Micaela Navarro: "El problema del PSOE es que reflexionamos a gritos"
La presidenta del PSOE defiende el préstamo de senadores a ERC para que "diga lo que tenga que decir"
22 enero, 2016 02:31Noticias relacionadas
Micaela Navarro (Andújar, Jaén, 1956) no sabe cuánto estará en el elegante despacho de techos altos en el que acaba de instalarse como vicepresidenta segunda del Congreso de los Diputados. "Aquí aún no tengo nada, la bandera tampoco es mía", dice, mirando a su alrededor con los ojos muy abiertos. Es una firme partidaria de la formación de un Gobierno estable, pero prefiere no confiarse. "Si es necesario, cojo mi bolso y mi abrigo y a lo siguiente", promete. La situación es extremadamente volátil.
De momento, Navarro es una de los dos integrantes del PSOE en la Mesa del Congreso, el órgano que organiza la actividad de la Cámara baja y que, a falta de un Gobierno a la vista, ha cobrado más importancia que en otras legislaturas.
Navarro es también la presidenta del PSOE, un cargo que simbólicamente le sitúa en la cúspide del partido. Quien manda es Pedro Sánchez y ella lo defiende vehementemente. Es una mujer hecha a sí misma, que asegura trabajar "desde que tenía 11 años". "¡11 años!", repite lentamente frente a los que consideran que el PSOE es un partido de la casta. En 1991, ocupó el puesto número 12 en la lista de su partido a las elecciones municipales en Andújar, su pueblo. "Me dijeron que no iba a salir, porque teníamos nueve concejales, pero salí", explica. Desde entonces ha sido también senadora (1996-2000), diputada (2000-2004), consejera de la Junta de Andalucía (2004-2012) y parlamentaria autonómica.
Hace 11 años que usted no pisaba esta casa. El panorama ha cambiado 'un poco'.
Quedan muy pocos compañeros de los que estaban, pero para mí ha sido un honor poder volver de nuevo al Congreso. Estar en la Mesa es algo que no me había planteado. Tras casi 30 años tengo que seguir agradeciendo a mi partido la confianza y las oportunidades que me ha dado. Igual otras personas, por dónde han nacido, cómo han vivido y sus circunstancias, se habían planteado otras metas en la vida. Yo nunca pensé que podría ser vicepresidenta de la Mesa del Congreso y por eso voy a intentar no defraudar, no sólo al partido sino a la ciudadanía.
¿Era más fácil una España de dos colores que la de hoy, mucho más fragmentada, con nuevos grupos políticos, que se asoma a la parálisis?
Eso sería caer en el error. No hay peor fracaso que el del que tira la toalla y no quiere luchar. Y no podemos ser contradictorios. Decimos permanentemente que las cosas tienen que cambiar, porque si no todo se convierte en una rutina, y yo reivindico la política para ese fin. A mí no me preocupa ningún tipo de fenómeno. Y menos si es consecuencia de la expresión libre, soberana y democrática de la ciudadanía. Lo que tendría que preocuparnos es que aquellos que hemos recibido la responsabilidad no fuésemos capaces de gobernar. La actual situación se corresponde con una madurez democrática que no tiene la misma tradición que en otros países de nuestro entorno, pero que significa que en poco tiempo hemos recorrido un gran camino. La democracia es también respeto a las reglas, a los ritos, que diría El Principito de Saint-Exupéry.
Los obreros en el Congreso
¿Los nuevos partidos lo tienen claro? ¿Qué siente cuando hablan de lo nuevo y lo viejo, de la casta y el pueblo, de legitimidad y corrupción?
Hay algunas expresiones con las que no estoy de acuerdo. Yo he trabajado desde que tenía 11 años. ¡11 años! Cuando escucho que por fin han llegado los obreros al Congreso, me quedo un poco sorprendida. Las de la vida privada son circunstancias que no son ni para ocultarlas ni para exhibirlas. Yo no he hecho ni una cosa ni la otra. Estoy orgullosa de mis orígenes pero creo que no le importan a nadie.
¿Y el "régimen de 1978"?
Estamos hablando de personas que vinieron a este Congreso y que en algunos casos salían directamente de la cárcel, precisamente por luchar por la libertad de expresión y la libertad individual de las personas. Fue el caso de Ramón Rubial, de la Pasionaria, de Rafael Alberti, de Santiago Carrillo y de otros muchos.
¿Qué le pareció el pleno de constitución del Congreso, con los nuevos diputados, sus promesas del cargo y en el caso de Carolina Bescansa, el bebé?
Cada uno que se vista y se peine como le dé la gana. En cuanto a la cortesía de la cámara, algunos de ellos han reconocido que se extralimitaron un poquito, algo que agradezco. Para mí es suficiente.
No podemos enrocarnos cada uno en nuestra posición pero decir que queremos diálogo y que todo el mundo tenga voz
¿Por qué el PSOE ha permitido que en la Mesa del Congreso haya una mayoría absoluta (PP y Ciudadanos, con cinco de nueve puestos) que no hay en las urnas?
No podemos ser contradictorios. No podemos enrocarnos cada uno en nuestra posición pero decir que queremos diálogo y que todo el mundo tenga voz. Ese diálogo es el que facilita que un órgano clave como la Mesa de la cámara se ponga en marcha. Si cada vez que se conforma un órgano vamos a ver quién ha cedido más, nunca haríamos nada. No perdamos de vista que no somos nada ni nadie por nosotros mismos. Estamos aquí porque fuimos en una candidatura, como podrían ir otras personas, para resolver los problemas de la gente que nos votó. Por eso hemos presentado una batería de medidas para empezar a trabajar ya.
Lo han hecho antes de saber exactamente qué puede hacer esta cámara mientras el Gobierno esté en funciones, al igual que Ciudadanos y Podemos. ¿Un gesto publicitario?
No estoy de acuerdo. Lo que a mí me parecería criticable es que alguien se guarde las medidas en un cajón hasta ver quién gobierna.
Si el PSOE es dialogante, como dice, ¿por qué fueron tan tajantes al rechazar los cuatro grupos de Podemos?
No es cuestión de ser más o menos tajantes. Aquí hay un reglamento.
Con unos artículos que se pueden interpretar.
Pero este artículo es clarito y hay que cumplirlo. No es que el PSOE sea tajante. Es que es así.
Podemos ha sufrido hasta el final para constituirse como grupo y cuatro diputados de Compromís lo abandonaron. ¿Es un socio fiable para negociar?
Podemos es un grupo político desde el momento en el que está en esta cámara, aunque esté compuesto de una manera diferente a los demás.
¿Quién manda en Podemos? Cuando Pedro Sánchez busque su pacto de izquierdas, ¿llamará a Pablo Iglesias o a cada líder territorial?
Hemos conseguido que siendo Rajoy el que tiene la pelota en su tejado, el que debería estar hablando con quien crea oportuno, todo el mundo esté pendiente de lo que va a hacer Pedro Sánchez. Primero, Rajoy. Si no puede formar gobierno, el PSOE va a asumir su compromiso y su responsabilidad. Eso es lo que ha dicho Sánchez y eso es lo que hará.
¿Es un problema la fragmentación de Podemos para un posible acuerdo?
No lo creo. Tienen un funcionamiento más complejo al de los demás, Los grupos que funcionan de manera más asamblearia tienen que hacer consultas internas, pero no es más que otra modalidad.
Queremos que haya unidad, igualdad de oportunidades para las personas, vivan donde vivan. Eso es indiscutible para nosotros.
¿Qué tiene que hacer Podemos para que el PSOE pueda iniciar las negociaciones?
El Comité Federal lo ha dejado muy claro y Pedro Sánchez lo va a respetar. El PSOE no tiene que estar todo el día hablando del respeto a la política territorial de este país, porque ya sabe todo el mundo que lo tenemos. Queremos que haya unidad, igualdad de oportunidades para las personas vivan donde vivan. Eso es indiscutible para nosotros. Si llevan exigencias como un referéndum, no lo vamos a aceptar, pero no creo yo que eso impida que, llegado el momento, se puedan tener los contactos necesarios para formar un Gobierno estable en este país.
¿Puede negociar el PSOE con ERC o Democracia i Llibertat?
Lo que ha pasado en el Senado no tiene que ver con ninguna negociación.
"No vamos a poner la mano en la boca a ERC"
Pero para conformar un grupo parlamentario hace falta poner unos nombres en un papel y acordarlo.
Es lo que se ha hecho muchísimas otras veces en el Congreso y en el Senado: llegar a un acuerdo para que puedan tener grupo. No estamos de acuerdo con lo que defiende ERC, pero no significa que le pongamos la mano en la boca para que no hable en el Senado, la cámara territorial.
Aunque no haya contrapartidas, ¿qué sentido tiene echar una mano a quien defiende romper España?
Entendemos que es mejor que esté dentro de las instituciones españolas, que son las de todos, también las de ellos. Que digan lo que tengan que decir. Después, prevalecerá lo que se vote.
¿Cree que Susana Díaz quiere que gobierne Pedro Sánchez?
Como cualquier persona afiliada o que haya votado al PSOE, e incluso aunque no nos haya votado, Susana Díaz quiere que haya un Gobierno estable. No tengo ninguna duda de que quiere eso.
Hace unos días apeló a la responsabilidad de los diputados andaluces en este momento, dejando caer que podrían tener un papel clave ante algunas tentaciones de pactos. ¿Está siendo Díaz todo lo leal que debería con Sánchez?
Creo que sí, por lo menos en lo que yo conozco. Hay veces que las relaciones personales son más o menos cercanas, pero eso no tiene nada que ver con la lealtad orgánica e institucional. Por nuestra cultura de partido somos bastante jerárquicos.
¿Cuándo debe ser el congreso del PSOE?
Cuando no interrumpa el proceso de intentar formalizar un Gobierno y acelerar los trabajos de esta cámara. Los congresos son importantes, fundamentales, pero no dejan de ser una cuestión interna. Estamos para resolver los problemas de la gente.
¿Está habiendo un debate de ideas que permita al PSOE recuperar posiciones?
Parece que ceñimos las ideas a los congresos y es cierto que son importantes, pero nosotros hemos tenido una conferencia política y un programa electoral. Nada de eso surge por ciencia infusa. Y tenemos un compromiso ideológico muy claro.
Y, sin embargo, no es suficiente. Podemos, con sus alianzas, casi supera al PSOE en porcentaje de voto.
No podemos estar todo el día mirando a un lado y a otro. Tenemos que estar centrados en las propuestas y compromisos. Aunque vayan evolucionando, nuestras propuestas son básicamente las mismas que las de 1982, porque nacen de los mismos principios. No podemos meternos en una concha y aislarnos, tenemos que estar al servicio de las personas. Estamos haciendo la reflexión, el problema es que la hacemos a gritos.
¿Deberían los dirigentes territoriales estar menos pendientes de las conspiraciones?
Son más noticia cuando se salen de sus responsabilidades habituales. Si no rompes un plato no sales en ningún sitio. No todos los días rompes platos, pero el día que lo haces, sales.