Los fichajes a dedo para las listas andaluzas desde Madrid tienen efecto bumerán. Sin haber pasado por las primarias, y antes del escrutinio de las urnas, la elección de Luis Carlos Rejón como 'número tres' por Sevilla ya está afectando a Podemos. El inventor de la “pinza” a mediados de los noventa, la tenaza de la suma del voto de PP e IU para bloquear el Gobierno en minoría de Manuel Chaves, es el ariete del PSOE para desgastar a partir de ahora a la formación morada. Susana Díaz ya ha hecho uso de ese arma colocando a Podemos a la derecha, junto al PP.
Díaz ha pedido en el Parlamento andaluz a Podemos que reflexione sobre si es "el camino adecuado" votar con el PP y caer en el "obstruccionismo parlamentario" que representa Rejón. "Ya han hecho daño a las familias, primero impidiendo que Andalucía tuviera un gobierno, después impidiendo que hubiera un presupuesto, o saliéndose al patio durante un Pleno, así como impidiendo cuantas decisiones van dirigidas a combatir las desigualdades”, dijo, obviando que Podemos y PP también están juntos en pedir su comparecencia en la comisión de investigación por el escándalos de los fondos de formación.
Las cuentas de Podemos en Sevilla
La incorporación de Luis Carlos Rejón como número tres por Sevilla, en sustitución del constitucionalista Javier Pérez-Royo (en una sola semana cambió de opinión alegando motivos personales) no gusta en Andalucía. Saben el peaje que supone cuando, además, las posibilidades de que logre escaño son escasas. Las cuentas de Podemos en Sevilla son de uno o dos escaños. Teresa Rodríguez poco o nada ha hablado de él: un “buen fichaje” que “tiene mucho que aportar”. Los orígenes de Rodríguez están en IU, donde formó parte de la corriente Izquierda Anticapitalista, y conoce la herencia que dejó el ex coordinador regional de esta coalición. Los peores resultados electorales tras la pinza: de 20 a 13 escaños.
A pesar de las distancias, Díaz y Rodríguez se han tendido la mano mutuamente para combatir la pobreza, explotando el recurso de la “ternura” en sus discursos. En la sesión de control al Gobierno, Teresa Rodríguez ha propuesto un “gran” pacto andaluz contra la exclusión social, Díaz no ha dicho no, pero tampoco sí. Considera que el mejor pacto está en los presupuestos andaluces para 2016, en los que un 83% del gasto va destinado a la protección social, y al que Podemos ya dijo no con una enmienda a la totalidad, en la que coincidió con el PP, pero también con IU.
Los socialistas tienen una particular lectura de esta oferta de Podemos: un cambio de estrategia de la confrontación a la del pacto. Este giro creen que no es más que un intento de aprovechar el periodo preelectoral, hacer campaña desde la Cámara andaluza y como forma de contrarrestar el pacto de Estado por la dependencia o contra la violencia de género que propuso el Gobierno andaluz este martes.
Que Susana Díaz y Teresa Rodríguez pudieran negociar cara a cara un pacto contra la pobreza o cualquier otra causa sería difícil. Tendrían que delegar una hipotética negociación porque la comunicación entre ambas es nula. No tuvieron sintonía alguna desde que arrancaran las conversaciones para la investidura de la socialista y así siguen. En el PSOE creen que para esos asuntos están los segundos espadas de cualquier gobierno o partido, y creen que el principal problema es que en Andalucía Podemos no los tiene. Las negociaciones con otros partidos sí son posibles en un segundo nivel, pero con Podemos no.
Los del partido morado sostienen que se ha ofrecido una amplia cartera con más de un interlocutor, con nombres como los de los parlamentarios como Esperanza Gómez o Juan Moreno Yagüe. El problema es que nunca ha habido ninguna llamada para negociar nada.
Poca química entre Díaz y Rodríguez
Para el PSOE también es un obstáculo que Rodríguez busque siempre el cuerpo a cuerpo con Díaz. La prueba la tienen en el último contacto que mantuvieron, en este caso vía epistolar. Tras el anuncio de la oferta pública de empleo para 2016 con 7.100 plazas, Rodríguez remitió una carta a Díaz para que en una reunión le diera más información. La respuesta de Díaz fue remitirle a un encuentro con la consejera de Hacienda, María Jesús Montero, y Podemos declinó la oferta. O Díaz o nada.
A esto se suma que a Rodríguez no le gusta pisar el Palacio de San Telmo, la sede del Gobierno andaluz. Pero si el escenario no le gusta, la puesta en escena tampoco. Dice que Susana no escucha, desconecta cuando algo no le interesa y sólo lleva su propuesta. En el PSOE creen lo contrario. Es a Rodríguez quien lleva la suya, se enroca y de ahí no se mueve. Recuerdan que los términos en los que se han planteado las negociaciones son “sí o no” o “no, no y no”. No hace concesiones.
La poca química entre ambas ha llevado al puenteo de Rodríguez. Cuando Susana Díaz ha querido hablar con Podemos el teléfono que ha sonado es el de Pablo Iglesias.