Urdangarin o la amnesia del chico de las gafas amarillas
El cuñado del rey, con voz pausada y en tono muy bajo, intentó explicar de manera repetititiva que él desconocía todo el entramado del Instituto Nóos.
27 febrero, 2016 02:56Noticias relacionadas
Y llegó la hora. Después de tres semanas de declaraciones llegaba el turno de Iñaki Urdangarin. Sólo falta por declarar su mujer la infanta Cristina de Borbón, y el abogado que supuestamente montó el entramado empresarial internacional pero que ni siquiera el fiscal acusa, Salvador Trinxet. El resto ya ha puesto sus cartas encima de la mesa.
Con voz pausada y en tono muy bajo, Urdangarin intentó explicar de manera repetititiva e insistente que él desconocía todo el entramado que se había montado a través del Instituto Nóos y las empresas tanto suyas como de Torres.
El exduque de Palma ha optado por seguir la línea de defensa del “no sé”, “no me acuerdo”. Se ha limitado a decir que suponía que los trabajos estaban bien realizados, que él delegaba en otras personas, que no recordaba los detalles y, como mucho, que intuía cómo se hacía.
Él era el presidente de Nóos y el administrador de Aizoon pero no sabía que había facturas falsas, que se había cobrado por trabajos no realizados ni que tenían registrados como trabajadores a personas que no existían y que nunca había visto.
Con aire solemne y sus gafas de pasta amarillas en mano se sentó en la mesa enfrente del tribunal con unos pocos papeles. Nada que ver con la preparación de Diego Torres, que durante sus cuatro días de declaración se ha apoyado en cientos de documentos que llevaba estudiados al dedillo. Urdangarin no llevaba papeles porque como él mismo explicó al fiscal: “pero mire como vengo, si yo me marché de Nóos y Nóos Consultoría sin ningún papel”. Así que ahí estaba sin nada en lo que apoyarse.
El fiscal, crispado
Sin embargo, su amnesia empezó a crispar al fiscal, quien fue subiendo el tono de voz en la medida que iba comprobando que la declaración de Urdangarin se asomaba cada vez más a una tomadora de pelo:
Pedro Horrach: ¿Negoció usted los presupuestos en Nóos Consultoría?
Iñaki Urdangarin: Yo no.
P.H.: ¿Entonces quien?
I.U.: No le puedo contestar, yo no negocié nada, yo no negocio nunca un presupuesto.
P.H.: Entonces, señor Urdangarin, ¿quién negocia los presupuestos en Nóos Consultoría?
I.U.: Que no lo sé.
P.H.: Que ¿quién lo negocia? Señor Urdangarin.
I.U.: Que yo no lo sé, señoría.
P.H.: ¡¿Que quién negocia los presupuestos y los acuerdos en Nóos Consultoría?!
I.U.: No lo sé.
P.H.: Que Nóos Consultoría no es una multinacional...
Esta parte de la declaración fue un ejemplo de lo que ocurrió durante las dos horas que duró la primera parte del interrogatorio del fiscal y que continúa el próximo miércoles. Horrach le mostró documentos con su firma en los presupuestos de Nóos Consultoría, la sociedad a nombre de Torres y Urdangarin, que facturaba al Instituto Nóos por trabajos presuntamente realizados, a pesar de que no hay constancia de labores reales. El fiscal sospecha que Nóos Consultoría tenía como único objetivo trasvasar dinero público del Instituto Nóos, fingiendo que desde el Instituto se encargaban trabajos a Nóos Consultoría.
Urdangarin ha intentado defender las bondades tanto del Instituto Nóos como de Nóos Consultoría. Sin embargo, cuando el fiscal le cuestionó qué trabajos reales hacía Nóos Consultoría, Urdangarin volvió a su amnesia. “Yo me fui de Nóos sin un papel. Después de diez años ya no me acuerdo de los detalles. ¡No me acuerdo de toda mi vida profesional al mínimo detalle!”.
Tampoco recordaba el canon de 900.000 euros que pagó el Gobierno valenciano a Nóos por la organización del Valencia Summit 2004 por parte del Instituto Nóos. De esta cantidad, unos 400.000 euros acabaron en las arcas de las empresas instrumentales del entramado. "¿Cómo es posible que ese dinero acabe en la empresa de la que usted es propietario?", preguntó Horrach: "No soy conocedor de esta materia porque no me he dedicado a ese tema".
"No lideraba Nóos"
Sus negaciones llegaron hasta tal punto que el marido de Cristina de Borbón, que se enfrenta a una pena de casi 20 años de cárcel, llegó a decir que a pesar de ser él el presidente de Nóos y Torres el vicepresidente, ellos “no lideraban el Instituto”, ellos eran “impulsores”.
El yerno de Juan Carlos I señaló que desconoce muchos extremos de lo que ocurría en Nóos porque él se dedicaba a lo relacionado con el mundo del deporte y a la relación con las personas.
De lo que sí se acuerda perfectamente es de que él no es un comisionista y que él no cobró ningún peaje por parte del expresidente del Gobierno balear, Jaume Matas. También se acuerda perfectamente de dos personas: Miguel y Marco Antonio Tejeiro, los cuñados de Torres y los responsables de todas las facturaciones y la administración del entramado.
Urdangarin fue engañado. ¿Por quién? Por los dos hermanos Tejeiro. Se enteró una vez iniciado el procedimiento judicial, que le ha llevado al banquillo de los acusados, de que habían puesto como trabajadores de su sociedad, Aizoon, a gente que no había visto nunca. A la única Tejeiro que salva es a Ana María, esposa de Torres, que entra dentro del pacto que han decidido seguir los dos socios a la desesperada para intentar que no ser condenados. Ambos protegen a las dos mujeres y no se echan las culpas el uno al otro.
Lo que queda pendiente es qué va a hacer Urdangarin con su suegro y las personas de su máxima confianza. Torres dejó muy claro que la Casa Real controlaba todos los movimientos de Nóos, con lo que si les declaran culpables quedará patente que la Familia Real sabía el uso fraudulento y delictivo que estaba haciendo uno de sus miembros del dinero público. En el resto de su declaración, ¿apoyará Urdangarin a Torres también en esta afirmación?