Se trata de Radwaniyah, el palacio presidencial de Sadam Husein. Donde en un pasado se erigían estatuas con la imagen del dictador, suelos con baldosas de mármol y lujosos ornamentos, ahora corren los soldados de las Fuerzas Armadas españolas. Apuntan, se despliegan, dan instrucciones a los efectivos iraquíes a los que adiestran y valoran el riesgo que se puede presentar en la siguiente habitación. Son ejercicios tácticos y, por supuesto, simulados, pero se desarrollan en un escenario que, hace poco más de una década, representaba la opulencia de un régimen en uno de los lugares más inestables del mundo.
“El papel de las tropas españolas es el de instrucción y adiestramiento de las unidades del Ejército iraquí que nos asignan”, explicaba recientemente el coronel José María Gutiérrez del Olmo, al frente del contingente de las Fuerzas Armadas, a EL ESPAÑOL. Según las explicaciones de Gutiérrez del Olmo, las actividades en la formación “son muy variadas”: desde el manejo de armamento hasta los movimientos que deben adoptar en los despliegues. En definitiva, conseguir que “el batallón operativamente salga mejor preparado y lo más cohesionado posible”. El enemigo ahora, no obstante, ha cambiado de uniforme y erige otra bandera, la del Estado Islámico.
El criterio de la coalición que opera en Irak -liderada por Estados Unidos y en la que participa España- es que los propios iraquíes deben adquirir los medios necesarios para luchar contra el Daesh. La instrucción de las tropas locales, papel que desempeña el Ejército español, es uno de los pilares en este proceso. Gutiérrez del Olmo destacó que la guerra contra el Estado Islámico ya no se libra en espacios abiertos: “Los combates se desarrollan en ciudades con todo lo que conlleva para la población local”. Y el palacio de Sadam Husein representa buena parte de las características que las tropas iraquíes pueden encontrarse en su lucha.
Montañas y lagos artificiales
“Donde antes se erigían majestuosas edificaciones forradas en mármol y bañadas en oro, ahora se hace combate en población”, advierte el Estado Mayor de la Defensa de España. En el recinto, ubicado en la zona oeste de Bagdad -junto al aeropuerto internacional-, se erigen varios edificios que componían el antiguo palacio, además de un gran espacio abierto con montañas y lagos artificiales. Allí se desarrollan las prácticas de Stalking (acecho e inserción de tiradores de precisión), progresión de unidades y campos de tiro.
Tanto los efectivos de la coalición como la población local conocen a este espacio como Royal Palace Complex, aunque su nombre oficial es el de Radwaniyah Palace Compound. Desde la toma de Bagdad -principios de 2003-, el palacio se ha usado como hospital de campaña y como centro de puesto de mando. Hoy, la coalición lo emplea en las capacidades de adiestramiento para unidades ligeras, como SUT (Small Units Tactic), MOUT (Military Operations in Urban Terrain), C-IED o movilidad.
300 efectivos españoles en Irak
La lucha contra el Estado Islámico no debe proceder “únicamente desde el punto de vista militar”, considera Gutiérrez del Olmo. “Hay que ver otras áreas, como el aspecto político, el apoyo social, el punto de vista económico, religioso…”, advierte el militar. Esa conjunción de aspectos han permitido ganar algunos frentes al Estado Islámico, que hasta hace poco se erigían como sus bastiones. “La toma de Ramadi ha sido una inyección de moral para el Ejército iraquí -explicó el coronel-. Se le empieza a ganar la guerra al terrorismo. Eso sí, es muy aventurado hablar de plazos”.
En Irak hay alrededor de 300 efectivos españoles desplegados, entre Besmayah, Bagdad y Taji, e integrados en la operación Inherent Resolve. Según las estimaciones que manejan los militares al mando de la Inherent Resolve, el Estado Islámico cuenta con unos 30.000 efectivos en territorio iraquí, de los que 12.000 son extranjeros.