El testaferro que compró el ático de Ignacio González en Marbella tuvo sobre la mesa una falsa confesión fabricada en España con la que se presentaría ante las autoridades americanas y españolas como un “veraneante habitual de la Costa del Sol”. El ex presidente de la Comunidad de Madrid, en colaboración con el presidente del Atlético de Madrid Enrique Cerezo y los asesores jurídicos de este último, fabricaron una coartada para intentar poner punto y final al escándalo.

La estrategia inicial consistía en presentar al mexicano Rudy Valner, establecido en Los Ángeles, con despacho en Beverly Hills y sin vinculación alguna con la zona, como un profundo conocedor del mercado inmobiliario local. Sin embargo, la realidad pasa por que Valner adquirió el lujoso inmueble por teléfono, sin tan siquiera verlo e inmediatamente después de que lo visitara la esposa del ex presidente madrileño, Lourdes Cavero, con la intención de adquirirlo.

El Mundo destapó en 2012 el escándalo de la compra del dúplex de González, que fue instrumentada por el testaferro Valner a través de una sociedad off shore radicada en Delaware y denominada Coast Investors. A partir de entonces los principales implicados en la operación fabricaron una coartada que ha ido variando y moldeándose con el paso del tiempo.

Así, los asesores de González y del otro gran protagonista de la operación, el empresario audiovisual Cerezo –él fue quien presentó a González a Valner, ya que es su testaferro personal en Estados Unidos-, gestaron un primer documento.

La primera versión

EL ESPAÑOL ha tenido acceso a la primera versión de la falsa confesión que tenía previsto presentar el testaferro Valner ante la policía estadounidense para zanjar la polémica. Se trata de un escrito de cuatro folios en el que Valner finge ser un avezado inversor que conoce bien “Marbella y Mallorca” y que, de pronto, en 2008, considera que “las condiciones de oportunidad” en el primero de los destinos “eran notables”. “Especialmente, en lo que se refiere a las denominadas ‘prime properties’, según había venido observando ya que veraneaba habitualmente en España”.

Siempre según este documento, al que ha tenido acceso este periódico a través de fuentes del entorno del propio testaferro, éste visitaba España al menos “una vez al año desde hace diez”. Por lo que no había otra explicación a la compra del ático de 500 metros cuadrados con piscina privada que su profundo conocimiento del mercado inmobiliario marbellí.

El Juzgado de Instrucción número 5 de Estepona ya ha advertido indicios de cohecho y blanqueo de capitales en esta compraventa y ha emplazado como imputados a González, Cavero y Cerezo el próximo 18 de abril. La Fiscalía Anticorrupción considera que la operación inmobiliaria fue un montaje y que tras ella se esconde el posible pago de una comisión al ex líder del PP madrileño por parte de Cerezo a cambio de contratos públicos. No obstante, la Policía también ha apuntado desde el primer momento que pudo ser el constructor Fernando Martín quien pagara el inmueble a cambio de la adjudicación de una parcela a bajo precio en Arganda y que Cerezo hizo las veces de intermediario.

El anuncio por palabras y la llamada de Lourdes

En la primera confesión fabricada a Valner se abordaba una de las cuestiones esenciales. Y es cómo se conocieron el matrimonio González-Cavero y el testaferro mexicano. Para contestar a este interrogante el documento explica que después de elegir el dúplex de la Urbanización La Alhambra del Golf de Estepona como inversión, Valner puso un anuncio en la prensa local “para alquilar el inmueble”. Concretamente en el “diario de mayor circulación de la provincia de Málaga”.

Valner se encontró, acto seguido, con la sorpresa de que “recibió varias llamadas interesándose por el arrendamiento”. Pero, casualmente, sólo una que le comunicaba “su interés por arrendar el inmueble por todo el año” y ésta fue la de “Lourdes Cavero”, esposa del ex presidente de la Comunidad de Madrid.

Tanto Anticorrupción como la Policía consideran que el dúplex siempre fue de González y de su mujer y que simularon un contrato de alquiler con Valner para camuflar la operación. De hecho, la comercial de la urbanización ya ha testificado ante la juez de Estepona que enseñó el dúplex a la mujer de González, que nunca ha visto a Valner y que la intención de Cavero fue siempre la de comprar, nunca la de alquilar.

Para no levantar más sospechas, la adquisición por parte del testaferro a través de su sociedad instrumental en Delaware no fue inscrita en el Registro de la Propiedad. Un extremo al que también se intentaba dar una respuesta convincente. En este documento se alude a que dicha inscripción “es voluntaria y no es necesaria para adquirir la propiedad” y que no se produjo porque, a pesar de que “fue solicitada”, Valner no viajó a España a realizarla tal y como “tenía previsto”.



A finales de 2012, tras judicializarse la investigación policial del ático, el matrimonio González-Cavero decidió formalizar la compra del inmueble. Lejos de rescindir el supuesto contrato de alquiler que tenían suscrito con la sociedad de Delaware, procedieron a poner el dúplex a su nombre. Los investigadores consideran que, como siempre fue suyo, si rompía el contrato de alquiler perdería el dinero invertido y que por eso decidió oficializar la operación.

En la falsa confesión de Valner se da un argumento diferente ante este extremo: “Tras distintas conversaciones y a la vista de que el mercado inmobiliario en España y, concretamente, en la zona de la costa, lejos de revalorizarse se estaba deteriorando y los precios del alquiler ajustando a la baja, (Valner) comunicó a la arrendataria su disposición a efectuar dicha venta”.

La versión definitiva implica a un tercero

A esta primera versión, en la que el testaferro de Cerezo asumía íntegramente la propiedad inicial del ático, le sucedió finalmente otra similar pero con algunas modificaciones sustanciales. Valner compareció finalmente ante el FBI el pasado año para dar su versión definitiva de los hechos.

Sin embargo, en lugar de presentarse como un espabilado inversor extranjero trasladó la responsabilidad última a un nuevo personaje, hasta ahora desconocido. El testaferro mexicano reconoció que, efectivamente, él ejerció de mero fiduciario, y que actuó en representación y bajo las “órdenes” de un empresario argentino llamado “Luis Osvaldo Repetto”.

El nuevo actor en el caso del ático es un productor cinematográfico argentino asociado con Enrique Cerezo. Ambos produjeron conjuntamente, por citar un ejemplo, la película Antigua vida mía, protagonizada por Cecilia Roth y Ana Belén. Al igual que ocurre con Valner, a Repetto no lo conoce nadie en la Urbanización La Alhambra del Golf de Marbella ni consta que veranee con asiduidad por la zona. Su declaración ya ha sido solicitada por una de las acusaciones y tendrá que acabar dando ante la juez su particular versión de los hechos.