El asesinato a sangre fría de Isabel Carrasco dejó sin aliento a sus vecinos y segó la carrera política de la mujer más poderosa de la provincia de León. Un jurado popular con nueve miembros decidirá a partir de este lunes el futuro de las tres mujeres acusadas de conspirar para asesinarla: Montserrat González (60 años), su hija Triana Martínez (36) y Raquel Gago (42), agente de la policía municipal de León.
El juicio se iniciará este lunes con la selección del jurado y se cerrará a mediados de febrero. Declararán las tres acusadas y 99 testigos y las sesiones se celebrarán de nueve a tres. A continuación explico los detalles más importantes del juicio y las incógnitas que aspira a resolver.
1. ¿Cómo ocurrió el crimen?
Montserrat González ve salir a Isabel Carrasco del portal de su casa unos minutos después de las cinco de la tarde del lunes 12 de mayo de 2014. Acaba de subir un momento a cambiarse y se dirige sin escolta hacia la sede del Partido Popular.
Ni siquiera su esposo reconocería a Montserrat este lunes con las manos enguantadas y el rostro oculto por una gorra, unas gafas oscuras y un pañuelo grande que le cubre la boca y la nariz.
Unos minutos después de salir de su casa, Carrasco se dirige a la sede de su partido por una pasarela peatonal. Ni siquiera ha llegado a la mitad de la pasarela cuando recibe un disparo que resuena en los oídos de quienes se encuentran alrededor.
La autopsia desvelará luego que ese primer disparo destroza el ventrículo izquierdo del corazón de Carrasco y la deja malherida sobre las baldosas de color crema de la pasarela, donde su asesina la remata con un balazo en la mejilla izquierda y otro en la nuca. El último es el disparo mortal.
2. ¿Qué arma usó la asesina?
Del cadáver de la víctima se extraen tres balas de plomo desnudo del calibre 32. Las tres salen de un revólver de la marca Taurus cuyo número de serie se ha borrado de antemano.
La asesina y su hija le compran el revólver a Armando García Oliva, un asturiano con antecedentes por tráfico de drogas que regentaba un bar en un barrio de Gijón. A Armando lo habían encontrado muerto en el establecimiento en enero de 2013 con las persianas metálicas cerradas y en avanzado estado de descomposición.
3. ¿Por qué no huyó la asesina?
Montserrat González mete el revólver en un bolso pequeño con tachuelas plateadas y cruza el paseo de la Condesa de Sagasta rumbo a un oscuro pasaje donde se quita la gorra, las gafas, los guantes, el pañuelo y una parka de color verde militar.
Su hija recoge el bolso con el revólver y lo mete dentro de un segundo bolso más grande mientras la madre huye a buen paso hasta llegar al Mercedes de la familia. Sentada en el asiento del copiloto, aguarda la llegada de su hija, que llama a su amiga Raquel Gago y deja el bolso con el revólver en el asiento de atrás de su Volkswagen Golf.
Ni Montserrat ni su hija Triana se dan cuenta de la presencia de un policía jubilado que presencia el crimen, sigue sus pasos y avisa a los agentes de policía, que proceden a la detención.
“Ese policía estaba con su esposa y se cruzó primero con Carrasco y luego con Montserrat”, explica la reportera Isabel Herrera, que ha cubierto el caso para el diario leonés ‘La Nueva Crónica’. “Al volver de la pasarela, Montserrat miró a los dos desafiante y con frialdad. El fiscal asegura que habría sido un crimen perfecto de no ser por ese agente. El plan estaba muy bien urdido y la huida estaba bien planeada en un lugar céntrico pero no muy transitado de León”.
4. ¿Quiénes eran la asesina y su hija?
Montserrat González era la esposa del comisario jefe de policía de Astorga, la tercera ciudad en habitantes de la provincia de León. El matrimonio se había separado unos años antes y la mujer vivía casi siempre con la hija en un edificio blanco con persianas oscuras junto a una gasolinera de Repsol.
Triana era militante del Partido Popular y trabajaba como ingeniera de telecomunicaciones en la Diputación de León. En 2007, su nombre figuró en el número siete de la lista del PP a las elecciones municipales de Astorga, donde trabajaba su padre hasta el asesinato de la presidenta de la Diputación.
5. ¿Por qué deciden matar a Carrasco?
Triana empezó a trabajar como interina en la Diputación el 1 de junio de 2007, unos días antes de que Isabel Carrasco cogiera las riendas de la institución. Al contrario que otras personas colocadas por sus predecesores, Triana no fue marginada por la presidenta, que no dejaba de hacerle encargos personales dentro y fuera de su horario laboral.
Esa actitud da un giro radical en enero de 2010 según los testimonios de varios empleados de la Diputación de León. Triana atribuye ese cambio a un episodio de acoso sexual.
La joven asegura que la presidenta le dijo un día que fuera a su casa a instalar unas aplicaciones en su teléfono móvil y en un momento sufrió el acoso de su superior, que según el auto de hechos justiciables “trató de besarla agarrándola por la cintura con fuerza y demandándole relaciones sexuales”.
“Piensa lo que haces”, asegura Triana que le dijo Carrasco. “Conmigo tienes mucho que ganar y poco que perder. Acuérdate que ya se han convocado las oposiciones para darte tu plaza en propiedad”.
6. ¿Por qué perdió Triana su empleo?
Carrasco cambió su actitud hacia Triana unos días después de que la Diputación convocara las oposiciones para consolidar la plaza que Triana ejercía como interina desde junio de 2007.
Según el auto del juez, Carrasco ordenó cambiar la composición del tribunal, donde no había ningún ingeniero de telecomunicaciones y donde se produjo alguna irregularidad. Sólo aprobó una persona, cuyo examen oral lo grabó Triana con su teléfono móvil con la intención de presentar un recurso de nulidad.
La persona que ganó la plaza nunca llegó a trabajar en la Diputación de León. Al día siguiente de asumir el cargo, pidió una excedencia para cuidar de su hijo y su puesto se amortizó unos meses después. Así desapareció el empleo que Triana había desempeñado durante casi cuatro años.
Su madre atribuyó su suerte a la maldad de Carrasco y juntas empezaron a planear su asesinato. “La mala hierba debe cortarse, tan sólo he hecho justicia”, dijo Montserrat González a los psicólogos unos meses después.
7. ¿Intentó Carrasco hacer daño a Triana?
El auto del juez sugiere que la pérdida del empleo en la Diputación de León fue el inicio de una persecución implacable que llevó a Triana a perder 25 kilos en apenas 12 meses.
La defensa asegura que Carrasco apartó a la joven de las listas del PP al Ayuntamiento de Astorga, impulsó contra ella un rosario de inspecciones fiscales y bloqueó durante dos años el cobro de una factura de 4.890 euros a una empresa desde su consejo de administración.
Carrasco dio la orden de investigar si Triana tenía derecho a trabajar para otras empresas mientras ejercía como interina en la Diputación de León y descubrió que se le había otorgado el derecho a hacerlo a cambio de reducir su salario en un 30%.
Al darse cuenta de que no se le había bajado el sueldo, Carrasco ordenó reclamarle a la joven 11.045 euros en un proceso judicial que la Diputación perdió en primera instancia y de nuevo en un recurso que se resolvió casi dos meses después del asesinato de Carrasco.
8. ¿Quiénes conocían el acoso a Triana en León?
Muchos empleados de la Diputación de León conocían la animadversión que Carrasco sentía por Triana. Hasta el punto de que muchos dejaron de quedar con ella por temor a sufrir la cólera de la presidenta de la institución.
Los problemas de Triana los conocían también líderes ‘populares’ tan influyentes como Juan Martínez Majo, alcalde de Valencia de Don Juan y desde hace unos meses presidente de la Diputación de León. Martínez Majo era el asesor fiscal de Triana y le ayudó a sortear cuatro inspecciones de Hacienda en apenas dos años. La defensa atribuye esas inspecciones a la influencia de Carrasco en la delegación de León.
Empresarios amigos de la familia se ofrecieron a colocar a Triana en empresas como Telefónica, Inteco, HP o Modas Adams. Todos dieron marcha atrás al recibir presiones de Carrasco, que evitó también que la joven fuera nombrada directora general de Telecomunicaciones de la Junta de Castilla y León. Ese cargo depende de la Consejería de Fomento, cuyo titular era Antonio Silván, por entonces uno de los grandes enemigos de Carrasco y hoy alcalde de la ciudad de León.
9. ¿Qué penas afrontan las tres acusadas?
El fiscal pide la misma pena para Montserrat González, Triana Martínez y Raquel Gago: 20 años de prisión por asesinato en concurso ideal con atentado y tres años más por tenencia ilícita de armas. A las tres se les pide una indemnización de 75.000 euros para la hija de la víctima y otros 75.000 euros para su pareja, José Luis López Brea.
La letrado que ejerce la defensa de la asesina asegura que sufre un “trastorno de ideas delirantes que le produce un grave déficit en sus capacidades de conocimiento y voluntad”. Así justifica que pensara que “no tenía más remedio que darle muerte a Isabel Carrasco haciendo justicia y un beneficio a la humanidad”. Con ese argumento, solicita siete años y medio de prisión por el crimen y uno más por tenencia ilícita de armas.
El letrado solicita la absolución para la hija reprochándole sólo un delito de “encubrimiento impune”, sin pena de cárcel al tratarse de un familiar directo.
10. ¿Es inocente Raquel Gago?
La gran incógnita del juicio es qué ocurrirá con la policía municipal Raquel Gago. Su abogado se las arregló para lograr su libertad condicional en enero del año pasado a cambio de una fianza de 10.000 euros e intentará demostrar su inocencia durante la vista oral.
Gago no lo tiene fácil. La señal de su teléfono móvil indica que estuvo una hora antes del crimen en casa de la asesina y de su hija, con la que le unía una profunda amistad.
Unos minutos después del asesinato, Triana llamó a su amiga desde un viejo Nokia pero no llegó a descolgar el teléfono. Justo después se acercó a ella mientras hablaba con un empleado de la ORA y le dijo: “¿Tienes el coche abierto? Voy a la frutería. Ahora vengo”.
Triana dejó el bolso de lona con el arma del crimen detrás del asiento del copiloto del coche de su amiga y se fue andando hasta el Mercedes donde la esperaba su madre y donde ambas fueron arrestadas por la policía municipal.
¿Estaba Gago al corriente de lo que había ocurrido? El fiscal piensa que sí y por eso pide para ella la misma pena que para las otras dos procesadas. Asegura que la agente llegó a participar en los seguimientos que precedieron al crimen y que ayudó a trazar algunos aspectos del plan.
Gago dice que se encontraba en la zona con el objetivo de comprar material para un curso de restauración en la pedanía vecina de Trobajo del Cerecedo, donde permaneció hasta el final de la tarde de aquel día fatídico para León.
Gago asegura también que no movió el bolso ni reparó el arma hasta el día siguiente. Pero ese detalle no se sostiene a la luz del testimonio de una amiga que asegura que viajó al día siguiente en su coche y no vio el bolso grande en el asiento de atrás.
Su defensa recuerda que Gago tuvo 30 horas para deshacerse del arma y no lo hizo. Varios colegas de la policía municipal declararán a su favor.