Corinna zu Sayn-Wittgenstein (CSW), la mujer que puso en jaque al Estado español en 2013,lleva intentando hacer borrón y cuenta nueva desde el verano pasado. Pero el pesado legado español cae sobre ella una y otra vez. En España, muy a su pesar, la ex pareja sentimental de Juan Carlos I sigue clasificada como riesgo-país por el llamado estado mayor que componen Moncloa, Zarzuela y el Centro Nacional de Inteligencia (CNI).
Lo ocurrido este martes explica por qué CSW continúa bajo el radar de la inteligencia española. Por tercera vez en menos de un año, el nombre de la consultora germano-danesa ha saltado a la luz pública hasta convertirse en tendencia en Twitter: esta vez, debido a su vinculación a los Papeles de Panamá a través de la investigación periodística internacional que en España lleva el sello de La Sexta y El Confidencial.
Según la documentación a la que ha tenido acceso el Consorcio Internacional de Periodistas de Investigación (ICIJ, en sus siglas en inglés), CSW protagonizó una venta frustrada de acciones a través de un entramado societario el 14 de abril de 2003. El trust Universal Protection LLC, radicado en Wyoming (EEUU) intentó vender 25.000 acciones a otra empresa basada en las Islas Vírgenes Británicas vía una tercera firma en Gibraltar denominada Industrial Consultancy.
El broker de esta operación tenía que haber sido Mossack Fonseca, el despacho panameño en el ojo del huracán mundial y que de momento ha provocado dos dimisiones: la del primer ministro de Islandia, Sigmundur David Gunnlaugsson, y la del ministro español José Manuel Soria.
No conocía a Juan Carlos I
La operación no salió adelante por cuestiones burocráticas, pero el nombre de CSW aparece claro en el documento (trust deed) que ayer exhibió el programa Al Rojo Vivo de La Sexta. Entonces, CSW era directora gerente de Boss & Co Sporting Agency, una firma creada a partir de una antigua y prestigiosa armería enclavada en el elitista barrio de Mayfair en Londres. Ya estaba separada del noble alemán Casimir zu Sayn-Wittgenstein pero aún faltaban nueve meses para que conociera al rey Juan Carlos.
Fue en febrero de 2004, en la finca La Garganta, propiedad de Gerald Cavendish Grosvenor, duque de Westminster, cuando coincidieron por primera vez. CSW (39 años entonces) y el rey Juan Carlos (66) acudieron a una cacería en esa propiedad del duque en Castilla La Mancha, a donde suelen ir miembros de la realeza europea. A partir de ahí comenzó una relación sentimental cada vez más estable que concluyó en el otoño de 2014 tras la abdicación del rey.
En esos diez años, la actividad de intermediación de CSW se incrementó notablemente e incluyó operaciones en España. Algunas, como la del Fondo Hispano-Alemán (SSIF, en sus siglas en inglés), creado en 2006, acabó con 21 millones de euros de empresas españolas diseminados en los paraísos fiscales de Islas del Canal, Bermudas y Suiza, como desveló EL ESPAÑOL. Otras resultaron frustradas, como la entrada de Lukoil en Repsol o la venta de 250 tanques Léopard a Arabia Saudí.
La relación entre CSW y Juan Carlos I salió a la luz pública en abril de 2012 tras la caída del rey en Botsuana, a donde fue a cazar elefantes con CSW, su ex marido Philip Adkins y su hijo pequeño, Alexander. Todos invitados por Mohamed Kayali (mano derecha del rey Salman de Arabia Saudí en España). Un año más tarde, CSW concedió una entrevista a El Mundo en la que se definió como “amiga entrañable” del rey y causó un escándalo monumental que hizo mucho daño a la Corona. Declaró haber realizado “trabajos sensibles para el Estado español” y forzó la comparecencia del director del CNI, el general Félix Sanz Roldán, en la comisión de Secretos Oficiales del Congreso de los Diputados.
Operación de relaciones públicas
Este martes, cuando La Sexta difundió la información del entramado de CSW en Wyoming, la reacción fue inmediata y en cascada: los medios interpretaron la noticia como un segundo golpe a la Corona a través de los Papeles de Panamá tras conocerse que Pilar de Borbón, la hermana de Juan Carlos I, también tuvo una sociedad off shore allí. En el imaginario colectivo, y a pesar que nunca ha habido confirmación al respecto, está el convencimiento generalizado de que CSW compartió las ganancias de sus operaciones de intermediación con el rey Juan Carlos. El estado mayor de España no la da por neutralizada.
CSW, mientras tanto, intenta desde el verano pasado construirse un nuevo perfil público lo más alejado posible de España. En julio de 2015, algunos medios insistieron en que estaba construyéndose una casa en Madrid para vivir allí con el rey emérito. A través de un asesor español, CSW organizó un oportunidad mediática a la salida de un charity en Londres para desmentir la noticia ante una cámara de televisión.
A partir de ahí, inició una operación de relaciones públicas que no termina de cuajar debido a las irrupciones de su nombre en territorio español. Ha organizado dos piezas con posado en dos publicaciones light -la revista francesa Point de Vue (julio 2015 y febrero de 2016) y otra en la alemana Gala (febrero 2016)- para proclamar el inicio de una nueva vida. “Busco la armonía”, es el titular de una de ellas, donde abre las puertas de las dos viviendas que tiene en Europa (Mónaco y Londres) tras vender el dúplex en Suiza que compartió con Juan Carlos I.
El final de la campaña se vio oscurecida por la declaración de Diego Torres en Mallorca, donde de el ex socio de Iñaki Urdangarín intentó relacionarla con los negocios de Nóos. De momento, CSW ha optado por un combinado de silencio y posados. Según fuentes de su entorno, su objetivo ahora es claro: “extraerse” de España.