"Navalcarnero se hunde". Así de drástico comienza el comunicado emitido hoy por el Ayuntamiento del municipio madrileño, encabezado por el socialista José Luis Adell, tras comprobar el equipo de Gobierno que en la madrugada del viernes al sábado se ha venido abajo una de las cuevas con las que perforó el subsuelo el gobierno anterior, encabezado por el edil del PP Baltasar Santos.
Unas cuevas ilegales, sin proyecto técnico, en las que se emplearon 30 millones de euros y que se excavaron por debajo de edificios protegidos como Bien de Interés Cultural por Patrimonio que nunca han podido abrirse al público (aunque Santos lo hizo durante unos días) por su falta de seguridad, tal y como explicó EL ESPAÑOL en un reportaje sobre los engendros urbanísticos de décadas que han dejado quebrado el municipio. La cautela con las Cuevas ahora se demuestra más que razonable tras derrumbarse los corredores bajo la plaza de los Macacos.
Santos, imputado en tres causas incluida la de las Cuevas, pretendió unir esta plaza con la de Segovia, protegida por Patrimonio y algunos de cuyos edificios presentan hoy grietas debido a las obras.
Para realizar la unión, el ayuntamiento utilizó una vivienda en los Macacos que había pasado a ser de su propiedad al carecer de herederos. Dicha vivienda tenía una antigua cueva bajo su suelo utilizada como despensa. El Ayuntamiento levantó el solado para hacerla visitable y unirla a las Cuevas artificiales que ya había creado bajo la Plaza Segovia pero los derrumbes se sucedieron. Los puntales, carretillas y otros materiales de obra quedaron sepultados y el Ayuntamiento decidió al fin paralizar el proyecto. Como el suelo seguía cediendo se puso más tierra, es decir, más peso sobre la cueva. El resultado es el derrumbe de la pasada madrugada.