Diego, de 11 años, se suicidó el pasado mes de octubre después de meses -puede que años- sufriendo acoso escolar por parte de sus compañeros. "Papá, mamá...espero que algún día podáis odiarme un poquito menos. Yo no aguanto ir al colegio y no hay otra manera para no ir". Así se despidió él de sus progenitores antes de acabar con su vida.
Cuando el caso saltó a los medios de comunicación, el último 20 de enero, el teléfono de la Fundación ANAR, destinado a atender llamadas de niños y adolescentes que piden ayuda, multiplicó el número de atenciones de una forma muy considerable. 50 días antes del 'caso Diego' 27 menores y 45 adultos solicitaron ayuda contra el acoso escolar. En los 50 días posteriores los datos abruman: 60 niños marcaron el teléfono y 2017, cuatro veces más, lo hicieron los adultos. "Las informaciones periodísticas no generan más situaciones de acoso, sino una mayor reacción social ante el problema", aclaran.
Esto es es sólo una muestra del estudio realizado por la Fundación Mutua Madrileña y la Fundación ANAR, del que se desprende que los casos de acoso escolar se han incrementado en el último año casi en un 75% y se ha cuadruplicado desde 2009.
"Los datos demuestran que el problema del acoso escolar es cada vez más destacado y hay que intervenir para atajarlo desde diferentes ámbitos de actuación", ha señalado Lorenzo Cooklyn, director general de la Fundación durante la presentación del informe que analiza el fenóneno del bullying por primera vez desde la perspectiva de los menores afectados.
Sobre una base de 25.000 llamadas en el último año al teléfono 900 20 20 10 (gratuito, confidencial y atendido pos psicólogos 24 horas), en 2015 atendieron 573 casos de acoso escolar mientras que en 20014 fueron 328. La cifra del pasado año supone cuatro veces más que los afectados atendidos en 2009, cuando fueron 154.
¿Cuál es el perfil de la víctima?
La proporción de niños y niñas que dice sentirse acosado por sus compañeros es casi idéntica, 49% en el caso de ellos v.s el 51% en ellas. En cuando a la edad, el tramo más habitual es el que abarca entre los 12 y los 13 años, coincidiendo con el cambio de Primaria a Secundaria.
Un 44% de los casos entre iguales se prolonga más allá de un año y un 70% de los chicos que lo sufren diariamente.
Entre los motivos que desencadenan el acoso escolar, los menores atendidos citan la marginación por ser diferentes, discapacidades, defectos físicos, ser poco abiertos o habilidosos en las relaciones sociales y no seguir las mismas tendencias o gustos por la mayoría.
Además, hay un 34% de los menores que ha reconocido durante la atención que no se lo cuenta a sus padres y entre los motivos para por no confiar en ellos ante este drama citan el no preocuparles y el miedo a una reacción exagerada ante el colegio o a la reacción de los acosadores.
Otro de las conclusiones a resaltar del estudio es que, en general, los progenitores del niño acosado suelen sobrereaccionar, quieren denunciar y no aceptan medidas a medio plazo de los centros escolares, por lo que suelen optar por cambiar a los menores de centro escolar. Este cambio sin dar margen a la solución del problema, puede hacer que la situación se repita en el nuevo centro. Así lo confirman las conclusiones extraídas.
"No bullying. Acabar con él comienza en ti"
Ante este grave aumento, las fundaciones Mutua Madrileña y ANAR han puesto en marcha la campaña "No bullying. Acacar con el bullying comienza en ti". Una iniciativa que se llevará a cabo en centros escolares en varias comunidades autónomas y fomentará el conocimiento y prevención de este problema en las aulas.
A través de sesiones interactivas de grupo, los psicólogos tratarán de involucrar y conseguir el compromiso de niños y jóvenes contra el acoso escolar, apoyándose para ello en vídeos, juegos de rol, etc.
La iniciativa en colegios irá reforzada por una campaña en redes sociales (#NOBullying), que hace hincapié en la figura del "espectador; es decir aquel chico o chica que con sus risas o con su silencio apoyan sin pretenderlo al acosador y se convierten en cómplices sin quererlo, facilitando que la situación perdure.