Sobre la mesa de negociaciones de los partidos políticos hay una serie de propuestas que inquietan especialmente a determinados sectores del Ejército. El acercamiento a algunas “líneas rojas”, como el derecho a decidir en Cataluña y otras reivindicaciones nacionalistas, han puesto en alerta a algunas esferas militares, que hablan de “falta de ejemplaridad” de la clase política y de “final de ciclo”. Ante esta situación, reivindican a las Fuerzas Armadas como “garantes” de los valores tradicionales españoles.
La OTAN y Cataluña
En el seno de las Fuerzas Armadas preocupa que figuras como Pablo Iglesias, que ha defendido en varias ocasiones la salida de España de la OTAN, pueda adquirir responsabilidades de Gobierno. Ni siquiera el fichaje del ex JEMAD Julio Rodríguez por Podemos ha calmado estas inquietudes. Algunos militares, como el capitán de Infantería José María Martín Corrochano, publicaron algunas cartas en las que defendían los verdaderos “valores militares” que consideraban traicionados por Rodríguez: “Honor, qué bonita palabra, y que difícil de definir. Yo voy a intentarlo”, escribió el capitán de Infantería, lamentando la incorporación del ex JEMAD a las filas políticas.
Desde algunas asociaciones se comparte la perspectiva de aquella misiva. Según declaró José Ignacio Domínguez, que actúa como secretario en el Foro Milicia y Democracia, algunos asuntos que están sobre la mesa, como el referéndum de Cataluña, “pueden afectar al sentimiento de muchos militares”. El coronel retirado Leopoldo Muñoz, presidente de la Asociación de Militares Españoles (AME), añade que los partidos “no pueden, ni deben, aceptar la indisolubilidad de España como nación”.
El voto militar
Pero la preocupación que se fragua en estas esferas militares se centra más en la “inestabilidad” derivada de los dos meses y medio en los que está gobernando un Ejecutivo en funciones. El exministro de Franco José Utrera Molina firma un texto titulado Patria y Ejército publicado en el blog General Dávila en el que aparecen como responsables el Teniente General Emilio Pérez Alamán, el General de División Juan Chicharro Ortega y el General de Brigada Adolfo Coloma. En dicho texto, Utrera Molina lamenta que “no es la primera vez en la historia que España pasa por momentos turbulentos, que grupos y formaciones políticas desprecian el depósito de nuestra historia y tradiciones, que ignoran el alto valor que el Ejército representa”. Según su reflexión, “patria y Ejército son realidades inseparables. No se entienden la una sin la otra. La milicia como garante de la Patria, como continuación natural de ésta”.
El propio Utrera Molina, que firma como Alférez de complemento y Cabo honorario de la Legión Española, encabeza una lista de colaboraciones en el blog General Dávila - nombre estrechamente ligado a la historia de las Fuerzas Armadas-, en la que también aparecen el Teniente General Agustín Muñoz-Grandes, hijo del vicepresidente del Gobierno con Franco, y los almirantes Ángel Tafalla y José Ángel Sande Cortizo. Su reivindicación apunta a “la erosión de las instituciones públicas españolas”. En contraposición, destaca “la realidad rotundamente honesta y ejemplar del actual Ejército Español”, al que define como “la semilla que volverá a brotar del rico humus de la tierra española”.
“No importa que parezca declinar el ánimo colectivo y que el buen pueblo español se acerque engañado a la negación de las virtudes básicas que permiten su supervivencia”, defiende.
Ese sentimiento de traición viene derivado de una campaña electoral en la que el futuro de las Fuerzas Armadas se ha convertido en una de las bazas electorales de los principales partidos. Con todo en juego y conocedores de que conseguir un escaño más o menos podía significar la diferencia entre la victoria o la derrota, las formaciones trataron de seducir a su modo al mundo militar -compuesto por 133.000 efectivos-.
El PP abogó por priorizar el escenario económico del Ejército; el PSOE apenas incorporó cambios en su programa electoral; Ciudadanos incidió en la necesidad de profundizar en una reforma legislativa; y Podemos abogó por el derecho de reunión y sindicación, como contó EL ESPAÑOL. Pero estas propuestas han quedado lejos del tapete de las negociaciones, en las que sí se plantean otras que la mayoría de los miembros del Ejército considera demasiado sensibles. Pero Utrera Molina, resumiendo la sensación que se respira en estas esferas, presenta al Ejército como “una minoría altiva, audaz y dirigente” que, lejos de la inestabilidad política, es capaz de captar “los momentos en que el pueblo español ha de definir, anclado en su presente, las notas del futuro”.