Cuando Imanol Uribe estrenó Días contados -película ganadora de 8 premios Goya-, muchos espectadores vieron a José Luis Urrusolo Sistiaga reflejado en Antonio, el protagonista del film. Al igual que este antiguo miembro de ETA recién excarcelado tras cumplir 19 años de los cerca de 600 a los que se le condenó, el personaje de Uribe forma parte del 'Comando Madrid', es escurridizo y vive al límite de la detención. Sanguinario y a ritmo de thriller, Urrusolo se ganó entre los policías el apodo de 'hombre de las mil caras'. Participó en al menos nueve asesinatos y dos secuestros, los de los empresarios Diego Colón y Carvajal y Emiliano Revilla. Ha saldado con poco más de dos años de cárcel cada asesinato que perpetró.
Urrusolo Sistiaga (San Sebastián, 1957) fue detenido en Francia en 1997. Se integró en ETA veinte años antes, cuando engrosó las filas del 'Comando Jaizkibel', encargado de la información y la propaganda de la banda terrorista. A partir de ese momento, ganó enteros en la organización, hasta convertirse en jefe del 'Comando Madrid'. Participó en el atentado de la Plaza de la República Argentina -18 heridos y un muerto- y en la voladura del edificio de Telefónica en la calle Ríos Rosas.
Acogido a la vía Nanclares, ha rebajado su pena con un comportamiento penitenciario “correcto y estudioso”. Urrusolo fue expulsado de ETA un año antes de ser cazado por la Policía. Tan sólo seis meses después de entrar en la cárcel firmó un documento en el que algunos históricos del colectivo terrorista pedían el abandono de las armas, una muestra más del paralelismo con el personaje de Uribe que, todavía dentro de la banda, muestra sus desavenencias con la cúpula. Arrepentido públicamente y participante en talleres con víctimas directas de ETA, Urrusolo se desvinculó del colectivo de presos etarras en 2008.
Indisciplinado e independiente, 'el hombre de las mil caras' protagonizó episodios como éstos que se relatan a continuación, recogidos con detalle por Javier Marrodán, profesor de la Universidad de Navarra que lleva décadas estudiando el terrorismo de ETA.
Urrusolo se escapa
En marzo de 1993, relata Marrodán, la Policía detuvo en Tarragona a Fernando Díaz Torres, miembro del comando itinerante, en el que también estaba Urrusolo. Preguntado por la ubicación del resto de miembros del grupo, Díaz Torres se refirió a un piso de Valencia, pero advirtió a los agentes de seguridad de que habían acordado que si él no aparecía a las nueve de la noche en cierto bar al que telefonearía Urrusolo, el resto de terroristas abandonaría el centro de operaciones. La Policía acudió al establecimiento con el detenido, que recibió la llamada tal y como había explicado. Charló con Urrusolo y colgó.
Pero los funcionarios no conocían el mecanismo de seguridad en clave de los militantes de ETA. Cuando Díaz Torres preguntó a Urrusolo por Idoia López Riaño, dijo: “¿Cómo está Francesca?”. Esta pregunta sirvió al 'hombre de las mil caras' para descubrir lo ocurrido. Cuando la policía asaltó el piso de Valencia, no había nadie dentro.
Independiente y conflictivo
En septiembre de 1990, detalla Marrodán, la detención de la terrorista Carmen Guisasola permitió a la Policía conocer las diferencias internas existentes en ETA. Según se supo, Urrusolo criticó duramente a Francisco Múgica Garmendia -por aquel entonces jefe de la banda terrorista- ante sus compañeros. López Riaño, ofendida por la falta de disciplina de este miembro del 'Comando Madrid', desgranó ante la dirección de ETA las opiniones de Urrusolo, que llegó a decir sobre Múgica Garmendia: “Utiliza argucias para desprestigiar a la gente y hacerla aparecer como contraria al espíritu de la organización cuando no están de acuerdo con él (…) Es un mentiroso, y como toda esa cuadrilla, se rodea de funcionarios y pelotas que le bailan al son que ellos tocan. Es un inútil, no tiene ni puta idea, ahí no puede estar (…) Es un hijo puta, un gilipolllas. Cuando le pida cuentas va a ser con el cacharro -la pistola- encima de la mesa”.
La agenda de Urrusolo
La operación de Bidart en marzo de 1992, narra este profesor de la Universidad de Navarra, fue uno de los golpes más duros contra la banda terrorista. Fueron detenidos Múgica Garmendia -jefe de la organización por aquel entonces- y Txelis -ideólogo de ETA-, entre otros muchos. A partir de ese momento, el desconcierto carcomió muchos comandos de la banda, que no sabían si estaban fichados por la Policía.
El CESID aprovechó la ocasión para filtrar noticias falsas dirigidas a debilitar más todavía la moral de ETA. Una de aquellas informaciones -que no ha llegado a desmentirse- recogía que la operación policial había sido posible gracias a los datos incluidos en una agenda de Urrusolo, encontrada en Barcelona. Incluso se llegó a decir que el propio Urrusolo podría haberla hecho llegar a la Guardia Civil para, así, facilitar la detención de Múgica Garmendia, con quien ya había tenido varios desencuentros.
Padrazo y 'contratado' por España
En 1987, Urrusolo Sistiaga fue destinado a Francia, donde se encargó de la formación de nuevos terroristas. Allí, cuenta Marrodán, el conocido como 'Joseba' o 'Langile' se estableció con su mujer y sus dos hijos en una granja de la campestre localidad de Roumagne, de apenas setecientos habitantes. Urrusolo, que se había arrogado una fama de asesino frío, profesional y escurridizo, se convirtió en pocos meses en un apasionado de su familia que llegó a encandilar a sus vecinos por “su condición de padrazo”.
Llevaba de excursión al campo a las niñas de Roumagne y contaba a sus padres que el ministerio de Economía español le había encargado unos estudios sobre el sudeste francés. “Su identidad falsa -David Salinas- y su elocuencia lograron disipar los recelos iniciales”, explica Marrodán.
La detención
El 16 de febrero de 1997, Urrusolo conducía un Fiat Tipo. Llevaba un revólver del calibre 22 y carecía de los papeles del coche. Advertido por un control rutinario de la gendarmería francesa, trató de huir, pero derrapó y se salió de la carretera. Marrodán recuerda que Urrusolo dijo a un gendarme cuando fue apresado: “Habéis dado un bonito golpe porque soy un importante miembro de ETA”.
Críticas desde la cárcel
Durante el verano de 1997, un mes después del asesinato de Miguel Ángel Blanco, Álvarez Santacristina -Txelis- envió a la dirección de la banda un alegato titulado 'En torno a la estrategia de los abertzales'. En él, dice Marrodán, se proponía abiertamente el abandono de las armas. El documento fue firmado también por Urrusolo. Así decía:
"La lucha armada de ETA está conociendo como nunca el desprestigio político y social (...), cada vez más condenada y rechazada por la casi totalidad de nuestro pueblo".
En 2009, Urrusolo Sistiaga volvió a arremeter contra ETA. Firmó una carta junto a Carmen Guisasola, que decía: "El fin de la lucha armada es el primer paso que hay que plantear".