A menos de un mes para las elecciones, el candidato Mariano Rajoy sabe que hay amenazas reales que pueden apartarlo de la Moncloa. EL ESPAÑOL extrapola a los candidatos el análisis DAFO, una herramienta estratégica empresarial para conocer su situación real, los riesgos que corre y las oportunidades que puede brindar a la sociedad. Dos especialistas en comunicación política, Emilio Serrano y Jordi Rodríguez Virgili, analizan las debilidades, las amenazas, las fortalezas y las oportunidades con las que cuenta el líder del PP para revalidar su cargo el 20-D.
DEBILIDADES
La falta de carisma y pertenecer a "la casta" son dos hándicaps que no suman votos al candidato Mariano Rajoy. La lista de promesas incumplidas tampoco aporta ningún valor al PP así como la cobardía política que caracteriza al candidato. Rechazar debates con los demás candidatos no ayuda a engatusar a los indecisos. “Su manera de comunicar no llega a nuevos votantes”, destaca Serrano. “Es el candidato con menos telegenia, la imagen que transmite no le ayuda a conquistar votos”, añade Rodríguez Virgili.
AMENAZAS
Desempolvar algún debate pasado de corrupción todavía no resuelto o que estallen nuevos casos, como Los papeles de Rosalía, es un factor externo que Rajoy no puede controlar y que puede empañar su campaña. Si Francia exige a España que dé una respuesta firme a si está dispuesto a enviar tropas a Siria podría obligarle a posicionarse en un tema demasiado delicado como para abrirlo en plena campaña electoral.
Una recaída económica cuando uno de los discursos más convincentes es la recuperación podría ahogar parte de su discurso. Y, aunque no lo diga en público, Rajoy mira siempre de reojo a Albert Rivera. Si el candidato de Ciudadanos destacase en los debates electorales y emergiera como una alternativa real de centro derecha, el PP tendría muy complicado gobernar. Este jueves, el candidato-presidente ha aprovechado un acto en varios pueblos de Castilla-La Mancha para señalar a Rivera como el enemigo de la España rural.
La comparativa no es baladí. El equipo de campaña del PP argumenta que Ciudadanos abandona esa otra España lejos de las grandes ciudades, y ellos quieren sacar rédito electoral a los más de 15 millones de posibles votantes que viven en pueblos con menos de 5.000 habitantes. “Rivera y Sánchez dan una sensación de elitismo, de ser urbanitas pese a su juventud y frescura. Esa brecha generacional va a ser muy importante y el PP tiene que aprovechar la reconquista de su votante desencantado”, añade Virgili. En la misma línea se muestra el politólogo Serrano, que reconoce que “Ciudadanos es la verdadera amenaza del PP, ya que donde más apoyos recibe es precisamente en regiones donde tradicionalmente ganan los populares”.
FORTALEZAS
Mariano Rajoy afronta la campaña con la consigna de no cometer errores, por eso no quiere salirse del guión escrito y no hace ninguna propuesta que pueda alejarle de su electorado. Su carácter templado, que le garantiza no entrar en provocaciones, es un punto a su favor, así como la experiencia que transmite en gestión pública. Ninguno de sus contrincantes ha gobernado, por lo que todo lo que venden son promesas que pueden incumplirse.
El PP ha optado por hilvanar en cada uno de sus mítines un relato sobre cómo estaba la economía cuando la heredó del PSOE en 2011, a punto de ser rescatada, y compararla con los datos actuales, muy lejos ya de la temida recesión. De puertas para afuera, la unión aparente del PP hacia el candidato convierte a Mariano Rajoy en el líder indiscutible al que apoyar a cuatro semanas de las elecciones.
“La gran baza con la que cuenta es el discurso de que han sido ellos los que han sacado a España de la quiebra, los que han evitado el rescate”, reconoce Serrano. Su carácter, “muy previsible, le garantiza que no va a dar la nota. La gente ya sabe lo que se espera de él, y eso es positivo”, añade. Para Virgili, transmitir “seriedad y rigor le beneficia. En eso han centrado su campaña, en que 'España va en serio'”.
OPORTUNIDADES
Centrar la campaña en el repunte económico y en la seguridad que aporta el Gobierno consolida su figura. Si, además, Mariano Rajoy consigue llegar a la recta final de la campaña con la sensación de que las elecciones es cosa de PP y PSOE, si refuerza el bipartidismo, podrá capear el impulso que está cogiendo Albert Rivera. También le beneficia el escenario que se vive en Cataluña, donde resulta casi imposible formar gobierno y el desafío independentista está de capa caída. Si finalmente Artur Mas no consigue el apoyo que necesita para su investidura, Mariano Rajoy puede vender como suyo el triunfo de que el bloque constitucionalista ha vencido a los independentistas.
Hay un último punto que beneficia al candidato del PP. Según el CIS, los pensionistas prefieren el bipartidismo tradicional a los emergentes. Un 29% de ellos simpatiza con el PP y un 25% con el PSOE, mientras que sólo a un 5% y un 8% le agrada Ciudadanos o Podemos. Elegir programas televisivos puntuales y amables, como el de Bertín Osborne o el de María Teresa Campos, enseña al hombre que hay detrás del político. “Mostrar el lado más humano es siempre positivo porque hay cosas de su vida diaria que se asemejan a las del votante”, explica Serrano.