El actual ministro principal de Gibraltar, Fabian Picardo, fue engañado por el empresario del sector inmobiliario Trinitario Casanova, o así lo ha hecho constar en el juicio que se está celebrando en los juzgados de lo Penal de Madrid. Le hizo creer que había un grupo de inversores mexicanos que quería comprar el 20% del Banco Popular y lanzar así una Oferta Pública de Adquisición (OPA) a la entidad bancaria.
Le convenció de que él era el representante de estos inversores en España, a los cuales vendería el 3,5% de acciones que poseía. Lo que no le contó fue que de los 527 millones de euros que invirtió en la compra de esas acciones, 394 millones de euros los consiguió por un préstamos del banco Fortis, el cual como garantía le había pignorado sus acciones. Esto significaba que si la acción bajaba de un mínimo, la entidad se quedaría con ellas, además de que Casanova no podía venderlas sin la autorización de ésta.
Pero ese detalle, cuando Casanova se pone en contacto con él, como abogado especialista en creación de empresas, no se lo cuenta. "La operación no existió nunca. No fue más que una operación fantasma", aseguró Picardo en su declaración como testigo durante la vista oral.
Se dio cuenta de la farsa a posteriori, cuando Casanova ya le dijo que los inversores mexicanos, entre los que supuestamente estaban el empresario Carlos Slim, no iban a acudir a la firma del contrato sino que iba a ir una persona de origen libanés, Salomon Dumani. "Hicimos una investigación y no conseguimos confirmar que esa persona exista ni haya existido nunca", añadió.
Filtró la noticia
Casanova se enfrenta a dos años de cárcel por inventar una historia con el único objetivo de engañar al mercado y que subieran las acciones del Popular para poder venderlas y no perder el dinero invertido, después de que por la crisis económica su valor se había desplomado en la bolsa española. Su mentira, según la Fiscalía Anticorrupción y el propio Banco Popular, llegó hasta tal punto que engañó a la Comisión Nacional del Mercado de Valores (CNMV) sobre la existencia de una operación de compra de acciones, e incluso Casanova fue filtrando esa información a determinados medios para forzar el mercado.
Así lo confirmó uno de los periodistas que dio la noticia y que declaró como testigo en el juicio. Reconoció que fue Casanova quien confirmó la existencia de un grupo de inversores mexicanos interesados en comprar el 20% del banco.
Sin embargo, el testigo que declaró con más contundencia fue el propio Picardo, quien desmintió punto por punto la versión ofrecida por el empresario. Casanova aseguró en su interrogatorio que había sido el ahora máximo dirigente de Gibraltar quien le había ofrecido comprar sus acciones en nombre de un grupo de inversores mexicanos, pero que desconocía tan siquiera quienes eran. Pero Picardo aportó todos los correos electrónicos cruzados con el acusado. Incluso, aportó en el Juzgado la copia informática para certificar que el correo a través del cual el empresario le escribía es real.
"Gracias Trino"
"¿Está convencido que quien le escribía los correos era Trinitario Casanova?", le preguntó la magistrada del Juzgado de lo Penal 29 que están enjuiciando el asunto. "Absolutamente seguro", contestó Picardo. La jueza quiere confirmar la veracidad de los correos, dado que el empresario intentó desacreditarlos al asegurar que eran falsos y que jamás los había escrito, dado que en ellos se dejaba constancia como fue él quien le propuso a Picardo encargarse de la operación y cómo le daba las órdenes de lo que tenía que decir a la CNMV o a la prensa.
El contenido de esos 'emails' dejan constancia de la continua relación en esas fechas, en 2008, entre ambos, a pesar del intento de Casanova de desvincularse. "Gracias Trino"; "Hola Trino", era la manera que tenía Picardo de dirigirse a éste. "Si yo tuviera que tomar un punto de vista de lo que ocurrió, y tras saber que Casanova tenía pignoradas sus acciones a Fortis y que el valor de las acciones se habían reducido, parece que ha habido un intento de influir en el valor de las acciones", asestó el dirigente gibraltareño.
Honorarios por medio millón de dólares
El acuerdo con Casanova es que los clientes nos pagaría medio millón de euros en concepto de honorarios por la operación. Y el empresario levantino se comprometía a que si la operación salía mal entonces sería él quien pagaría esos honorarios. El acusado negó tal extremo, manteniendo que fue Picardo quien contactó con él para ofrecerle el negocio y, por tanto, no tenía sentido que tuviera que pagar su factura.
"¿Por qué no solicitó una provisión de fondos?", le preguntó la jueza, ante las contradicciones entre las versiones del acusado y del principal testigo. "Pensábamos que era gente de confianza. La anteriores veces que había hecho negocios con él había sido absolutamente exquisito", explicó Picardo.
"¡Qué equivocado estuve!"
Nunca se le ocurrió que no le pagaría. Las personas que había detrás eran personas totalmente solventes y el propio Casanova era un empresario con muchos bienes inmobiliarios, que el propio Picardo había conocido. "Así que pensé que no era necesario hacer una provisión de fondos. ¡Qué equivocado estuve!", exclamó.
Después de que algunos medios de comunicación comenzaran a publicarle que la operación era falsa, el despacho de Picardo, Hassans International Law Firm, decidió no dar cuenta a nadie y no reclamar los honorarios, dado que podría existir un comportamiento delictivo detrás. Picardo explicó que después de todo eso intentó ponerse en contacto con los inversores mexicanos pero no lo consiguió.