El nuevo secretario general del sindicato UGT, Josep Maria (Pepe) Álvarez, cree que “la catalanofobia” estuvo a punto de impedirle lograr el cargo: “UGT es la primera organización estatal donde la catalanofobia no funciona”, dijo. La polémica procede del viejo apoyo de Álvarez al derecho a decidir en Cataluña: “Me gustaría que el PSC mantuviera una posición favorable al derecho a decidir”, dijo Álvarez en una entrevista en La Xarxa en 2014. Álvarez fue incluso más allá en aquella ocasión al pedir también el apoyo a Mas en el año de la consulta del 9N: “El conjunto de ciudadanos debemos darle nuestra confianza”.
Álvarez ha sido secretario general de UGT en Cataluña desde 1990. Su labor en favor del catalán en el ámbito sindical fue reconocida en 2003 con el premio de Honor Lluís Carulla, que recae cada año en figuras o instituciones ilustres: “Ha defendido el derecho de las personas que tienen otras lenguas maternas a acceder, desde la escuela, al pleno conocimiento y al uso habitual del catalán para favorecer la cohesión”, decía el texto del galardón. Omnium se ha felicitado por el nuevo líder sindical y se ha declarado dispuesto a trabajar con él.
El mismo Álvarez es un ejemplo de esa voluntad de adaptación. Nació en Asturias en 1956 y se trasladó a Barcelona a los 19 años para trabajar en el sector del metal, en La Maquinista. En 1976, un año después de su llegada a Barcelona, inició su carrera sindical en UGT, en plena transición. Fue elegido en el comité de empresa tras las primeras elecciones sindicales.
Año tras año fue ascendiendo en el sindicato hasta mayo de 1990, cuando fue elegido secretario. Desde entonces lo ha sido ininterrumpidamente. En 1995 estuvo a punto de ir muy arriba en las listas del PSC al Parlament que aquel año encabezó Joaquim Nadal. Fueron las penúltimas que ganó Jordi Pujol.
Amigos en varios partidos
Esta lejanía de la política directa le ha permitido hacer de UGT en Cataluña un sindicato más transversal. Aunque algunos dirán que lo ha hecho más abierto al independentismo. No es sorprendente por ejemplo que la última vicepresidenta de la Generalitat con Artur Mas y hoy consellera y portavoz del gobierno de Carles Puigdemont, Neus Munté, ocupara altos cargos en UGT entre 2004 y 2010. Munté ha dicho tras la elección de Álvarez que el líder sindical tiene "una visión plural y abierta". Dos de los principales candidatos a suceder a Álvarez en Cataluña -Camil Ros y Laura Pelay- son independentistas.
Además de intentar reformar las estructuras nacionales del sindicato -"debe adelgazarse en la cabeza para que los recursos lleguen a las extremidades", ha dicho-, Álvarez puede jugar un papel clave desde Madrid en las relaciones entre el nuevo gobierno español y la Generalitat. Álvarez no ha empezado esa vía pacificadora con declaraciones suaves: “Estoy seguro de que con menos catalanofobia es posible alcanzar más acuerdos y más entendimiento, que es lo que quieren los ciudadanos de Cataluña y de España”, ha dicho.
Álvarez se ha decantado en su primer discurso como secretario general del sindicato por un gobierno de izquierdas: "Me gustaría que la mayoría de izquierdas que hay en el Parlamento se ponga a trabajar y a solucionar problemas", ha dicho, y a continuación: "Si hay una mayoría de izq que se ha comprometido a derogar la reforma laboral, ¿por qué no la derogamos?" Si llegara a concretarse una mayoría de gobierno entre PSOE y Podemos con el apoyo tácito de los partidos catalanes, el papel de Álvarez y su rol adquirido de pacificador en Cataluña -que aún debe ganarse en Madrid- sería sustancial.