A unos les tiemblan las piernas de emoción y otros no quieren ver al Rey ni en pintura. Pero en algo parece estar de acuerdo la fragmentada clase política española: habrá nuevas elecciones esta primavera. La nueva España salida del 20-D ha empezado a desfilar este lunes ante Felipe VI a través de sus representantes políticos: un total de 15 líderes de 14 partidos tras caerse de la lista Bildu, que se ha unido a ERC en el plante al monarca porque sus militantes no se sienten “súbditos”.
“No es tiempo de bromas”, ha concluido el diputado Isidro Martínez Oblanca (Foro Asturias), que ha compartido con su colegas Pedro Quevedo (Nueva Canarias) y Ana Oramas (Coalición Canaria) la impresión de que el joven monarca es “consciente de lo endiablado de la aritmética y del propio proceso”.
Quevedo (que apoya a Pedro Sánchez), Oblanca (a Rajoy) y Oramas (no se decanta por ninguno) han coincidido en la impresión de que Felipe VI baraja ya una primera sesión de investidura fallida y al menos una segunda ronda de consultas, si no directamente otras elecciones esta primavera. La que menos “ambiente” de pacto ve es Oramas, que le ha traslado al Rey de manera muy directa su impresión: “Vamos a elecciones anticipadas”.
El PP retoma la 'ruta social'
Tan convencidos están de esos nuevos comicios en el PP, que ya han puesto en marcha la ruta social que se inauguró en la precampaña del 20-D. Aunque en público piden- día sí y día también- un gran pacto de Estado “para devolver a España la estabilidad que el país necesita”, en privado reconocen que convocar unas nuevas elecciones es un escenario que “está cada vez más cerca”.
Así, mientras espera su cita con el Rey este viernes, Rajoy mantiene contactos “discretos” en busca de apoyos con PSOE y Ciudadanos. Otros colaboradores, como María Dolores de Cospedal, también se acercan a sus adversarios en busca del entendimiento. La prioridad del líder del PP es mantener “unidos y calmados” a los populares ante la tensión que vendrá si finalmente no consigue formar Gobierno. Este lunes ha reiterado en una entrevista radiofónica que no va abandonar la política, pase lo que pase.
De momento, los miembros de la dirección del partido se reparten para participar en las juntas directivas regionales y provinciales con un triple objetivo: transmitir tranquilidad; la sensación de que el partido sigue funcionando y explicar sus planes inmediatos. El propio Rajoy se ha involucrado en la tarea: este sábado acudió a la directiva provincial del PP de Zamora junto con su vicesecretario Fernando Martínez-Maíllo y posó ante la recién estrenada vía del AVE.
Nuevo formato real
Los populares definen en público esta nueva forma de actuar como una 'hoja de ruta social'. En privado, se entiende que el PP ha dado el pistoletazo de salida a la precampaña electoral para convencer a los españoles de que la solución a la ingobernabilidad del país es “volver a votar al PP”. Las últimas encuestas -que dan a Ciudadanos más respaldo electoral- no convencen en el PP, que quiere movilizar a su electorado para recuperar al votante perdido.
En esta semana decisiva, el Rey se ha estrenado en su función constitucional más destacada con un nuevo formato: ha limitado la presencia de periodistas en las audiencias y ha enviado a los políticos a hablar al Congreso de los Diputados para ahorrarse, según la versión oficial, los 40.000 euros semanales que cuesta la carpa que se ha había instalado hasta ahora en una de las puertas de entrada a La Zarzuela. En esa carpa hablaban los políticos con los periodistas después de las audiencias. Ahora todo se hace en la sala de prensa del Parlamento.
Felipe VI, que heredó la corona de su padre en junio de 2014, está aún sin testar. Los tres primeros diputados de este lunes han destacado su “extraordinaria” preparación y su dominio de los “entresijos parlamentarios”. Según Oramas, el monarca sabe lo que está pasando “en tiempo real”: cuando ella llegó por la tarde a Zarzuela ya sabía Felipe VI los movimientos de Izquierda Unida, Bildu y ERC en el Congreso para crear grupo parlamentario. Había pasado sólo 45 minutos.
La Casa del Rey no ha comentado las audiencias, pero ha insistido en que no se intente “politizar” a Felipe VI. En el mismo sentido ha destacado Oramas que “el Rey no es responsable de las negociaciones políticas, él sólo tiene que hacer una propuesta”. Zarzuela intenta así buscar el equilibrio entre un excesivo blindaje real que lo aleje de la lucha política y una institución que acabe estando vacía de contenido por un exceso de prudencia.