Han pasado ya las 21:00 horas en Tailandia y Manuel Santos está sólo con su hija Carmen. La pequeña de 16 meses, fruto de una gestación subrogada (vientre de alquiler) en el país asiático, ya está dormida, así que atender a los medios “es un poco difícil”, pero accede a hablar con EL ESPAÑOL después de un día “agotador”. Una jornada en la que la Justicia tailandesa le ha concedido a Santos y su marido, Gordon Lake, la custodia de su bebé después de un largo litigio con la madre gestante, quien reclamaba a la pequeña porque el matrimonio homosexual “no era normal”.
“Estamos súper contentos porque los jueces en la sentencia han dejado bien claro que la custodia es para nosotros”, afirma Santos. “Tras un largo e intenso juicio se ha demostrado sobradamente que Carmen ya tiene un vínculo con nosotros y es una niña sana y feliz”. Un dilatado proceso que este valenciano resume así: “Vinimos con una maleta de tres semanas y volveremos después de 15 meses… Imagina cómo ha sido la pesadilla".
Como muchas, y cada vez más según las estadísticas, parejas homosexuales en España, Santos y Lake salieron fuera de nuestras fronteras para tener su segundo hijo a través de la gestación subrogada. En España sigue siendo una práctica ilegal, pese a que cada vez son más las voces políticas y sociales que piden una regulación del asunto.
Lo hacían por segunda vez después de tener su primer hijo fruto de un conocido como vientre de alquiler en India. Para ello, acudieron a la empresa New Life. Según relatan, en todo momento, no ocultaron que eran un matrimonio homosexual.
Así, la tailandesa Patidta Kusonsrang se quedó embarazada gracias al esperma de Gordon y el óvulo de una donante anónima y el 17 de enero de 2015 nació Carmen. “Somos su familia biológica y la única familia que ha conocido desde que nació”, explica Santos.
Un matrimonio homosexual “no es normal”
Los problemas surgieron cuando la gestante, quien llegó a firmar en el hospital los papeles que otorgan la paternidad a Lake, no asistió a la embajada de Estados Unidos en Bangkok para ultimar la documentación necesaria para que la pequeña pudiese salir de Tailandia.
“Ella se prestó voluntaria y cambió de idea al descubrir que éramos dos hombres y eso es culpa de la agencia que contratamos: New Life”. Fue tras conocer este dato cuando Patidta se negó a firmar la documentación final ya que, en su opinión, los padres “no son normales”, en referencia a su orientación sexual. Incluso fue más allá la cosa y una representante de la tailandesa insinuó que Lake y Santos eran traficantes de personas.
A partir de ese momento, el matrimonio interpuso una denuncia para lograr la custodia de Carmen. Un proceso que parece haber acabado con la decisión que este martes ha toado la Justicia tailandesa. Más de 15 meses que tal y como lamentan, “ha sido tiempo perdido” porque “nuestros hijos no han podido estar juntos y nuestra economía se ha visto afectada”.
Fue durante este tiempo cuando lanzaron a través de las redes sociales el movimiento #BringCarmenHome, donde compartían vídeos y fotografías para mostrar que eran “unos padres normales”. El resultado fue “abrumador” para ellos y es que el apoyo recibido, tal y como relatan, superó todas las expectativas.
Leyes anti ‘vientres de alquiler’ para extranjeros
A la negativa de la gestante, se ha sumado en estos meses que el Parlamento de Tailandia, promulgó en febrero de 2015, semanas después de nacer Carmen, leyes que prohíben a los extranjeros acceder a madres subrogadas. La normativa, no obstante, entró en vigor en el verano de ese año por lo que no afecta, en principio, a este caso, ya que nació antes de la aprobación.
“Lo que hemos intentado en el juicio es que Tailandia reconozca nuestro matrimonio es completamente legal en EEUU y España, nuestros dos países”, expresa el padre desde Bangkok.
Cuando la sentencia sea firme, “en unos días”, aclaran, acudirán a la embajada americana a solicitar el pasaporte y empezar en España el proceso de adopción. Aquí, debido a la ilegalidad de la gestación subrogada, Santos y Lake no podrán registrarla como hija de los dos y sólo podrá aparecer como padre uno de ellos.
Una paella en el horizonte
“Qué ganas de llegar a España, a Valencia que es mi tierra, para hacer una paella (si no se me ha olvidado después de tanto tiempo) y poder presentar a Carmen a toda la familia”, reconoce Santos con emoción. En Valencia les esperarán su marido Lake y su primogénito Álvaro. El primero pudo mantener su trabajo en España “por lo que ha estado más tiempo en nuestro país”, mientras que Santos tuvo que “medio cerrar” su empresa para poder estar con la niña en tierras tailandesas.
Antes de saborear esa paella deben esperar a saber si Patidta presenta recurso contra la decisión judicial. “Está en su derecho”, admite Santos. Aunque reconoce que “el juez se lo ha dejado bastante claro. La custodia de Carmen es nuestra”.