Es psicóloga, esta semana cumplirá 28 años y ya se ha convertido en una de las caras más reconocibles de Podemos. Irene Montero ha sido elegida como una de las portavoces adjuntas del grupo parlamentario que comparten el partido emergente y sus socios catalanes y gallegos. En estos momentos donde todo son estratagemas en la política española y las palabras se alejan de las verdaderas intenciones, como en la cacareada Juego de Tronos que tanto gusta al propio Pablo Iglesias, esta madrileña ha irrumpido como la política joven con más proyección en su partido.
Quizás ni ella misma podía esperarse su actual posición pública cinco años atrás, cuando empezó a trabajar en la Plataforma de Afectados por la Hipoteca (PAH) en la capital de España. En ese ámbito empezó a despuntar, sí, pero su implicación en movimientos sociales se había iniciado mucho antes, a los 16 años. Por ello, en la biografía que publicó en la página web de Podemos se autodefinía como "activista social". De las tensas manifestaciones contra los desalojos forzados pasó a las filas del partido morado tras las elecciones europeas de mayo de 2014.
Trabajo con niños
Una vez en la formación no tardó en convertirse, como muchos de sus correligionarios, en visitante habitual de los platós televisivos, ya como responsable de Movimientos Sociales. Su fulgurante carrera política frenó su progresión profesional. Licenciada en Psicología y con un Máster en Psicología de la Educación, su otra pasión era (y es) trabajar con niños. Quienes mejor la conocen aseguran que esta diputada tiene gustos sencillos, aprecian su simpatía y cuentan que todavía, quizás no por mucho tiempo, disfruta de sus amigas cualquier domingo por la tarde sin que la gente reconozca su rostro por la calle.
La portavoz adjunta de Podemos recibe a EL ESPAÑOL en su despacho del Congreso de los Diputados. En esta habitación recién estrenada por ella la conversación es fluida pero el calor se hace insoportable porque el sol impacta con fiereza contra el ventanal. Las estanterías aún están vacías pero sobre la mesa descansan tres libros con visiones más que críticas acerca de la Transición. Uno de ellos es El precio de la Transición (Akal), la polémica visión de Gregorio Morán ahora reeditada que semanas atrás recomendaba el propio Iglesias en las redes sociales. Otro versa sobre el papel no tan edulcorado del PSOE e IU en los años de tránsito de la dictadura a la democracia.
En su conversación con este diario, Montero, curtida en dos ámbitos tan distintos como las trincheras contra los desahucios y las batallas de las tertulias televisivas, defiende sin fisuras la ortodoxia de la dirección de Podemos ante la hipotética negociación con el PSOE para formar gobierno. La sintonía de sus discursos con los de Iglesias, Íñigo Errejón o Rafa Mayoral es químicamente pura. Aunque, eso sí, se nota en algunos matices que su principal preocupación es la defensa de los derechos sociales. Entre los dirigentes de Podemos su voz es la más joven, pero también una de las más vehementes.
Acaba de publicarse la encuesta del CIS y ustedes son segundos, ¿se está premiando el trabajo de Podemos o es que esta incertidumbre les favorece?
Hay que ser prudentes. Nosotros siempre lo hemos dicho, cuando las encuestas son buenas o no lo son tanto. Pero sí creemos que lo que muestran esos datos del CIS es que está creciendo cada vez más ese espíritu del cambio que es cada vez más mayoritario. Ya lo era el 20 de diciembre y sigue creciendo. El mensaje que nos transmite a las fuerzas políticas es que hay más condiciones para que haya un gobierno de cambio y de progreso. Hay que estar a la altura y ponerse ya a concretar esa posibilidad.
Otro mensaje que podría enviar este CIS es que a Podemos le vendrían muy bien unas nuevas elecciones.
Para nosotros, y ya lo hemos dicho muchas veces, no es el escenario deseado. Los ciudadanos ya han votado y a nosotros nos toca componer ese gobierno de cambio y de progreso porque están dadas las condiciones. Cada vez hay más gente que lo pide. Estamos preparados para ese escenario de elecciones, pero no es el deseado.
El mensaje fundamental para Pedro Sánchez y el PSOE es que tienen que elegir entre un gobierno de gran coalición, de las derechas, o un gobierno de progreso
Parece que el PSOE prioriza a Ciudadanos antes que a Podemos en sus negociaciones para ser investido.
El mensaje fundamental para Pedro Sánchez y el PSOE es que tienen que elegir entre un gobierno de gran coalición, de las derechas, o un gobierno de progreso. Si el PSOE elige pactar con la nueva derecha o con la vieja derecha, habrá abandonado definitivamente el espacio de la socialdemocracia y eso es algo que vivirán mal sus votantes y aquellos que han confiado alguna vez en ese partido. El cambio no es cambiar a la vieja derecha por la nueva derecha. Pedro Sánchez tiene que elegir si apuesta por el blindaje de los derechos sociales y por el progreso o si prefiere mantener esa gran coalición que ha mantenido para la elección de la Mesa del Congreso y para el sonado caso de la colocación de los diputados en el Hemiciclo.
Entre los negociadores del PSOE están un ex ministro como Jordi Sevilla y un veterano curtido en todo tipo de asuntos desde el 'felipismo' como José Enrique Serrano. La propia elección de esos negociadores, ¿pone más difícil un acuerdo con Podemos?
Espero que no. Jordi Sevilla es el hombre que se reunía con los empresarios del Ibex 35 para decirles que no se iba a derogar la reforma laboral. Espero que el equipo negociador del PSOE respete las bases programáticas que ha propuesto el partido en campaña y que sean fieles al proyecto de país que han defendido. Un proyecto que va en la línea de priorizar la estabilidad de empleo y de reducir las desigualdades. Si no es así, el Partido Socialista lo va a tener muy difícil para encontrar una salida razonable a su opción de conformar gobierno. Con políticas antisociales y de austeridad va a ser muy difícil gobernar sin generar dolor a la mayoría de la sociedad.
Espero que el equipo negociador del PSOE respete las bases programáticas que ha propuesto el partido en campaña y que sean fieles al proyecto de país que han defendido
Podemos habla de “derogar las reformas laborales” en plural, mientras el PSOE habla en singular, porque quiere derogar la del PP.
Queremos derogar las dos porque la reforma laboral del PSOE es la que abre la puerta al encadenamiento perpetuo de contratos temporales. Las dos han ahondado en esas condiciones precarias de empleo que vive la mayoría de nuestro país, especialmente los jóvenes. He escuchado al PSOE que quiere acabar con la temporalidad, así que imagino que no tendrá ningún problema en asumirlo en esas negociaciones. Desde el propio Partido Socialista se han desdicho y han reconocido que su reforma laboral fue un error que afecta a la calidad del trabajo de nuestros compatriotas. Así lo ha reconocido el propio Zapatero.
¿No es un poco atrevido u osado plantear hasta los ministros de un gobierno de coalición a sus hipotéticos socios?
Es una apuesta valiente y sincera. Y digo sincera porque somos conscientes de que no es lo mismo firmar un compromiso en un papel que ejecutarlo. No hemos venido aquí para seguir con las dinámicas de la vieja política de decir unas cosas en campaña y luego hacer otras. No hemos venido aquí para que se reproduzca la lógica de pactos en despachos que nadie conoce y que después no tienen una concreción en la mejora de las condiciones de vida de la gente. Por eso decimos que hay condiciones para un gobierno del cambio.
Es verdad que el PSOE ha quedado por delante de Podemos en las elecciones, pero también es verdad que solo por 300.000 votos. Lo que los ciudadanos han votado queda lejos de los gobiernos monocolor de años atrás. Y además en esos gobiernos no basta con llegar a un acuerdo verbal o ponerlo en un papel. Hacen falta personas que son capaces de llevarlo a la práctica. Lo que hemos hecho es poner las cartas encima de la mesa.
¿Deben ser televisadas esas negociaciones, como dijo Pablo Iglesias?
Nosotros planteamos que las negociaciones deben ser conocidas por la ciudadanía.
¿Pero no habrá mesa y mantel?
Obviamente en un proceso de negociación y diálogo se tienen muchas conversaciones. Algunas serán telefónicas, otras serán en un despacho, otras en los platós de televisión, etcétera. Lo importante es decir que claro que tiene que haber una comunicación fluida con la ciudadanía. Los ciudadanos tienen derecho saber todo sobre la formación de su gobierno.
Era el propio Partido Socialista de Cataluña el que hablaba del referéndum en Cataluña no hace tanto. Si el PSOE tiene una propuesta mejor, que lo diga
Entrando ya en el contenido de las negociaciones, ¿son conscientes de que el PSOE ha dicho que no puede admitir la celebración de una consulta en Cataluña?
Era el propio Partido Socialista de Cataluña el que hablaba del referéndum no hace tanto. Si el PSOE tiene una propuesta mejor, que lo diga. Tenemos una crisis sobre el modelo territorial de nuestro país porque muchos ciudadanos están descontentos. El 80% de los catalanes quieren votar para decidir su encaje territorial. Entiendo que puede haber otras alternativas, pero nosotros defendemos que el referéndum es la mejor porque es darle la voz a los ciudadanos.
Si el PSOE tiene otra propuesta, lo escuchamos, pero trasladar el Senado a Barcelona no es la solución. Si no están capacitados o habilitados para asumir una verdadera solución a la cuestión territorial en nuestro país, no van a tener un problema con Podemos, sino que lo van a tener con España. O hay una salida democrática o lo que está en riesgo ahora mismo, con esos dos bloques sordos que no se escuchan, es precisamente la unidad de España. Nuestra propuesta es la que mejor va a garantizarla.
En ese contexto, hay otro asunto que dificulta un acuerdo: mientras Podemos dice que se necesitan los votos o la abstención de los partidos nacionalistas, el PSOE dice que no quiere esa ayuda para la investidura. ¿Cómo se saca adelante un gobierno de coalición como el que proponen sin los nacionalistas?
Lo más importante es que consigamos concretar una propuesta de gobierno de cambio. Una propuesta valiente y decidida que para nosotros es el referéndum. Hay que contar con esas formaciones y ellas valorarán en qué medida la propuesta puede satisfacer o no las necesidades de los ciudadanos. Y, quieran o no los señores del PSOE y su vieja guardia, resulta que esos partidos tienen su representación parlamentaria y emitirán su voto en el sentido que consideren oportuno. Tienen algo que decir.
Otro punto difícil para negociar es el de las puertas giratorias. Podemos dice que quiere acabar con ellas. El PSOE también, pero no con carácter retroactivo. ¿Van a exigir a Pedro Sánchez que vaya más allá?
De nuevo ahí creo que el diálogo no tiene que ver tanto con el PSOE y Podemos, sino con las cuentas pendientes que tiene el PSOE con la ciudadanía. Creo que todo el mundo es capaz de entender que cuando los dirigentes del Partido Socialista terminan por llegar al consejo de administración de una empresa estratégica, eso responde poco al espíritu socialista. El PSOE tiene que reflexionar y dialogar con la ciudadanía. Nosotros somos muy claros: no queremos puertas giratorias. Lo de que sean retroactivas o no nos parece un debate bastante maniqueo. Las puertas giratorias son lo que son y tienen que acabarse.
En campaña Podemos hizo una propuesta de la que ahora apenas se habla y que puede ser importante para negociar. Me refiero al revocatorio a los dos años. Es decir, ustedes quieren un referéndum a los dos años de legislatura para que la gente decida si el presidente del Gobierno sigue o no. ¿Van a plantearlo y cree que lo apoyaría Pedro Sánchez?
Nosotros lo planteamos porque la ciudadanía no va a volver a dormirse después de que se ha despertado. Es muy razonable que cuando tú te presentas para presidente del Gobierno y la gente te otorga su confianza, dicha confianza se basa en el respeto a un programa político y en base a unas propuestas para mejorar la vida de la gente. Pasado un tiempo es bueno que la ciudadanía pueda ver si se cumple el programa o se hace lo contrario. Es bastante razonable. La ciudadanía evalúa y si no se ha cumplido, que venga otra persona. En mi opinión, si hay un gobierno de coalición entre PSOE, Podemos e Izquierda Unida, nuestra presencia va a ser garantía de que lo que digamos lo vamos a hacer.
A priori, parece que en la agenda social sería más factible llegar a acuerdos con el PSOE. ¿Dónde están las dificultades? ¿Qué le van a exigir?
A priori, todo está sometido al diálogo. Hasta ahora el principal obstáculo que nos hemos encontrado es que el PSOE no se ha querido sentar con nosotros tras catorce días de nuestra propuesta de cambio. Para nosotros. Un gobierno de progreso tiene que garantizar el cumplimiento de los derechos humanos en nuestro país. Eso implica hablar de que no se pueden producir desahucios sin alternativa habitacional, que la gente tiene que tener una renta mínima garantizada, que tiene que haber una ley para que no se pueda cortar la luz o el gas a las familias con pobreza sobrevenida, que tenemos que tener un plan de emergencia social para los primeros cien días de gobierno, que una mujer maltratada tiene que tener la posibilidad de tener una alternativa habitacional simplemente con los informes de los servicios sociales… En suma, atajar los grandes problemas sociales de nuestro país.
Cuando entremos en un debate para reformar la Constitución, al PP le costará posicionarse en contra unas propuestas que no son de partido, sino una exigencia social
¿Cómo se reforma la Constitución sin contar con el PP teniendo en cuenta que se necesitan mayorías reforzadas para esa reforma?
Creo que hay que ver cuáles son las grandes reformas que hay que hacer. Nosotros planteábamos en campaña cinco grandes garantías que deberían refrendarse y explicitarse en nuestra Constitución. Para nosotros, ese es el objetivo. Cuando entremos en un debate, al PP le costará posicionarse en contra unas propuestas que no son de partido, sino una exigencia social.
A cualquier ciudadano que se le pregunte, dirá que está de acuerdo con que la Justicia debe ser igual para todos y no depender del partido que gobierne, dirá que no podemos seguir teniendo el dinero de todos en manos de gente que lo regala a sus amigos y por ello hay que blindarse contra la corrupción, dirá que para garantizar la unidad de nuestro país hay que darle la palabra a la gente y dar una salida democrática, dirá que cuando su madre se ponga enferma podrá ir a un hospital público para ser atendida con los mejores medios… Creo que son cosas de sentido común.
¿Cómo hacer esas reformas? Con un debate ciudadano. Y con un gobierno de cambio como el que le estamos ofreciendo al PSOE. Va a ser muy difícil que una fuerza política que quiera pintar algo en el nuevo país que se está construyendo va a tener que entender que estamos en una nueva transición. Y hace falta que los derechos que la gente entiende como fundamentales y así lo dice la Declaración de los Derechos Humanos deben estar garantizados en nuestras normas de convivencia.
Se han publicado muchas cosas sobre la posible financiación irregular de Podemos. ¿Cómo convencen a ustedes a aquellos que tienen dudas sobre sus relaciones con Venezuela o Irán? No me refiero a sus seguidores, sino a todos aquellos que no están en los círculos, al señor o señora que lea esta entrevista o la vea mañana en televisión.
Con hechos y no con palabras. Cualquier ciudadano que esté leyendo esta entrevista o nos vea por televisión y tenga dudas puede entrar en la página web y puede consultar euro por euro, factura por factura, todo el dinero de las cuentas de Podemos. Somos la única fuerza política que tiene una auditoría interna y otra externa, además de la del Tribunal de Cuentas. No tenemos problema en explicarnos cada vez que alguien nos pregunte.
Cualquier ciudadano que esté leyendo esta entrevista o nos vea por televisión y tenga dudas puede entrar en la página web y puede consultar euro por euro, factura por factura, todo el dinero de las cuentas de Podemos
A usted se le ha afeado unos tuits durísimos que publicó en 2013 contra la Casa del Rey. ¿Es usted el ejemplo de cómo se ha moderado Podemos en los últimos tiempos?
Creo que el ejemplo que puedo representar en este sentido es precisamente ese proceso que han vivido millones de ciudadanos de nuestro país, que desde el descontento social y de un gran enfado con los políticos por hacer políticas contra la gente hemos pasado a empezar a trabajar en propuestas de cambio del país. Mi participación en el movimiento por la vivienda me ha enseñado muchísimo, al estar con gente que creía que lo había perdido todo y luego encontraba un anclaje social en compañeros. Ese ejemplo de lucha y de organización que termina en que podemos estar en las instituciones para cambiar las cosas no lo encarno yo, sino millones de ciudadanos anónimos que hacía mucho tiempo que no sentía tan cercana la posibilidad de generar cambios reales.
Haya o no evolución en sus palabras y sus hechos -tiempo habrá para juzgarlo-, es innegable que su trayectoria política es, como su implicación en los movimientos sociales, más que precoz. Es la más joven en este juego de poderes, traiciones y tronos que es la cosa pública, pero ella dice no desear cargos. De hecho, cuando se le pregunta qué hará cuando abandone la primera línea política, su respuesta es inmediata: "Haré muchas cosas que adoro hacer. Dedicaré mucho tiempo a leer porque ahora leo pero no todo lo que quisiera. También a terminar mi tesis porque sigo trabajando en ella. Y a mi profesión, que la he dejado aparcada casi sin empezar y que tiene que ver con la psicología educativa, que me apasiona".
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