La expectación que se vivía en los astilleros de Navantia estaba a la altura del acontecimiento histórico que se iba a vivir. Era principios de 2013 y el submarino español más moderno, correspondiente a la serie S-80, debía afrontar sus primeras pruebas de flotabilidad. Sin embargo, los últimos informes revelaron que un exceso de peso en la nave alteraba el futuro del proyecto: si el submarino se hundía, no era seguro que pudiese emerger de nuevo.
Los problemas que se ha ido encontrando Navantia en la construcción de los cuatro sumergibles de la serie S-80 -errores que la firma considera que "entran dentro de la normalidad" en una nave de "última generación"- han arrastrado un calendario que ha sido imposible cumplir. Según los planos originales, la Armada debía recibir el primero de los submarinos en 2012, fecha que se ha ido postergando año tras año. En 2014 se creía que en 2016 se podría realizar la entrega, pero nuevos informes negativos obligaron a posponerla hasta 2018.
El vicealmirante Manuel de la Puente Mora-Figueroa, Almirante de Acción Marítima, anunció en la última Pascua Militar la fórmula alternativa que la Armada ha adoptado para cubrir este retraso: el carenado -o reparación- de los tres submarinos disponibles para prolongar su vida, al menos, otros cinco años. El Galerna, el Mistral y el Tramontana -los nombres de los tres sumergibles, también conocidos como S-71, S-73 y S-74- entraron en servicio entre 1983 y 1986. El cuarto submarino que componía esta serie, el Siroco o S-72, ya fue dado de baja en 2012.
'Leasing' de aeronaves
Una situación similar se registra en el Ejército del Aire. Desde el Cuerpo se esperaba que a lo largo de este año llegasen tres aviones MRTT (Multi Role Tanker Transport), aeronaves de gran capacidad destinadas al reabastecimiento en vuelo. El Ministerio de Defensa dará de baja en verano el último Boeing 707 del que dispone y que ahora cumple con esa función.
Según una información publicada por el diario El País, el Ministerio de Defensa tenía prácticamente cerrado un acuerdo con Airbus para la compra de 27 aviones A400M; 13 de ellos se acondicionarían para usos militares y los restantes se venderían a terceros. Las restricciones impuestas por Hacienda, no obstante, habrían paralizado la operación.
De acuerdo a esta información, Defensa se plantea la posibilidad de recurrir a una fórmula inédita en la historia de las Fuerzas Armadas: el leasing -o alquiler con opción a compra- de dos aviones Airbus. Con ello se cubrirían las operaciones que debe cubrir el Ejército del Aire, así como el adiestramiento de las tropas.
Menos vehículos blindados adquiridos
En el Ejército de Tierra también saben lo que es modificar sus planes en materia de logística. El proyecto de modernizar la flota de blindados pasaba por la adquisición, en dos fases, de vehículos Pizarro -o ASCOD, por sus siglas Austrian Spanish Cooperation Development-. En diciembre de 2015 comenzó la entrega de los 117 Pizarro correspondientes a la segunda fase de la transacción con las firmas Santa Bárbara Sistemas y Styer-Daimler-Puch-AG; esta última, austriaca.
Pero esta cifra de 117 vehículos Pizarro está lejos de los 212 que se habían previsto para esta fase. El reajuste en los programas especiales de armamento para tratar de equilibrar las cuentas de Defensa llevó a la reducción del número de blindados adquiridos.
Además, el Ejército de Tierra espera que la construcción de otro modelo de vehículos blindados -conocidos como 8x8 por sus ocho ruedas-, siga los plazos previstos. En principio, se prevé que estos vehículos estén disponibles a finales de 2018 y que progresivamente sustituyan a los BMR de seis ruedas. Estos últimos han sido cuestionados por algunos círculos militares por su falta de blindaje, patente en escenarios como Afganistán.