Pablo Iglesias y el resto de dirigentes de Podemos pueden decirlo más alto, pero no más claro. Si, como parece, se cierra un acuerdo para la investidura entre PSOE y Ciudadanos, el voto de la formación emergente será negativo. Su “no” será sonoro en el Congreso de los Diputados tanto en la primera votación, que se celebrará el próximo 3 de marzo, como en la segunda, el 5 de marzo.
La idea es desgastar a Pedro Sánchez en estos primeros envites, para después tener una posición de fuerza en los dos meses previos a unas nuevas elecciones. Así, si no hay un viraje de estrategia última hora, el partido morado repetirá en el Parlamento nacional lo que ya hizo la CUP en el Parlament catalán.
El discurso público de Podemos es claro: el PSOE tiene que elegir entre dos caminos. El primero de ellos es apostar por un “gobierno de coalición” con Podemos, IU y Compromís; el segundo es impulsar una suerte de gran coalición con Ciudadanos y/o PP. Desde que Pedro Sánchez es el candidato elegido para la investidura, los hechos apuntan claramente a un entendimiento entre PSOE y Ciudadanos.
De hecho, se espera que a principios de la próxima semana ambos presenten un acuerdo que garantice la gobernabilidad. Teniendo en cuenta la aritmética parlamentaria, para que dicho acuerdo se traduzca en que Sánchez sea investido como presidente es necesaria la abstención del PP y/o la de Podemos.
Desgastar a Sánchez
Ante ese escenario, diversas fuentes de Podemos admiten tanto en público como en privado que su decisión será votar negativamente en las dos votaciones previstas. Esa decisión de abstenerse es, al menos por ahora, inamovible. Cuestión distinta es qué pueda suceder en los dos meses posteriores, que constituyen el plazo legal que va desde la primera votación de investidura hasta la convocatoria automática de elecciones.
Con su “no” a la investidura de Pedro Sánchez, los dirigentes de Podemos pretenden desgastar sobremanera al candidato socialista. Es innegable que un político, sea del partido que sea, queda más que tocado si pierde dos votaciones de investidura en tres días.
Así le ocurrió, por ejemplo, al propio Artur Mas, que presentó su candidatura a la investidura en dos ocasiones y en ambas salió derrotado porque la CUP no se había decidido todavía a apoyar a Junts pel Sí, entre otras cosas porque la formación de Antonio Baños pedía la renuncia del propio Mas. Y ya se sabe cómo acabó el expresident.
Dos casos distintos, pero parecidos
El escenario del Congreso no es igual al del Parlament, ni mucho menos. Tampoco Sánchez tiene los mismos apoyos ni problemas que tenía Mas. Existen no pocos matices -aritméticos, ideológicos, etc- que diferencian un caso del otro. Pero el asunto nuclear es el mismo: un candidato a ser investido como presidente necesita por fuerza el apoyo de otro partido. Y en la tesitura actual, con el pacto PSOE-Cs ultimándose, Podemos, como hizo la CUP en Cataluña, no apoyará la investidura ni con sus votos ni con su abstención, salvo que haya un cambio estratégico de última hora.
Durante esta última semana, Podemos se ha esforzado por exhibir un talante negociador con el PSOE. Iglesias, Íñigo Errejón y sus compañeros han apelado a “rebajar el tono” y se han ofrecido una y otra vez a Pedro Sánchez para reunirse. Incluso, han presentado un detallado programa de gobierno. Sin embargo, en las filas socialistas no han recibido de buen grado todas estas ofertas porque interpretan que se tratan de estratagemas que solo buscan debilitar a Sánchez y no realmente llegar a acuerdos.
Además, el PSOE ha insistido en que le corresponde la iniciativa de formar gobierno y, por ello, han despreciado los ofrecimientos de Podemos. Así, el pacto entre ambas formaciones de izquierdas parece tan lejos como el 21 de diciembre.
Por otra parte, parece claro que el PP, cuyo candidato, Mariano Rajoy, quiere ser investido aunque renunció a la investidura, también tomará el camino de rechazar a Pedro Sánchez en el Congreso. Sea o no paradójico, el caso es que ahora mismo todo indica que Podemos y PP votaron lo mismo en la investidura: “no”. Ambos partidos suman más de 180 diputados y, por ello, la derrota del candidato del PSOE parece asegurada en las dos votaciones.
Dos meses en que todo es posible
Si, como parece evidente, Sánchez no logra ser investido en estos dos primeros intentos, es una enorme incógnita saber qué ocurrirá en los dos meses siguientes. Quizás ahí está la clave del complejo panorama político. ¿Podrá Podemos lograr que el PSOE sí se siente a negociar un gobierno de coalición? ¿Podrían Pablo Iglesias y los suyos pedir otra candidato socialista al que sí respaldar en otro intento?
De momento, elucubrar al respecto es solo un ejercicio estéril. Antes de cruzar ese puente, están las dos primeras sesiones de investidura de los días 3 y 5 de marzo. Pero está claro que, si se llega a ese escenario posterior, Podemos tendrá, como tuvo la CUP en Cataluña, mucho que decir sobre quién será el próximo presidente del Gobierno.