaba que los tres militares, tras detectar una anomalía a bordo, habían logrado un amerizaje forzoso relativamente controlado. En caso contrario, si el golpe contra el agua hubiese sido más contundente, las piezas de la aeronave estarían dispersas en un radio mucho mayor.
El rescate de la cabina, todavía hundida a 45 metros de profundidad en el Atlántico frente a costas del Sáhara, podría aportar información relevante sobre qué desencadenó el accidente del helicóptero. “Habrá que ver si se debió a un problema técnico, de combustible o a cualquier otro tipo de incidente. Eso no se sabrá hasta que se recupere la cabina y haya una comisión técnica”, señalan fuentes próximas a la investigación.
2.- ¿Era fiable el helicóptero? El capitán José Morales Rodríguez, el teniente Saúl López Quesada y el sargento Jhonander Ojeda Alemán viajaban en un Super Puma del Servicio de Búsqueda y Rescate (SAR) del Ejército del Aire. El sargento Ojeda sobrevivió a un accidente similar registrado el 19 de marzo de 2014, cuando viajaba a bordo de un helicóptero similar. En esa ocasión murieron cuatro de sus compañeros. Según una investigación publicada en El Mundo, “muchas piezas de recambio se aprovechan de otros aparatos”: “Los chicos están volando en chatarras”, señala en este artículo Sebastián Ruiz, padre de uno de los militares que perdieron la vida en el accidente de 2014.
Fuentes consultadas por EL ESPAÑOL destacan que el aparato había pasado todas las revisiones correspondientes: la última de ellas, el 1 de octubre. “Estos helicópteros tienen una vida útil de 20.000 horas de vuelo y este Super Puma acumulaba 8.239 horas y 40 minutos –describen–. Uno de los motores acumulaba 1.078 horas y el otro, 775”.
3.- Fotos del helicóptero siniestrado. Si algo tenían en común las primeras informaciones que recibió el Ministerio de Defensa era que todas ellas eran confusas. La primera pregunta que había que resolver era si los militares seguían con vida. Pedro Morenés, en una primera comparecencia, afirmó que tenía en su poder unas fotografías en las que se podía ver el helicóptero, poco después del accidente, flotando en aguas del Atlántico. Estos documentos gráficos –procedentes de un avión CN 235 del Ejército del Aire y de los que no se ha vuelto a hablar– reforzaron la esperanza de que los efectivos pudieran ser rescatados con vida.
4.-El barco holandés. En la comparecencia que ofreció el viernes, 23 de octubre –un día después del accidente–, el ministro de Defensa apuntó que los informes que recibían eran “confusos”. Estos informes hacían referencia a un barco holandés que navegaba por la zona y que trató de mantener a flote los restos de la aeronave. Según la tripulación de este navío, no había ninguna constancia de que los tres militares estuviesen vivos. Los operativos no tardaron en localizar restos del helicóptero accidentado, aunque el hallazgo de la cabina –y posteriormente de los cadáveres– no tuvo lugar hasta el jueves, 29 de octubre; una semana después del suceso.
5.-La hipótesis del secuestro. “Estamos efectuando labores de inteligencia”. El ministro de Defensa, Pedro Morenés, reconoció que la hipótesis del secuestro era una de las que barajaban sobre el paradero de los militares. Esta operación se llevó a cabo en dos escenarios diferentes: en un área marítima de 400 por 60 kilómetros, en la que se investigaba a todos los navíos que circulaban por la región, y en los principales puertos de la zona. Los chalecos y los relojes que llevaban equipados los efectivos contaban con tecnología GPS y, poco después del accidente, se perdió la señal, lo que indicaba que los dispositivos se encontraban bajo el agua. ¿Por qué se siguió trabajando con la hipótesis del secuestro? En caso de que los militares hubieran sido retenidos, no se descartaba la posibilidad de que los captores se hubiesen desecho de estos dispositivos y los hubiesen arrojado al agua.
6.-El papel de Pedro Morenés. Cuando se enteró del accidente, el ministro de Defensa canceló un viaje que tenía previsto a Afganistán para presenciar el arriado de la última bandera española en la misión de Herat. Un día después del accidente se trasladó a la base aérea de Gando para coordinar las labores de búsqueda y arropar a las familias en el proceso. Algunas organizaciones, como la Asociación Unificada de Militares Españoles (AUME) han criticado la gestión del ministro sobre este asunto, que han calificado como “nefasta”. Desde esta organización señalan, por un lado, que no se actuó correctamente en las primeras horas del accidente, claves en la investigación y en un posible rescate; por otro, se lamentó que la hipótesis del secuestro reconocida por el propio ministro podía ser una “cortina de humo” para no hablar de la gestión del rescate.
7.-Falsa información del rescate. El Ministerio de Defensa lo llegó a confirmar: “La patrullera con los tres supervivientes se dirige a Dakhla”, se leía en el tweet que publicó desde su cuenta oficial el mismo día en el que se produjo el accidente. ¿Qué error se produjo para que se comunicara esta noticia? Fuentes próximas a la investigación consultadas por EL ESPAÑOL justifican que el mensaje del rescate llegó desde Marruecos a través de vías diplomáticas a las que se les dio total credibilidad. Concretamente, la Gendarmería marroquí comunicó la noticia a la Guardia Civil. Horas después, cuando desde Dakhla –ciudad del Sáhara occidental bajo control marroquí– no llegaba la confirmación de la llegada de los tres militares, se reabrió la investigación en el área del suceso.
8.-El papel de Marruecos. La información de que los tres militares habían sido rescatados procedió de Marruecos. El agregado de Defensa de la embajada marroquí en España lamentó “el desconcierto que pudiera haber causado por haberse hecho eco, sin contrastarlo de una manera más fehaciente, de una noticia procedente de Senegal que les llegó a través de la Marina Real marroquí”. “Ya ahora tiene bastante poco sentido”, señaló, este sábado Mariano Rajoy sobre esta información confusa, evitando entrar en debates al respecto. El presidente del Gobierno y el ministro de Defensa han agradecido en numerosas ocasiones la colaboración de las Fuerzas marroquíes en el operativo, tras aportar varias aeronaves y buques al dispositivo.
9.- ¿Por qué más de una semana de rescate? La consigna era clara: “Haced todo lo que esté en vuestras manos, pero no hagáis nada que ponga en riesgo vuestras vidas”. Los veinte submarinistas que, por turnos, se han sumergido en el agua, han tenido que hacer frente a fuertes marejadas y la presencia de tiburones. En respuesta, se llegó a enviar un tirador de precisión que, desde la superficie marítima, hacía frente a los escualos. El escenario agitado, con arena removida y otros sedimentos que dificultaban la visibilidad a esa profundidad -en ocasiones, no se veía a más de medio metro de distancia-, retrasaron el hallazgo de la cabina hasta el miércoles, 28 de octubre; seis días más tarde del accidente. Dos de los cuerpos fueron recuperados el jueves; el tercero, el viernes. Tras el rescate del último cadáver, se introdujo a dos submarinistas en cámaras hiperbáricas para recuperarse de las altas presiones sufridas; uno de ellos todavía se mantiene bajo estas condiciones.
10.-Los ánimos entre los compañeros de los fallecidos. Las informaciones contradictorias sobre el rescate de los efectivos han causado mella entre sus colegas: del alivio por el rescate anunciado a la desolación tras el desmentido oficial. "A los militares les han hecho mucho daño algunas informaciones publicadas y el tratamiento del episodio de algunos medios", apuntan miembros de la investigación.