Una placa en el suelo del cruce de la calle Ramiro de Maeztu con la plaza Lovaina recuerda en Vitoria el lugar donde cayó asesinado por ETA Jesús Velasco Zuazola, comandante de Caballería y jefe del Cuerpo de Miñones –policía foral- de Álava. El atentado se produjo el 10 de enero de 1980, cuando el militar acababa de doblar la esquina tras dejar a dos de sus cuatro hijas en el cercano colegio de las Madres Ursulinas.

Sobre esa placa que se confunde con el pavimento, situada junto a un paso de cebra, al lado de un parquímetro y un semáforo y a escasos dos metros de dos contenedores de basura, se ha recordado esta mañana al militar asesinado hace 36 años.

Un sencillo acto de apenas cinco minutos de duración organizado por el Ayuntamiento de Vitoria, gobernado por el PNV, que ha consistido en una ofrenda floral y un minuto de silencio roto por los aplausos de los congregados. La policía municipal ha improvisado un corte de tráfico para que el alcalde, Gorka Urtaran, acompañado por el diputado general de Álava, Ramiro González, colocara un ramo de rosas blancas que ha habido que sujetar con velcro al suelo por el fuerte viento reinante en la capital alavesa.

Algunos viandantes se interesaban por la presencia de las autoridades pero la mayoría de los asistentes eran periodistas y miembros de la Corporación vitoriana. Si la placa, que sustituye a una loseta y se colocó en agosto de 2007 cuando el PSE gobernaba el Consistorio, no pasara tan desapercibida los curiosos hubieran encontrado respuesta leyendo la inscripción que recuerda a Jesús Velasco y la frase, de Manuel Belgrano, que la acompaña: “La vida es nada si la libertad se pierde”.

Al homenaje han asistido ediles de todos los partidos políticos presentes en el Consistorio en una foto de unidad inusual aglutinadora de EH Bildu y PP, pero ningún familiar de la víctima de ETA, muy críticos con las políticas de memoria implantadas por el PNV desde el Gobierno vasco y secundadas ahora por el municipio de Vitoria.

Jesús Velasco Zuazola estaba casado con Ana María Vidal- Abarca, fallecida el año pasado, quien fue fundadora de la Asociación de Víctimas del Terrorismo, organización que presidió durante más de diez años (1989-1999). Sus cuatro hijas residen en Madrid, donde se trasladó la familia tras el atentado. Desde allí rechazaron previamente participar en el acto, explicando sus motivos en un contundente escrito.

El Ayuntamiento de Vitoria, presidido por Urtaran, ha comenzado a impulsar este año “actuaciones memoriales y de reconocimiento” de todas las víctimas de la violencia de la ciudad en los lugares donde fueron asesinadas. Velasco Zuazola es el primero de un total de 42 personas fallecidas entre 1960 y 2010 según el listado elaborado en los Retratos municipales de las vulneraciones del derecho a la vida en el caso vasco, un trabajo realizado por la Secretaría General para la Paz y la Convivencia del Gobierno vasco. De esas muertes, 32 son responsabilidad de ETA mientras que la autoría de las diez restantes corresponde a las Fuerzas de Seguridad del Estado (FSE) y entre ellas figuran los cinco obreros que murieron en una iglesia por disparos de la Policía el 3 de marzo de 1976.

A nivel general los datos recopilados en el documento oficial por municipios identifican un total de 707 asesinatos y muertes violentas bajo “pretexto político” en el conjunto del País Vasco: 572 son atribuidas a ETA y sus distintas ramas; 61 a los GAL y otros grupos de extrema derecha; 58 a las FSE; y 16 de autoría confusa. Hay además otros 52 casos sobre los que se estima que requieren de una mayor investigación.

“EQUIPARACIÓN INJUSTA”

Las hijas de Jesús Velasco consideran que en este trabajo el Gobierno vasco realiza una “equiparación injusta” entre víctimas del terrorismo y víctimas de abusos policiales. Aseguran que mezclar crímenes de ETA “con muertes violentas no cometidas con premeditación y alevosía distorsiona gravemente la realidad de la estela de asesinatos, extorsiones, coacciones, miedo y dolor que ha provocado esa banda criminal y pone en el mismo plano a los terroristas y sus asesinatos, fríamente calculados, con las Fuerzas de Seguridad del Estado”.

En su opinión, las víctimas de ETA son merecedoras “por sí solas” de su “propio reconocimiento” y de una “condena expresa y taxativa” de partidos e instituciones de “la organización asesina que les arrebató la vida”, sin que se vean “diluidas en un magma de violencias que pretende hacer a todos culpables o todos inocentes”.

La propia definición del asesinato de su padre como “vulneración de derecho a la vida” ofende a las cuatro hijas. “Nos parece una denominación surrealista, demencial e intolerable”, explicaba Ana Velasco Vidal-Abarca en una entrevista publicada este lunes por El Mundo del País Vasco. “Quieren utilizar un eufemismo para no referirse a los asesinatos de ETA como tales. Uno de los casos que están incluidos en la serie de homenajes es el de un policía borracho que disparó a una persona en un bar. Equiparan eso con un asesinato de ETA, que seleccionaba perfectamente a quién iba a matar”.

Las cuatro hermanas han tenido “clarísimo" que el homenaje era “una trampa” y que adquiría un significado “muy perverso” a la hora de “asentar la verdad” de lo sucedido en el País Vasco, porque la equiparación entre víctimas “genera en parte una justificación de la existencia de ETA como consecuencia de otras violencias”.

No es la primera vez que en Vitoria se recuerda al militar asesinado en 1980. La última lo hizo la Diputación de Álava en 2012, bajo la presidencia del popular Javier de Andrés, y contó con la participación de su viuda, a quien se hizo extensivo el homenaje en reconocimiento por su labor al frente de la AVT, “en defensa de los valores democráticos y de las víctimas”.

La negativa de la familia Velasco Vidal –Abarca a participar en el acto municipal celebrado en el lugar donde ETA cometió su atentado no hizo desistir al Ayuntamiento de seguir adelante. Urtaran se limitó a “respetar” su decisión y a trasladarles su “apoyo” y “solidaridad”, mientras insistía en los mismos argumentos que ha reiterado tras la ofrenda floral de esta mañana. Al término de la misma ha dicho que “todas las víctimas requieren justicia y que se les haga un reconocimiento” y que es necesario “tener presentes” a “todas”. Muy similar al mensaje emitido por el diputado general, Ramiro González, que ha señalado que la postura de las hijas de no asistir es comprensible “desde un punto de vista humano”.

El acto de recuerdo al jefe de los Miñones asesinado ha contado con la participación de concejales del PSE y del PP, pese a que ambos se muestran igualmente críticos con la política sobre la memoria de las víctimas que lleva a cabo el Gobierno vasco. El presidente del PP de Álava, Javier de Andrés, ya anunció que los ediles populares asistirían aunque dejó claro que la reacción de la familia demostraba que la actuación del Ejecutivo de Íñigo Urkullu “no es convincente”.

POLÉMICA POR “FALTA DE RIGOR”

La polémica sobre los “Retratos” de las víctimas llegó al Parlamento Vasco este último otoño, cuando UPyD y PP pidieron que se rechazara el informe elaborado por la Secretaría de Paz y Convivencia, “por lamentable y distorsionador”, mientras PNV, EH Bildu y PSE-EE unían sus votos para aprobar una enmienda de carácter general sobre el necesario reconocimiento y reparación de todas las víctimas, incluidas las de excesos policiales.

Los socialistas, no obstante, están siendo bastante críticos con los planteamientos en esta materia del PNV, a quien sostienen en el Ejecutivo vasco y con quien comparten gobierno en las instituciones forales y las capitales vascas, a excepción de Vitoria. De hecho, los nacionalistas les han acusado de actuar con deslealtad y recordado que ellos nunca “le afearon” a Patxi López sus políticas sobre paz y convivencia.

El PSE –EE ha reclamado sin éxito que se evite mezclar los asesinatos de ETA con casos no contrastados o dudosos. En una pregunta parlamentaria, su portavoz, José Antonio Pastor, consideraba un “desatino” el trabajo llevado a cabo y denunciaba “la falta de rigor y criterio” evidenciado en la redacción de los Retratos. “Su resultado –advertía- es situar en un mismo plano violencias de distinto signo y entidad, contribuyendo a difuminar la centralidad del terrorismo de ETA y a asentar la teoría del conflicto político como explicación de lo sucedido en Euskadi en los años anteriores y posteriores a la recuperación de la democracia”.

Pastor pedía explicaciones por haber incluido “al menos a 21 miembros de ETA”, no reconocidos como víctimas en la Ley de Reparación de 2008 ni en el Decreto sobre víctimas de abusos policiales, “ y que fallecieron en enfrentamientos con la policía o en otras circunstancias; en algún caso por suicidio o por un cáncer”. Cuestionaba también la inclusión de casos dudosos, de autoría confusa o que merecen una investigación más exhaustiva.

La respuesta del lehendakari fue que la Memoria no puede agotarse en los límites de la versión oficial. “La memoria pública debe dar cauce a la posibilidad de que otros relatos y versiones puedan ser, al menos, considerados. Se trata de aplicar un criterio mínimo de respeto al pluralismo, de compromiso con los derechos humanos y de prevención ante el riesgo de impunidad”, aseguraba Urkullu.

El Gobierno vasco defiende que las víctimas lo son por haber sufrido una agresión que viola sus derechos humanos, con independencia de quien la cometiera, y que por eso pueden coincidir en un mismo listado con otras de autorías diferentes. Esgrime además que se ha clasificado a las víctimas en apartados distintos y se han distinguido claramente los casos que necesitan mayor contraste o verificación. Rebate la queja de Pastor por considerar víctimas a los etarras fallecidos en enfrentamientos con las FSE, al asegurar que ninguno de los incluidos se encontraba en el momento de su muerte utilizando armas, “ya fuese en actitud de ataque o para evitar o repeler una acción policial”.

VÍCTIMAS POR ATAQUE AL CORAZÓN

La polémica en torno a los retratos se genera fundamentalmente en torno a los miembros de ETA incluidos como víctimas y en los epígrafes de autoría dudosa o de casos que requieren mayor investigación. He aquí algunos ejemplos que ilustran las reticencias en las que se centra el debate y el rechazo que generan en PP, PSE y UPyD y entre la mayoría de los colectivos de víctimas de ETA. Resumimos las fichas con las que son introducidas en el documento del Gobierno vasco.

Ángela Benito Martínez.- Fecha: 21/10/1981. Edad: 57 años. Vecina de: Amezketa (Gipuzkoa). Autoría: Ataque al corazón. Lugar: En su domicilio de Amezketa. Procedimiento: Ataque al corazón por la tensión que le causó el cuarto registro de su casa que realizaba la Guardia Civil.

Rosa Zarra Martín.- Fecha: 22/06/1995. Edad: 58 años. Autoría: Dos versiones, muerte natural o consecuencia de un pelotazo. Lugar del fallecimiento: En el hospital de Aranzazu de la capital guipuzcoana de una parada cardiorrespiratoria a los ocho días de quedar malherida al recibir el impacto de una pelota de goma en el barrio de Amara.

Jon Anza.- Fecha 18/04/2009. Militante de ETA, estuvo preso durante 21 años. Autoría: desaparición y muerte en circunstancias confusas. Lugar: Desaparece tras coger un tren en la estación de Bayona con destino a Toulouse (Francia) y su cuerpo aparece en una morgue de esa localidad. Dos versiones: Según la versión oficial enfermó, no llegó a su destino y murió de un colapso del corazón y del sistema respiratorio. La familia, abogados y allegados acusan a las fuerzas policiales españolas de su muerte y a los servicios secretos franceses por mantener escondido el cuerpo durante once meses.

Clemente del Caño Ibáñez.- Fecha: 13/05/1977. Edad: 36 años. Empleado de la autopista A-68. Autoría: Atropellado por un vehículo sin identificar. Lugar: Cuando intentaba retirar una barricada en la autopista fue atropellado por un coche que no se percibió de su presencia. Más datos: Era un día de huelga general, durante la Semana Pro Amnistia. Al parecer la Guardia civil le conminó a retirar los obstáculos de la autopista.

José Luis Geresta Mujika. Fecha: 20/03/1999. Edad: 30 años. Miembro de ETA. Autoría: Dos versiones, suicidio y asesinato. Lugar: Es encontrado muerto con un tiro en la sien en un descampado de Rentería.

Luzia Urigoitia Ajuria.- Fecha: 23/07/1987. Edad: 28 años. Militante de ETA. Autoría: Guardia Civil. Lugar: Asalto de la Guardia Civil al piso donde vivía en Trintxerpe, en una operación policial conjunta contra ETA. Procedimiento: Disparos de arma de fuego en dos momentos distintos. Más datos: El juez titular del juzgado de Instrucción número 2 de Donostia consideró que la difunta fue alcanzada “por dos disparos en dos momentos distintos” y que la bala que le atravesó la cabeza fue disparada con una metralleta cuyo cañón se encontraba en ese momento “prácticamente tocando la piel”. Hubo imputaciones por falsificación de pruebas y una intervención extrajudicial en la vivienda del juez para sustituir un casquillo de bala.

En el caso de Luzia Urigotia se da la paradoja de que pocos días después de que el Ejecutivo hiciera llegar en septiembre a los alcaldes de los municipios vascos los Retratos sobre los que homenajear a las distintas víctimas, la Guardia Civil detuvo a cuatro personas en Otxandio acusadas de enaltecimiento del terrorismo por organizar un acto en julio en recuerdo de la miembro de ETA.

Tras las detenciones el Ayuntamiento de Otxandio pidió al lehendakari que amparase públicamente los homenajes de todas las personas que como Urigoitia figuran en el listado de víctimas y obligó al Gobierno vasco a posicionarse. El Ejecutivo anunció que sólo apoyará aquellos actos que “lleven implícito el reconocimiento de que la violencia fue injusta”.