La alcaldesa de Barcelona, Ada Colau, ha aprovechado su visita a la capital para presidir un almuerzo en el Club Siglo XXI, que celebra estos días unas jornadas sobre la situación política actual de Cataluña. Colau ha reclamado un cambio de Gobierno y una solución urgente para conseguir desbloquear la situación actual. "En el Ayuntamiento estamos teniendo que asumir más costes de lo que deberíamos para poder garantizar los derechos sociales, y todo porque desde la Generalitat no llega dinero. Hemos sufrido ya muchos recortes y Mas lo está aprovechando en su propio beneficio", denuncia.
Colau no titubea a la hora de decir que no quiere a Mas de vecino en el Palau de la Generalitat: "Cataluña no es CIU, ni Artur Mas. Este partido lleva décadas gobernando Cataluña y tiene casos de corrupción gravísimos. Además, nunca había sido soberanista. Me gustaría que hubiera fuerzas nuevas en el Gobierno catalán que acabaran con la corrupción y lucharan por los derechos sociales, y tendieran alianzas con el Estado".
Ha reconocido la coherencia de la CUP por no mercadear en situaciones como ésta, como han venido haciendo hasta ahora los partidos tradicionales con tal de sacar provecho en su propio beneficio. "Junts pel Sí tiene que decidir si es más importante Mas o dar una respuesta como requiere el momento actual. Si no, habrá que convocar elecciones".
La solución de Colau pasa por organizar un referéndum, tomando como referencia los celebrados en Quebec en 1980 y Escocia en 2014, dentro de un marco jurídico democrático. "Sólo un proceso legal desencallará esta situación. Ésto no es un problema entre españoles y catalanes. Yo tengo amigos y familiares en casi todas las provincias españolas. Hay un problema de cómo nos organizamos territorialmente y eso en democracia se tiene que poder hablar con normalidad sin que pase nada. Si no, surgen las patologías, que es lo que está pasando ahora. A ese debate no hay que tenerle miedo, porque no es una amenaza".
Sobre si su voto sería favorable o no a la independencia, afirma: "No tengo claro cuál sería mi voto. Tengo referentes culturales españoles esenciales, desde Machado, Lorca… No hay ningún problema lingüístico, ni cultural, ni de convivencia. Hay un debate democrático sobre cómo nos organizamos, cómo se estructuran las instituciones y cómo se mejora la calidad democrática. Mi padre ha vivido media vida en Madrid, tengo un hermano y una hermana ahora aquí, y amigos en todas las provincias de España. Ése no es el debate".
Señala al Ejecutivo inmovilista del PP como responsable de todos los problemas actuales: "Han polarizado la situación y han centrado el debate en la cuestión de la independencia. Rajoy es un político que lleva años escondiéndose detrás del plasma, de los debates, de los casos gravísimos de corrupción de su partido. Espero que le pase factura en estas próximas elecciones".
Carmena: "La admiro"
La alcaldesa de Madrid, Manuela Carmena, ha ejercido junto a Paloma Segrelles, presidenta del Club Siglo XXI, de anfitriona de su homóloga catalana. Ambas se conocieron a través de las ondas, cuando colaboraban en unos debates. "Ada es de esa generación de nuevos políticos que desde distintos sectores de la sociedad llegan a la política para cambiarla. Y Ada tiene la relevancia de ser la primera y por tanto la más interesante de todos ellos. Tiene 30 años menos que yo, podría ser mi hija y no me importaría porque es la mujer inteligente y con gran capacidad de gestión que nuestra sociedad necesita", afirma.
Colau ha dicho sentirse muy satisfecha de las tareas que ha desarrollado hasta el momento al frente del consistorio de la ciudad condal. Ha pedido que los ciudadanos sean exigentes con ella. Lo peor hasta ahora ha sido "no poder garantizar todos los derechos sociales, y no por falta de dinero y recursos, sino de voluntad política". "Me he decepcionado con los partidos tradicionales que anteponen sus propios intereses a los de los ciudadanos y con el hecho de no haber podido conciliar mi cargo con el de ser madre de un niño de cuatro años", apunta.
No es casualidad que dos de las grandes ciudades de este país tengan dos alcaldesas mujeres y progresistas. Ambas reclaman al unísono que las leyes se pueden cambiar. "Sólo es un problema de voluntad política", insisten. Por ellas no quedará.