Las Cortes se disuelven el miércoles, pero desde el lunes los diputados y senadores oficialmente no tendrán que ir más a trabajar, excepto los que forman parte de la Diputación Permanente. Los grupos parlamentarios no han sido capaces de ponerse de acuerdo para formar Gobierno ni han aprobado una sola ley, pero el chollo continúa para todos los parlamentarios que, aunque ya no trabajen, seguirán cobrando su sueldo íntegro (2.800 euros) sin trabajar hasta el 26 de junio, el día que se celebran las nuevas elecciones.
Algunos diputados han aprovechado esta fallida legislatura para hacer viajes gratis por su función parlamentaria a destinos como Nueva York, Mongolia, Turquía, Marruecos o Rumanía, con cargo al erario público y con una dieta diaria de 150 euros, como recoge el reglamento del Congreso. Los parlamentarios que viven fuera de Madrid no han tenido que pagar ni un solo billete para acudir a su lugar de trabajo, ya que las Cortes abonan directamente todos los gastos de transporte de sus señorías. Además, los 350 parlamentarios han tenido a su disposición una tarjeta personal de 250 euros mensuales (3.000 al año) para los viajes en taxi. Pero solo podrán utilizarla hasta que se disuelvan oficialmente las Cortes el 2 de mayo.
A partir de este lunes, los parlamentarios ya no tienen excusa para cargar al Congreso o al Senado sus traslados a Madrid desde sus respectivas circunscripciones, pero durante las ocho semanas que quedan hasta el 26J pueden seguir disfrutando personalmente del 'kit tecnológico' que recibieron el día que recogieron su acta de parlamentarios: móvil de última generación, iPad y línea ADSL en su domicilio. Los que no repitan escaño tendrán que devolverlo o quedárselo “a precio de mercado”, ya que están prácticamente nuevos.
Para comprobar si el dicho de “vives mejor que un diputado” es un mito o una realidad, EL ESPAÑOL repasa con una decena de miembros de las Cámaras cómo ha sido su labor parlamentaria en esta efímera legislatura. Todos han coincidido en el diagnóstico de que esta legislatura fallida ha servido para que cada uno se posicione y rechazan frontalmente que su trabajo no haya servido para nada. Un Gobierno en funciones limita la capacidad legislativa de un Parlamento tan fragmentado que no es capaz de elegir un nuevo Ejecutivo. Durante este tiempo, los parlamentarios (sobre todo los de Podemos y Ciudadanos) han registrado todas las Proposiciones no de Ley que han podido, pero son propuestas que solo aportan visibilidad y no van a ningún lado.
En los grandes grupos parlamentarios se ha dado la extraña circunstancia de que un número muy reducido de diputados han concentrado el grueso del trabajo de una legislatura que, aunque solo ha durado cuatro meses, todos sus miembros disfrutaron de tres semanas consecutivas de vacaciones en Semana Santa. La senadora Arenales Serrano (PP) conversa con este diario el jueves a una hora laboral, mientras espera la salida de un vuelo a Venezuela para un viaje personal.
Desde que se constituyó el Senado el 13 de enero, esta parlamentaria calcula su desempeño: "He ido a trabajar 17 días. Cinco plenos de dos días cada uno; algún acto que me han invitado sobre terrorismo, medio ambiente… y fui a colocar el despacho y ahora a quitarlo”. Esta senadora en particular ha hecho una única intervención parlamentaria como portavoz de Economía en el Senado. “Llevé una propuesta con medidas muy importantes para fomentar la competitividad y el crecimiento de empleo, que es lo que realmente importa a la gente”.
Serrano es consciente de los escasos controles que existen para vigilar el buen hacer de la clase política española y apuesta por reforzar los cauces de vigilancia en las Cortes. “Los ciudadanos tendrían que controlarnos más a los políticos. Un médico, por ejemplo, que tiene que pasar consulta y recibe cuatro pacientes cada hora es difícil que se escaquee”. Además de su trabajo como senadora, la parlamentaria añade que ha participado en los actos que su partido ha organizado en algunas grandes plazas como Sevilla o Zaragoza y ha atendido a los medios de comunicación cuando se lo han pedido.
En esta legislatura, se estrenaban por primera vez como diputados en el Congreso los populares José María Barrios y Loreto Cascales. Barrios cree que hay mucho más de mito que de realidad en esa teoría extendida de que los diputados viven mucho mejor que el resto de los mortales. “Aquí se trabaja mucho. Hay días que entro a las nueve de la mañana y salgo a las diez de la noche, y entre medias solo me ha dado tiempo a comerme un sándwich”. El parlamentario, que formaba parte de tres comisiones, asegura que había días que se solapaba una reunión con otra. “Además tenía también reuniones de la mesa de las comisiones, porque soy secretario primero en uno y portavoz adjunto en otra”. Este diputado de Zamora no se va con la sensación de que la legislatura no ha servido para nada. “Se han debatido muchas cosas y se han visto las posturas de cada partido”.
Cascales, que había sido diputada provincial y concejal en Santa Pola y también estrenaba cargo, también intenta echar por tierra este “falso” mito. “¿Que si es un mito? Pues un poco. Porque no duermes en tu casa, no descansas igual, enlazas una comisión con otra. La actividad se concentra en tres o cuatro días, y es muy intensa”. Como apunta la diputada, la actividad en el Parlamento se concentra prácticamente en tres días: martes, miércoles y jueves.
PSOE, muchas iniciativas, pocos resultados
Los diputados del PSOE desbordan todas las estadísticas, aunque su actividad ha sido desigual entre unos y otros. Como informó este diario el viernes, el grupo parlamentario socialista es el que más iniciativas ha presentado, anegando el registro de la cámara baja con peticiones de comparecencia, preguntas al Gobierno, proposiciones no de ley. Pero la avalancha de documentos no es un indicador absoluto. La prueba es la imagen que se vio esta semana en el Congreso, donde se debatieron nuevas iniciativas y la creación de una comisión de investigación a sabiendas de que la cámara iba a ser disuelta sí o sí y nunca llegarían a prosperar.
Según ha podido comprobar EL ESPAÑOL, muchos de entre los 89 diputados del grupo parlamentario han aprovechado estos meses para dedicarse a proyectos personales o establecer vínculos con colectivos con los que les interesa tener relación aunque supieran que ese trabajo no iba a desembocar en ningún resultado. “He aprovechado el despacho para hacer otras cosas. Y cuando he podido, me he ido a mi pueblo. Sólo unas pocas comisiones han tenido algo de actividad. Las demás han tenido pocas reuniones y el Gobierno ha hecho todo lo posible por inhabilitar el Congreso, así que no había mucho que hacer”, explica un diputado de una provincia rural.
La actividad varía mucho de unos diputados a otros. Con 25 años, María Such se convirtió en la diputada más joven de la Cámara y trabajó en la comisión de Justicia, con un ojo puesto en materias de Juventud. “Tuvimos diversas reuniones con colectivos como el Consejo de la Juventud y nos comprometimos a crear una comisión específica”, explica la parlamentaria por Valencia. “En la comisión de Justicia presenté una proposición no de ley sobre los medios materiales de la justicia en la Comunidad Valenciana, un gran problema”. Such ha trabajado en otros asuntos, como la certificación electrónica en trámites administrativos o la aplicación de los objetivos climáticos de la cumbre de París.
“Hemos trabajado. Hemos llegado a acuerdos con otros grupos, hemos puesto a andar comisiones, redactado iniciativas y enmendado las de otros. No se puede decir que hayamos fracasado”, presume. “Hay otros aspectos que se pueden analizar sobre los equipos negociadores de la investidura, pero los diputados hemos llegado a pactos sobre iniciativas que a ese nivel no han sido posibles”, advierte. El resto se lo ha limitado la parálisis del Gobierno, que no ha tramitado las solicitudes de la cámara con la justificación de sus limitadas funciones.
El trabajo de Such se concentró, como el de los demás diputados, entre el lunes y el jueves. El de Isabel Rodríguez ha sido un poco más intenso, ya que pertenece a la dirección del grupo parlamentario. Es la segunda legislatura de esta diputada por Ciudad Real, que ha suplido en muchas ocasiones al portavoz Antonio Hernando, más volcado en las negociaciones de Gobierno. “Hay un trabajo previo que no se ve, que incluye desde formar a los nuevos diputados, asignarles despachos, asistirles en su dudas, hasta buscar los mejores perfiles para cada comisión. No se ve y cuesta”, asegura.
“Hoy tenemos la sensación de “qué pena”. Hubiera podido ser una legislatura importante”, asegura. Pero ella se va con “satisfacción” por el volumen de iniciativas que acreditan los números. Rodríguez participó en un pacto con otros partidos para defender los puestos de trabajo de la planta de Ecolgas en Puertollano (Ciudad Real) y se ha reunido con colectivos como el Foro Sevilla para proponer un pacto educativo, la plataforma antidesahucios o el Consejo de la Juventud.
En la página de Pedro Saura en el Congreso constan decenas de iniciativas, la mayoría relacionadas con Murcia, por donde es diputado, y el Instituto de Crédito Oficial. Como uno de los portavoces económicos del PSOE y veterano parlamentario asegura “haber tenido tanto trabajo como en la legislatura pasada”. Asegura haberse quedado a trabajar varios fines de semana en el Congreso y enfrente ha tenido a Cristóbal Montoro o Luis de Guindos, de los pocos ministros que han comparecido en la cámara. “Yo vivo en el Congreso”, explica.
“Se dice que los partidos que han podido representar el cambio no se ponen de acuerdo en lo económico. En materia de fiscalidad se han discutido entre cinco o seis medidas que hemos aprobado los tres grupos”, dice en referencia a PSOE, Podemos y Ciudadanos. En la nueva legislatura asegura que volverá a exigir la creación de una comisión de investigación sobre los conocidos como “papeles de Panamá” y la amnistía fiscal del PP.
Bescansa (Podemos): “Yo he estado siempre así”
Podemos ha tenido una gran visibilidad en el Congreso de los Diputados. El partido de Pablo Iglesias ha sabido aprovechar las posibilidades de la televisión y las redes sociales y por momentos ha convertido la institución en un gran plató de televisión. La agenda que el partido enviaba cada tarde a los medios para facilitar su trabajo al día siguiente contenía una cascada de apariciones televisivas, pero los diputados de Podemos defienden una actividad que iba mucho más allá de salir en prensa.
Carolina Bescansa, diputada por Madrid y una de las dirigentes con más peso en Podemos, asumió las labores de secretaria general de un grupo parlamentario complejo. Los 65 diputados se estrenaban en el Congreso y el grupo parlamentario tenía dos patas con mucha autonomía, En Comú Podem y En Marea, las confluencias catalana y gallega. “Lo primero de lo que me he ocupado es de generar esa maquinaria que permitiese que nos organizásemos, tener los recursos y estructura suficiente en cuanto a la técnica y los contenidos”. En el caso de Podemos es algo que lleva más tiempo, ya que partía de cero.
“Yo he estado siempre aquí”, explica frente a los que acusan a los diputados de absentismo laboral. “El poco rato que no he estado aquí lo he pasado con mi familia, pero en estos cuatro meses ya hemos podido experimentar el efecto aislamiento” con la calle, según ella. Personalmente ha participado en la elaboración de documentos para las negociaciones junto a Nacho Álvarez, responsable del área económica. Bescansa destaca la creación de varias comisiones y el debate sobre la llamada Ley 25 de rescate social, una de las banderas de la formación. Según ella, muchas de estas iniciativas seguirán adelante en la próxima legislatura.
Según Auxiliadora Honorato, diputada por Madrid, una de las mayores contribuciones de los parlamentarios durante esta legislatura es haber hecho “efectiva la separación de poderes” con la puesta en marcha de comisiones e iniciativas, aunque se vieran lastradas por el bloqueo. Hasta ahora, el parlamento dependía demasiado del Gobierno, y el Gobierno de un solo partido, algo que ha cambiado y para bien, según ella. Como prueba, el recurso ante el Tribunal Constitucional por la incomparecencia del Gobierno en la sesión de control.
Como secretaria de Acción Institucional de Podemos, Honorato considera una aportación importante la creación de dos comisiones nuevas, una sobre la infancia y otra sobre la corrupción, esta última para estudiar “dónde hay más corrupción de forma más completa. Eso se queda y se mantendrá para la siguiente legislatura”, explica. Este parlamentario se pasaba, con la mayoría de sus compañeros, una media de tres o cuatro días semanales en el Congreso. El resto los pasaba en Sevilla, donde aprovechaba los viernes para reuniones de partido.
Marcelo Expósito, diputado por Barcelona de En Comú Podem, defiende su labor en el Parlamento, donde asegura haberle echado “muchísimas horas”. Se convirtió en miembro de la Mesa del Congreso, el órgano de gobierno de la Cámara, en una legislatura donde ha tenido más importancia que en otras. “No conocía su funcionamiento y he tenido que aprenderlo rápidamente”. Estuvo en cuatro comisiones, aunque sólo dos celebraron reuniones: la de Interior y la de Cultura. Fue “el adelantado” de su coalición en Madrid mientras no se conformó el grupo parlamentario, explica.
“Ha habido un trabajo invisible que ha sido difícil de apreciar por la opinión pública, volcada en los esfuerzos de composición de una mayoría de gobierno”, explica. “Pero no me voy con sensación de fracaso. No ha sido una legislatura muerta sino de tránsito. Nada volverá a ser como antes, pero aún no sabemos cómo va a ser”, resume.
Ciudadanos y el pacto de 'El Abrazo'
El caso de Marta Martín es diferente. Esta diputada fue una de las elegidas por Albert Rivera para negociar con los socialistas lo que se denominó el pacto de El Abrazo. “Fueron días frenéticos, donde no solo trabajábamos con nuestros compañeros, también teníamos reuniones con el grupo técnico donde fijábamos nuestras posiciones respecto a las propuestas que hacíamos”. Las jornadas previas a cerrar este acuerdo fueron tan maratonianas que Martín recuerda, ahora entre risas, la noche que acabó en el Congreso tan tarde que se encontró la puerta cerrada. “Pensé que los que aún estarían trabajando serían los periodistas, y fui a la sala de prensa para que me ayudaran”.
La diputada de C's reconoce que se va con un sabor “agriculce” porque no todos los grupos parlamentarios han tenido la misma voluntad para intentar desatascar la situación. “Hay fuerzas políticas que no han hecho lo que tenían que hacer, y no ha sido la mía. Ojalá todos los políticos estuvieran a la altura de la gente que está trabajando en la calle”. Su compañero Pablo Yáñez, el más joven de Ciudadanos, coincide con el diagnóstico de Martín. “Hemos trabajado muchísimo y hemos hecho todo lo que podíamos hacer. Otras cosas que queríamos, como controlar al Gobierno, no hemos podido porque no se han dejado”.