El escándalo de los titiriteros y los errores en la aplicación de la Memoria Histórica colocaron a la delegada de Cultura del Ayuntamiento de Madrid, Celia Mayer, al borde del abismo. Cuando el inicio de los carnavales terminó con dos detenidos por presunto enaltecimiento del terrorismo ante niños de menos de diez años, Carmena apagó el incendio pidiendo disculpas y anunciando una remodelación en el área. “Veremos si es lo mejor que Celia siga con nosotros”. Este error venía precedido por el derribo sin avisar de los monumentos que el Ejecutivo de Ahora Madrid, o por lo menos Mayer, consideró “franquistas”, entre ellos una placa a los carmelitas fusilados en agosto de 1936.
Los tropiezos de la concejal llevaron a la oposición, incluido al PSOE -que hace posible el mandato de Carmena con su apoyo-, a pedir la dimisión de Mayer. Pero la remodelación prometida por la alcaldesa ha llegado y Mayer sigue al frente. Eso sí, con muchas menos funciones de las que tenía.
La regidora, que no quiere más sustos en Cultura, ha mantenido a Celia Mayer en su puesto para evitar, dice la oposición, una revuelta en Ahora Madrid. Este movimiento ciudadano es fruto de varias confluencias. Mayer representa la unión de Ganemos Madrid y Podemos. De hecho, fue la persona que presentó el pacto entre estas dos formaciones meses antes de los últimos comicios. Ocupa del Patio Maravillas y fiel al 15-M, llegó a dirigir este departamento tras el escándalo de los tuits de Guillermo Zapata.
Protocolo pendiente
Uno de los cambios más significativos está relacionado con la Memoria Histórica. A partir de ahora, serán Luis Cueto -coordinador general de la alcaldía- y Mauricio Valiente -concejal de la facción de Izquierda Unida- quienes se encarguen de armar el protocolo que marque los pasos de la aplicación de la ley en este ámbito. El derribo de monumentos franquistas ha sido uno de los mayores dolores de cabeza de Carmena en lo que lleva de legislatura. Sin avisar a Patrimonio, Ahora Madrid -por orden de Mayer- comenzó a retirar algunos reconocimientos que consideró próximos al régimen.
La retirada de la placa a los carmelitas fusilados fue la gota que colmó el vaso. El Consistorio pidió perdón, se repuso y, en ese momento, el Ejecutivo de Cibeles decidió paralizar los derribos -había previsto incluso borrar los homenajes a Calvo Sotelo- y encargar a la cátedra de la memoria histórica de la Universidad Complutense un protocolo. Pero las relaciones con ésta también se rompieron. Carmena ha decidido apartar a Mayer de la gestión de este proyecto y dejarlo en manos de Cueto -hombre de confianza- y Valiente -de una facción distinta a la de Mayer-.
Nuevo puesto
A partir de ahora, Celia Mayer no se hará cargo, o por lo menos de la misma forma que antes, de la programación cultural de Madrid. Manuela Carmena ha creado un nuevo puesto de director en Madrid Destino -empresa encargada del Turismo y la Cultura de la ciudad-. Con este remiendo, Ahora Madrid “depura” los errores cometidos en programación, el más bochornoso el de los titiriteros. Como presidenta del ente, Mayer tenía que revisar la gestión de contenidos, pero este nuevo puesto coloca otro filtro.
Por último, Carmena ha nombrado vocal de Cultura a Paula Foulkes, que dependerá directamente de la regidora y no de Mayer, y que informará a la alcaldesa de los nuevos pasos en la coordinación del área.