Uno de los hijos del ex presidente catalán, Josep Pujol Ferrusola, anotó en un cuaderno la confesión que iba a realizar su padre en julio de 2014 para que la versión ofrecida públicamente fuera creíble. Es decir, se construyó minuciosamente cada frase de la confesión para proteger a todos los miembros del clan.
Josep Pujol Ferrusola declaró este viernes como imputado ante el juez de la Audiencia Nacional José de la Mata, que investiga el origen del dinero manejado por el hermano mayor, Jordi.
Durante la comparecencia, a Josep se le preguntó por una libreta incautada en el registro de su domicilio, efectuado el pasado 28 de octubre. En ese bloc ha aparecido, manuscrita, la hoja de ruta con los pasos que debía dar cada uno de los miembros de la familia para que la coartada sobre su dinero en Andorra cuadrase y no se detectase ningún fallo.
Según fuentes conocedoras del interrogatorio del juez de la Audiencia Nacional y de la Fiscalía Anticorrupción, Josep afirmó que todas esas anotaciones únicamente reflejan la realidad de los hechos.
Sin embargo, los investigadores creen que lo que demuestra el cuaderno es que la familia Pujol funcionaba como un auténtico clan coordinado en las actividades que se están investigando por ser supuestamente delictivas. En un escrito del Ministerio Público en que se solicitaba que la causa abierta en el Juzgado de Instrucción 31 de Barcelona al matrimonio Pujol-Ferrusola vaya a la Audiencia Nacional, el fiscal ya apuntaba que toda la familia habría actuado "conjuntamente" para amasar una fortuna que después fue, presuntamente, blanqueada.
Antes de que el ex presidente de la Generalitat confesara públicamente que durante décadas su familia había escondido en Andorra un dinero proveniente de la herencia de su padre, Florenci Pujol, ya tenían preparado los pasos que debían dar para que la versión del ex 'molt honarable' no tuviera ninguna falla, tal y como, según ha podido saber EL ESPAÑOL, refleja la libreta que utilizaba Josep.
Uno de los pasos era hablar con otros familiares para que no desmintieran la versión de la herencia. Pero también aparecía en la hoja de ruta la idea de interponer varias querellas, por ejemplo a medios de comunicación que habían publicado que la familia Pujol ocultaba dinero en Andorra.
La tesis de la herencia del abuelo ha sido mantenida ante el juez de la Audiencia Nacional tanto por Josep como por Pere Pujol Ferrusola, también citado como imputado este viernes. Ambos reiteraron que el dinero que se ocultó durante 34 años a la Hacienda española provenía de una herencia de 13 millones de la antiguas pesetas (800.000 euros) que se repartió entre los siete hermanos y la madre de éstos, Marta Ferrusola.
Desligan a su padre del dinero en Andorra
El motivo por el que ese dinero, que guardó Florenci en Suiza, se multiplicó por diez en varios años fue porque, según ambos, su hermano mayor, Jordi Pujol Ferrusola, hizo muy buenas inversiones. Tanto Pere como Josep explicaron al juez que el primogénito se encargaba de gestionar la herencia y desvincularon a su padre de cualquier relación con dinero en Andorra.
Siguiendo esta línea, también insistieron en que el manuscrito del ex presidente catalán entregado al banco andorrano Andbank, en el que aseguraba que la cuenta de su hijo en realidad era suya, únicamente se hizo con el objetivo de engañar a la mujer de Jordi junior, Mercé Gironés.
Recalcaron que la finalidad del ese documento del ex presidente era que Gironés no reclamara el dinero de su marido, con quien se encontraba en un proceso de divorcio.
Sin embargo, fuentes del caso destacan que en ese manuscrito, Pujol i Soley plasmaba su firma autorizada, es decir, el número de cuenta escrito en letras. El propio Pere reconoció en el interrogatorio que en las entidades bancarias andorranas el titular de la cuenta posee una firma autorizada que no es su rúbrica sino la escritura de cada uno de los números de la cuenta en letra.
Esta afirmación refuerza la tesis de los investigadores de que Pujol padre podía ordenar movimientos de la cuenta y gestionarla como titular real, por lo que su hijo Jordi sería, de facto, un testaferro.
Tanto Josep como Pere, que salieron de la Audiencia Nacional sin ninguna medida cautelar aunque se mantiene su imputación por un presunto delito de blanqueo de capitales, negaron el supuesto cobro de comisiones ilegales y aseguraron que las únicas transferencias que ellos han recibido en sus cuentas de Andorra fueron las realizadas por su hermano Jordi para distribuir la herencia de su abuelo.
Sin embargo, Pere no supo explicar ciertas transferencias llegadas a su cuenta, en particular una de varios millones de yenes.
Cada uno de los hermanos, como la madre, tenían una cuenta en Andorra oculta a la Hacienda española hasta el verano de 2014, cuando regularizaron sus fondos a través del Banco Madrid, filial del BPA, donde tenían sus cuentas.