El envejecimiento de la población española es un hecho. El Instituto Nacional de Estadística ha presentado este miércoles los datos del padrón de 2015. España cuenta con 46,6 millones de habitantes, pero esta población ha ido menguando desde el año 2012. En estos cuatro años, España ha perdido 640 mil habitantes.
Las franjas de edad entre los 20 y 29 años y la de los 30 a 39 años son las que más caen respecto a 2014 con un -3,22% y -3,69%, respectivamente. La situación es aún más grave. Desde el año 2011 la población activa (entre 18 y 64 años) ha bajado en más de un millón de personas.
Esta caída de la población no está motivada por una subida de la mortalidad, sino que se debe principalmente a la marcha del país de jóvenes extranjeros o con doble nacionalidad. El 81,9% de la población activa que abandonó España estos últimos cinco años son extranjeros frente al 19,9% de españoles.
El problema demográfico de la sociedad española también es extensible a otros países europeos. En 2015, el 18,3% de la población tiene 65 años o más. En próximas décadas este porcentaje estará sobre el 30-35% cuando la generación del llamado “baby-boom” se haga mayor. ¿Será entonces España un país de mayores? No está claro.
Un nuevo concepto de vejez
En la actualidad, toda persona con 65 es considerada una persona mayor. Es la edad de la jubilación que irá subiendo progresivamente hasta alcanzar los 67 años en 2027. Es la opción clásica basada en el uso de un umbral fijo.
Frente a esto, investigadores del Centro de Ciencias Humanas y Sociales del CSIC van a presentar y proponer esta semana otra forma de medir a las personas mayores. Se trata de un umbral variable basado en la esperanza de vida para hombres y mujeres a la que se le resta 15 años. Por ejemplo, si en la actualidad, la esperanza para mujeres es de 85,6 años, una mujer anciana estará en torno a los 70 años. Esta fórmula se calculará cada año. Según Antonio Abellán, investigador CSIC y coautor de los informes anuales Un perfil de personas mayores en España, esta nueva propuesta pretende mostrar a la sociedad que hay otras formas de medir la vejez.
También es una medida para fomentar el optimismo de la sociedad. Los 65 años actuales nada tienen que ver con la de nuestros padres o abuelos. La llamada tercera edad será cada vez más activa y con menos problemas de salud. Este método de medir el envejecimiento de la población sólo sirve para países desarrollados donde la esperanza de vida es muy alta respecto a la edad de la jubilación, como ocurre en Europa o Estados Unidos, pero no es un método que se pueda aplicar a otras realidades.
El factor de sostenibilidad de las pensiones
El aumento de la esperanza de vida y del envejecimiento ha influido en la redefinición del modelo de pensiones de España y otros países de nuestro entorno.
El Gobierno de Mariano Rajoy pasará a la posteridad por haber desligado por primera vez la evolución de las pensiones a la evolución del coste de la vida. No es la única medida que ha tomado para ahorrar el gasto de las pensiones que cada año no para de aumentar. Esta subida es debida a que un mayor número de cotizantes como una vida laboral a sus espalda accede al sistema de pensiones.
También ha aprobado el llamado factor de sostenibilidad. En 2019 entrará en vigor dos nuevas variables al cálculo de las prestaciones por desempleos de los cotizantes con derecho a pensión. Ahora se tienen en cuenta factores como los años cotizados o la cuantía cotizada. Desde 2019, también se medirá la esperanza de vida de los nuevos jubilados en el momento de calcular su primera pensión. Este factor, denominado de equidad intergeneracional será revisado cada cinco años. Para los cotizantes que alcancen su edad de jubilación en 2019 se tendrá en cuenta la esperanza de vida de 2013 a 2017. La otra variable es el llamado factor de sostenibilidad donde el cálculo de las pensiones se ligará al número de personas que cada momento acceda al derecho de una pensión.