Pedro Sánchez y Pablo Iglesias han malgastado otra semana para negociar la investidura de primero como presidente del Gobierno. La cuenta atrás hacia el 2 de mayo, fecha en la que se convocarían elecciones automáticamente, sigue corriendo. Pero los líderes de PSOE y Podemos decidían este miércoles volver a verse las caras el próximo miércoles, 30 de marzo. Así, una vez pasadas las vacaciones de Semana Santa, por fin retomarán su diálogo.
Tras semanas de desencuentros, ofertas inasumibles, vetos cruzados, conversaciones infructuosas y no pocos ataques dialécticos, hace unos días Sánchez e Iglesias sorprendían a propios y extraños al anunciar que se reunirían antes de Semana Santa. Sin embargo, este martes, en un contexto marcado por los terribles atentados de Bruselas, ambos líderes políticos volvían a sorprender al confirmar que finalmente no se verían antes de las fiestas. Arguyeron "problemas de agenda" que parecen difíciles de creer teniendo en cuenta que este miércoles ellos no tenían actos programados. De hecho, el único acto al que debían acudir era el minuto de silencio en el Congreso por los atentados. Y ninguno apareció.
El tono ha sido muy cordial y de plena voluntad de abrir un nuevo marco de diálogo
La conversación por teléfono
Más allá de las extrañas circunstancias previas, el caso es que Sánchez e Iglesias hablaban este miércoles por la mañana durante media hora. Fuentes de ambos partidos explicaban después que "el tono ha sido muy cordial y de plena voluntad de abrir un nuevo marco de diálogo". Los dos hablaron sobre "la necesidad de que haya un gobierno alternativo a Rajoy y sus políticas". Y también coincidían en "la necesidad de abrir un nuevo tiempo político".
Además de conversar acerca de la situación internacional y la crisis humanitaria de los refugiados, compartían su "preocupación por la amenaza del terrorismo yihadista" y decían están de acuerdo en "defender la unidad de las fuerzas políticas por encima de cualquier otra diferencia". Y, por otra parte, compartían su preocupación por "las formas de un gobierno interino que no respeta al Parlamento".
Sin avance alguno
Asimismo, Iglesias y Sánchez hablaron sobre "las reformas necesarias" en España en materias constitucional, fiscal, laboral y de regeneración democrática. "Hay muchos puntos en común", destacaban fuentes de los partidos en un texto conjunto. "Muchos de ellos, según Pedro, están incluidos en el acuerdo con Ciudadanos", apuntaban. Un acuerdo que, como ya era sabido, "para el PSOE está vigente y abierto a otros partidos". En opinión de Iglesias, "la mejor inspiración para el futuro de España es el gobierno de la comunidad valenciana"; algo que también se sabía. En otras palabras, el diálogo se ha desbloqueado, pero no hay avance alguno porque cada formación sigue enrocada en sus posiciones.
En cualquier caso, los dos partidos quisieron destacar que "hay respeto mutuo por las visiones respectivas y en ningún caso impiden el diálogo y nuestra firme voluntad de evitar nuevas elecciones y conseguir un gobierno de cambio y estable". Para ambos, "resulta urgente formar Gobierno, poner fin al gobierno de Rajoy, y para ello es necesario articular acuerdos amplios". Por ello, se citaban para una reunión el próximo miércoles, 30 de marzo, que servirá, según su versión, para "abrir el diálogo" entre el PSOE y Podemos.
En suma, los dos partidos siguen sin ponerse de acuerdo en un contexto de vetos cruzados que hace muy complicado cualquier pacto de investidura. La próxima semana Sánchez pedirá al máximo responsable de Podemos que no promueva frentes ni exclusiones y que ayude a poner fin a un bloqueo institucional que cree que sólo beneficia al PP. Se trata, como ha dicho el líder socialista, de hablar "de soluciones, no de sillones", sobre la base de su acuerdo Albert Rivera. Por su parte, tal y como ha publicado este diario, Iglesias tiene previsto ofrecer a Sánchez que utilice su pacto con Rivera para obligar a Ciudadanos a que se abstenga y facilite un gobierno de izquierdas. Es decir, ofertas contradictorias.
Errejón reparece, pero calla
En la crónica política de este miércoles previo a las fiestas de Semana Santa también destacó una imagen más que esperada. Se trata de la reaparición del número dos de Podemos, Íñigo Errejón, que acudía al Congreso de los Diputados para tomar parte en el minuto de silencio por las víctimas de los atentados de Bruselas. Era la primera vez que se le veía desde que Pablo Iglesias fulminó a su mano derecha y amigo Sergio Pascual, hasta ese momento número tres de Podemos.
Errejón, que estaba en Londres mientras Iglesias consumaba su golpe de efecto en el partido, declinó este miércoles hacer declaraciones porque "no es el momento". Y estuvo muy cerca de su interlocutor en el PSOE, el portavoz parlamentario, Antonio Hernando. Ellos mantienen buena sintonía. No tanta como sus jefes, ni mucho menos.
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