Celia Mayer ha roto su silencio en lo que se refiere a la política de Memoria Histórica y ha escrito un post en su Facebook en el que explica su labor en este sentido mientras tuvo la competencia. La delegada de Cultura, que tropezó al quitar la placa a los carmelitas fusilados y al arrancar las grúas sin existir un protocolo de actuación, ha concluido así su reflexión: "No hay reconciliación posible mientras haya muertos en las cunetas".
Mayer, que no fue reprobada en el pleno del Ayuntamiento gracias a los votos del PSOE y que ha sido mantenida en el cargo por Carmena, ha explicado así el inicio de sus actuaciones: "El plan no sólo trataba de cumplir con la ley (...) sino que además apostaba por la elaboración de una política pública de memoria de nuestra ciudad".
La responsable de Cultura del Consistorio considera que la memoria de Madrid se ha construido en torno a "una determinada visión (...) que ensalza principalmente figuras militares y principalmente masculinas". Mayer echa de menos en el callejero "historias de las mujeres, de los barrios y de profesiones invisibles".
No hay concordia posible
"El objetivo del plan era democratizar la construcción de la memoria y de la identidad de la ciudad de Madrid", sintetiza Mayer.
La edil de Ahora Madrid pretendía retirar algunos vestigios y treinta calles de acuerdo al artículo 15.1 de la ley: todo aquello que exalte, personal o colectivamente, la sublevación militar, la Guerra Civil y la represión de la Dictadura. En este primer paso inicial llegaron el derribo del monumento al Alférez Provisional, la retirada de la placa a los carmelitas y la del falangista García Vara.
En una segunda fase, "más pausada", Mayer pensaba abordar "el resto de las más de 200 calles que existen en Madrid a día de hoy y que no ostentaban una interpretación legal e histórica tan evidente, que requerían un amplio debate entre los grupos políticos, las asociaciones de memoria y la ciudadanía en su conjunto".
Al igual que hizo en su día Tierno Galván, Mayer asegura en su escrito que iba a ponerse en marcha un protocolo para los vecinos "de cara a minimizar las molestias ocasionadas por los posibles cambios".
La delegada de Cultura del Ayuntamiento, en su primer alegato de cierta profundidad tras haber perdido las competencias de Memoria Histórica que ahora ostenta una Comisión presidida por Paca Sauquillo, concluye: "No hay concordia posible (...) sin que el Estado reconozca institucionalmente los crímenes de lesa humanidad que se cometieron durante la guerra civil y la represión en el franquismo, en definitiva, sin que se produzca un proceso de justicia y de reparación como ha sucedido en tantos otros países europeos y latinoamericanos".