Ni sus más de 190 centímetros ni su barba desaliñada han generado la misma sensación que las rastas que peina. El diputado de Podemos Alberto Rodríguez, a sus 33 años, se ha hecho famoso porque en solo unas horas en el Congreso logró obnubilar al presidente del Gobierno, Mariano Rajoy, y atemorizar a la veterana Celia Villalobos, quien ha incendiado este jueves las redes sociales al insinuar que el joven no lleva limpio su pelo y, por ende, puede "pegarme los piojos". El afectado, criado políticamente en Izquierda Unida, siempre se toma estos ataques "con humor" y prefiere destacar de su biografía sus orígenes humildes y algunos problemas -detenciones incluidas- que ha tenido con la Policía.
En su cuenta oficial de Twitter se autodefine como "currela, canario y orgulloso de serlo". El pasado verano, cuando presentó su candidatura a las primarias de Podemos para ser candidato por Santa Cruz de Tenerife, el hoy diputado destacaba que nació en el barrio obrero de Obra, de Santa Cruz: "Soy hijo de maestra y electricista, estudié siempre en la escuela pública y soy técnico superior en química ambiental". En aquel momento aún trabajaba en la refinería de petróleo que hay en su isla natal. Allí dio rienda suelta a una de sus grandes pasiones: la pelea por los derechos de los trabajadores. Las otras aficiones son el ajedrez y las visitas a la India, aunque éstas poco tienen que ver con su activismo.
"La lucha sindical"
Según decía en el texto con el que buscaba seducir a los militantes de Podemos, "en estos últimos nueve años he participado activamente en la lucha sindical en mi empresa y también apoyando a otros colectivos de trabajadores y trabajadoras que sufrían los recortes en derechos laborales". Y añadía: "Además, desde la adolescencia me he rebelado contra las injusticias, participando en el movimiento estudiantil, en la lucha contra las guerras, en convocatorias por los derechos civiles y en el 15M". Su vocación política era evidente desde joven y, de hecho, primero la desarrolló durante años en las filas de Izquierda Unida, hasta que unos meses atrás dio el paso de sumarse a Podemos.
No por casualidad, en las últimas elecciones era una de las muchas voces que reclamaba la alianza electoral con Izquierda Unida, hasta el punto de que calificó de "pena" o "fracaso" que no hubiera acuerdo. En los dos partidos por los que ha pasado sus principales reivindicaciones tienen que ver con los derechos laborales. De hecho, sus discursos están trufados de referencias a la derogación de la reforma laboral del PP y de fuertes diatribas contra los empresarios que, a su juicio, maltratan a los empleados que "se rompen el lomo" trabajando.
Su conciencia de pertenencia a una clase social quedó clara en un texto que publicó el pasado noviembre en su perfil de Facebook: "Nos preguntan, ¿cómo puede un simple obrero llegar al Congreso de los Diputados? ¿Cómo un pibe de barrio que 'sólo' estudió FP pretende sentarse en un escaño de tan sacrosanta institución? Encima he estado detenido y todo... ¡Están locos de remate estos de Podemos!".
Problemas con la Policía
Siempre que he sufrido detenciones ha sido por luchar por mis derechos y los de todos, de compañeros, de los trabajadores. (...) Fui uno de los pobres diablos que tuvo la mala suerte de que me cogieran, me pegaran y me detuvieran sin ningún motivo, porque así lo demostró el poder judicial
Como puede verse, él mismo suele recordar que ha sido arrestado. Durante la pasada campaña electoral trascendió que Rodríguez había sido detenido en varias ocasiones por las Fuerzas de Seguridad. En una entrevista con el diario La Opinión publicada el pasado 15 de diciembre, ésta fue su respuesta cuando le preguntaron por sus arrestos: "No es algo que tenga que esconder. Tendría que hacerlo si hubiera estado preso por corrupción o hubiera robado dinero público... Siempre que he sufrido detenciones ha sido por luchar por mis derechos y los de todos, de compañeros, de los trabajadores. Lo sabe todo el mundo que haya luchado en este país; si te has enfrentado a las terroríficas medidas del Gobierno pues te has chocado de bruces con su maquinaria represiva. (...) Fui uno de los pobres diablos que tuvo la mala suerte de que me cogieran, me pegaran y me detuvieran sin ningún motivo, porque así lo demostró el poder judicial. Salí absuelto, pero la paliza me la llevé".
En otra ocasión, evidenció que no se arrepentía de esos problemas con la Policía. "No me avergüenzo de haber luchado, de haber defendido los derechos de todos y todas y de haber acabado detenido por ello, fruto de sus políticas de reprimir la disidencia. No solo no me avergüenzo sino que lo volvería a repetir", escribía. En una comparecencia pública celebrada el pasado 24 de diciembre, Rodríguez se refería nuevamente a este asunto aportando más detalles. "Lo que no dicen algunos medios es que fui detenido por defender a mi hermano de un abuso policial, por el que perdió parte de la visión de un ojo", dijo. Ese día también denunció que había vivido una "campaña rastrera y sucia" por parte de algunos medios que era fruto de "los miedos de algunos partidos y de poderes fácticos" a Podemos.
Mitin con Pablo Iglesias
En la campaña electoral el diputado con rastas que atemoriza a Villalobos y obnubila a Rajoy compartió un mitin con Pablo Iglesias y otros líderes de Podemos. Fue el 10 de diciembre en la Universidad de la Laguna. Allí, pronunció un acalorado discurso en que tildó de "golfada" la ya célebre promesa de Ciudadanos para terminar con el agravante que la Ley de Violencia de Género introdujo en el Código Penal para castigar a los hombres que golpean a sus parejas. Además, dejó claro la importancia que tienen sus orígenes humildes en su vocación política. "Mi abuela Concha era costurera, sin contrato, y se dedicó toda su vida a hacer la ropa de las fiestas y de los paseos de los domingos a la familia Oramas -diputada de Coalición Canaria-. Y para que eso no vuelva a suceder, me presento a las elecciones".
Mi abuela Concha era costurera, sin contrato, y se dedicó toda su vida a hacer la ropa de las fiestas y de los paseos de los domingos a la familia Oramas. Y para que eso no vuelva a suceder, me presento a las elecciones
Las gruesas palabras de Villalobos de este jueves -"A mí me da igual que lleven rastas. Pero que las lleven limpias para no pegarme piojos"- no son las primeras que Rodríguez ha tenido que escuchar o leer acerca de su estética. En la citada entrevista, le preguntaron por las críticas sobre su aspecto físico. "Hay una parte de la sociedad que está anclada, anquilosada, en el pasado. Si lo que tienen para criticarnos es nuestra imagen, será porque tal vez nuestras medidas son difícilmente criticables y, por eso, se tienen que agarrar a la forma de vestir del candidato, al peinado, nos tienen que acusar de lo de Venezuela, que nos financia Irán o Corea del Norte, que le vamos a quitar la casa a la gente... Quizá, nuestro programa es tan realista y realizable que nos tienen que atacar por ahí. Yo a estas alturas de la campaña me lo tomo incluso hasta con humor". Declaraciones que, a falta de una reacción pública este jueves, pueden utilizarse igualmente como respuesta a lo dicho por la diputada del PP.
Villalobos versus Errejón
Si bien el propio Rodríguez y Podemos de forma oficial han declinado valorar las frases de Villalobos, el número dos del partido, Íñigo Errejón, sí ha salido al paso de lo acontecido. En La Sexta ha recordado que su compañero de filas "ha sido elegido y por tanto es un representante de la soberanía popular" y ha querido censurar "las faltas de respeto con los que visten, llevan el pelo o se conforman de formas diferentes".
Errejón ha agregado que "lo que lastra la higiene de un grupo parlamentario son las sospechas de corrupción, no que haya gente que vista o se comporte de modo diferente". Ante el revuelo formado, la propia Villalobos ha declarado a varios medios que "tengo en mi familia a jóvenes que llevan rastas y no me produce nada".