Alberto Núñez Feijóo, Soraya Sáenz de Santamaría y Mariano Rajoy.

Alberto Núñez Feijóo, Soraya Sáenz de Santamaría y Mariano Rajoy. Efe

Las preguntas de la semana

¿Se marchará Rajoy a la de 3?

14 febrero, 2016 02:04

Sí. Esta ha sido la semana del 3. Los aficionados a la numerología saben que el 3 es un número comunicativo, expresivo, creativo, sociable, simpático y de espíritu derrochador… Así como lo era el conseguidor Urdangarin, quien por menos de 300.000 euros no se levantaba de la cama, según se ha dicho en el Juzgado N. 3 de Palma. Linda Evangelista se conformaba solo con 10.000 dólares. Y no hay color. Así como lo era el constructor Villar Mir, perejil en todas las salsas (presuntamente) corruptas de España, muy interesado en que Rajoy conociera su donosa donación de 300.000 euros para la campaña electoral de 2011. Así como también lo era el diputado comisionista del PP Gómez de la Serna, con sus 3.000 euros mensuales de la Comunidad de Madrid en la época de la Esperanza. Por si el sortilegio del 3 no hubiera estado suficientemente presente en la semana, el 13 de la calle Génova en Madrid, sede central del PP, fue intervenido el jueves por jueces y policías en busca de pruebas de más y más corrupciones.

El 3 evoca resistencia, sacrificio y muerte, tres términos muy apropiados para el barón rampante de la Moncloa. Rajoy continúa subido otra semana más a su árbol, como si no fuera con él lo que pasa en el lodazal. ¿Que el PP de Madrid, cuya sede está en Génova 13, es intervenido? Eso no va con él. “Es cosa de Esperanza”, exclama desde la arboleda Cosimo Mariano, remedo del personaje de Italo Calvino. Desde su pino centenario, ha venteado más corrupción en el PP de Valencia, con nuevos datos y vomitivas expresiones. “Aquí hay pelas para todos. Una ´pastuqui´ importante”, decía en 2007 Correa, el jefe de la trama Gürtel,  refiriéndose a la Administración en aquella Comunidad, en manos absolutas del partido. “Ah, pero eso era cosa de Camps y Rita”, bosteza el líder perezosamente. Líder gracias al apoyo valenciano en el congreso nacional del PP celebrado allí un año después de tan fétida grabación.

El barón rampante resiste y sacrifica a su partido en su empeño de desembarazarse del destino: de la muerte política. En términos bélicos, como me recuerda mi garganta profunda en Génova 13, con mucha historia en la militancia, el Partido Popular se enfrente a su Desfiladero de las Termópilas, aquella batalla en la que 300 espartanos murieron para detener al invasor. Otra vez el 3. De la Operación Púnica a las Termópilas. “Nuestro enemigo, la corrupción, es tan fuerte como lo eran los persas. Y a la corrupción solo se la puede vencer como hicieron los griegos con Jerjes: sa-cri-fi-cán-do-se. El primero que tiene que salir en la limpieza por duro que sea es Rajoy. No hay duda. Si no, esto no tiene solución”, dice mi interlocutor, con tanto sentido común como conocimiento del partido.

Ante este torrente incesante de casos de corrupción en el PP (y con Rita y su hermana “Totón”, to-toto-ton, como la marcha fúnebre, que pueden comenzar a largar en cualquier momento), Rajoy sólo tiene una salida: buscar una muerte digna, aunque tardía, sacrificándose como hizo el rey espartano Leónidas en el desfiladero de las Termópolis.

La idea de un congreso nacional en el PP se extiende en el partido. La  semana pasada hablamos de él en este rincón. Sólo hay tres nombres viables, de nuevo el 3, para sustituir a Rajoy, dependiendo de cuál sea el escenario. Si se repiten elecciones y no da tiempo a reunir a los militantes, la candidata con más posibilidades es Soraya Sáenz de Santamaría. Si hay congreso, las opciones de la vicepresidenta pasarían del infinito a cero. El poder se dirimiría entre dos presidentes autonómicos, el gallego Alberto Feijoo y la madrileña Cristina Cifuentes, esa huerfanita (política), rubia pero muy lista que como una hormiguita se ha hecho con el poder en Madrid y ha ido construyéndose una imagen de eficacia, trabajo, honradez y dialogo, como con Ciudadanos.

Cuenta Herodoto que la sibila habló así antes de la batalla decisiva con los persas: “Proclamo, en fin, que no se detendrá (Jerjes) hasta haber devorado a una (la ciudad) o a otro (el rey Leónidas)”. Cambie Jerjes por corrupción, ciudad por Partido Popular y Leónidas por Mariano, y usted verá, señor Rajoy, qué elige: o morir matando a su partido o morir con cierta aura de dignidad. Como reza el lema de los Registradores de la Propiedad: “Prior tempore potior iure”. Ya que no ha sido el “primero en el tiempo” en irse, hágalo “mejor en el Derecho” que le corresponde como líder del PP.

¿Se equivoca Sánchez?

No. Nadie daba ni un puño ni una rosa por él, pero si lee bien el futuro puede que la jugada hasta le salga bien. Su investidura parece abocada al fracaso. Pero marzo, fecha en la que se votará en el Congreso de los Diputados, no tiene por qué ser su mes de los Idus como le sucedió a Julio César. Si Rajoy sigue en el árbol, haciendo astillas al PP. Si se acrecienta la lucha interna en Podemos y sus mareas. Si el desgobierno y la inanidad que transmite su marca en el ayuntamiento de Madrid permanecen. Y se mantienen las veleidades y frivolidades de su líder, Pablo Iglesias “El peliculero”, capaz de ponerse el esmoquin para ir al cine y de presentarse en camisa arremangada para hablar de España con el Jefe del Estado. Si todo esto sucede y Sánchez cultiva su imagen centrada como líder de un reformismo progresista contra la corrupción y la desigualdad, dispuesto a pactar con un partido de centro derecha como Ciudadanos, a saber qué podría suceder en una repetición de elecciones.

De momento, el oráculo Felipe González, con menos negocios y más tiempo para hablar, ha aconsejado a Susana Díaz que se tranquilice. Pedro Sánchez ha llevado a la práctica aquella frase de tono bíblico del político italiano Giacomo Mateotti: “Podéis matarme, pero nunca mataréis la idea que hay en mí; mi idea no muere; mis hijos estarán orgullosos de su padre, los trabajadores bendecirán mi cadáver, viva el socialismo”. Si el líder del PSOE deja a un lado exhibicionismos estériles, se apropia de un discurso de Estado y no se deja deslumbrar por el faro de la Moncloa podría convertir el epitafio en divisa ganadora.

¿La Infanta irá a la cárcel?

No. O sí. Por el desarrollo del juicio, todo apunta a que su marido no se librará de ella. A falta de sentencia, no es aventurado decir que el próximo San Valentín, si quieren verse, será recurriendo al servicio de “Comunicaciones en Convivencia” de la Dirección General de Prisiones.  Conociendo a la infanta, incólume a la hora de unir su suerte a la de su esposo, disfrutará del “vis a vis” al que tiene derecho toda pareja con un preso miembro, o con los dos. Doña Cristina y sus padres, los reyes eméritos, no deben de ver con optimismo el resultado del juicio al contratar a un equipo de seis abogados, además de Miquel Roca.

El viernes próximo asistiremos por primera vez a la declaración televisada de una Infanta. Será vista por toda España y por buena parte del mundo. Cosas veredes amigo Sancho que harán fablar a las piedras. Ese día 19, en el calendario de taco aparece una frase de San Agustín muy apropiada: “No dejan huella en el alma las buenas costumbres, sino los buenos amores”. Cristina Federica de Borbón y Grecia declarará desde el banquillo de los acusados a cuatro días del 23-F. Aquella fecha en la que su padre se ganó el trono de España y 35 años después puede perderlo un poco más para la Historia. Porque el juicio de Palma no ha hecho más que empezar y el nombre de don Juan Carlos rey será utilizado, no se sabe si en vano.

¿Le han dado la extremaunción?

Sí. Los misioneros están de gira estos días por España y celebran misas con sus prédicas y reparten la extremaunción en las residencias de mayores. Para no hacer discriminaciones, residentes y familiares feligreses la reciben. Y, tal y como está el panorama, no viene mal: nunca sabes quién puede acabar contigo, si los Unos o los Otros. O ambos, como parece. Los chinos recitan el proverbio “A fin de que seas mejor, purifícate todos los días” y los misioneros dan la extramaunción por si acaso.

¿Día del antidepresivo?

No. Hoy es el Día de San Valentín, día en que los nórdicos celebran el apareamiento de los pájaros y los españoles la fiesta del Corte Inglés. A falta de amor, de amistad y de tranquilidad, los médicos nos regalan recetas con antidepresivos (se consumen un 200% más que en 2000) o para casos más leves, ansiolíticos (con un crecimiento del 60% en la última década). En caso de duda con el regalo, busque una farmacia 24 horas o, mejor, a alguien que le acaricie con su sonrisa.

Las casillas más difíciles: referéndum, las independentistas y la aritmética.

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