"Es el día de la marmota", decía hace unos días Albert Rivera, el líder de Ciudadanos, nada más saludar en su despacho del Congreso con cuadros aún por colgar.
Pero la historia nunca se repite exactamente. O eso esperan los partidos políticos españoles, que afrontan una nueva campaña entre la incertidumbre y la desgana. La intención de voto ha cambiado poco en estos cuatro meses de negociaciones sin éxito, pero ya hay diferencias que auguran que junio no será como diciembre.
Los mítines van a ser más pequeños
Esta semana, Pedro Sánchez dio una charla en el salón de actos de un colegio de Azagra, en Navarra. Hizo un discurso corto, con una docena de jóvenes en el escenario y un par de centenar de personas escuchándole. "Vamos a hacer actos de este tipo, más pequeños, explicativos", dice Óscar López, coordinador de campaña del PSOE. Su idea coincide con la de otros partidos.
"Ahora mismo no hay pulso electoral. La gente está con el chip de qué ha pasado", explica Andrea Levy, vicesecretaria de estudios y programas del PP. "Los grandes mítines no son lo más eficaz en este momento. Sirven para demostrar músculo de partido, pero el mensaje ya está bastante consolidado, no hay necesidad de diferenciarse". Así el PP va a mostrar "un Rajoy más cercano, más en la calle".
También los partidos que tienen que darse más a conocer piensan en otros formatos.
"Si vamos a Sevilla, en vez de hacer el mismo acto que hicimos hace cuatro meses, se puede hacer otro en un pueblo o en un formato distinto. Si quieres cambiar las cosas, lo primero es que tú hagas campaña mostrando que no es una repetición exactamente de lo mismo. Estamos rompiéndonos los cuernos", explica también Albert Rivera.
Además, la dimensión de los mítines tiene que ver con el compromiso de los partidos políticos de gastar menos en esta nueva campaña. Aunque no ha habido un acuerdo conjunto, PP, PSOE y Ciudadanos aseguran que gastarán alrededor de un 30% menos respecto al 20-D.
Podemos no se ha comprometido al recorte, sólo a no gastar más. "Tenemos menos margen", explica una portavoz. Podemos fue el partido que menos gastó de los cuatro grandes partidos nacionales, 2,8 millones de euros.
Se va a por el voto del chiringuito
Tras la rareza de unas elecciones tan tardías, el 20 de diciembre, casi en Navidad, la convocatoria del 26 de junio cae en el inicio del verano y en el puente de San Juan, que es festivo en Cataluña, Galicia o Alicante.
El efecto de los días festivos y playeros puede tener un impacto en la participación, aunque, como dice Kiko Llaneras, el experto en demoscopia de Politikon y de este diario, "la abstención es uno de los parámetros más difíciles de medir". El récord de participación que se esperaba el 20-D por la presencia de nuevos partidos se quedó en un 73%, es decir apenas dos puntos por encima de las generales de 2011.
El PP piensa en carpas y mesas al aire libre con tenderetes repartiendo globitos y folletos.
Los políticos se preparan para hacer más actos informales, que aprovechen el buen tiempo. "Vamos a hacer más exteriores", explica también Óscar López, del PSOE.
Hay más votantes jóvenes y más emigrantes
Desde el 20 de diciembre, 197.245 personas residentes en España se han incorporado al censo electoral. La mayoría acaba de cumplir 18 años y no tendrá que esperar, como habría sido en circunstancias normales, otros cuatro años para estrenar su voto en unas elecciones generales.
Esos votantes son más propensos a apoyar, sobre todo, a Podemos y, en segundo lugar, a Ciudadanos, según los datos de la última encuesta del CIS analizados por Kiko Llaneras.
Los nuevos votantes en estas elecciones también son españoles residentes en el extranjero.
El Censo de Residentes Ausentes (CERA) ha crecido en 40.230 personas y ahora incluye a 1.920.256. El proceso para votar desde fuera de España es trabajoso, pero la última cita está tan reciente que hay más votantes conocedores de los pasos burocráticos necesarios. Algunos que se quedaron a las puertas de votar el 20-D lo conseguirán el 26-J.
Los países con más españoles con derecho a voto son Argentina (397.762), Francia (198.183), Venezuela (157.365), Cuba (120.741) y Alemania (111.513), que acaba de adelantar en número a Brasil.
Hay pocas encuestas fiables sobre cómo votan los emigrantes, pero en las últimas elecciones han apoyado a Podemos. También fue así en las autonómicas de mayo.
Los partidos dicen con quién van a pactar
En la campaña anterior, los líderes de los cuatro grandes partidos escondían sus preferencias de pactos. Tras la experiencia de los cuatro meses con Gobierno en funciones, ahora son más claros.
Albert Rivera reconoce abiertamente que está dispuesto a pactar con el PP y con el PSOE. Podemos ha ofrecido hasta un pacto formal al PSOE en el Senado. Los populares aseguran que quieren formar Gobierno con los socialistas. Y el PSOE, que está dispuesto a pactar con todos salvo con el PP.
Su transparencia es necesaria y lógica por la experiencia reciente, pero también puede favorecer la abstención dado el poco apoyo que tiene cualquier pacto entre votantes que no se ponen de acuerdo. Las posibles coaliciones tienen una mayoría en contra, según una encuesta de este diario publicada a principios de abril.
Todos van contra Podemos
La gran novedad de estas elecciones es la coalición entre Podemos e Izquierda Unida. Aunque no sea una suma exacta de los apoyos que obtuvieron los dos partidos el 20 de diciembre, esta unión hace más probable que el grupo no pierda votos.
Pepe Fernández-Albertos explicaba esta semana en eldiario.es con varias simulaciones cómo el escenario más probable es que la unión suponga una subida de votos. Para que la suma tuviera menos escaños, las partes tendrían que perder en torno al 20% de los apoyos, una bajada improbablemente grande.
Esto es especialmente peligroso para PSOE y para Ciudadanos, los más vulnerables por el lado de la ideología o por el de la novedad a que Podemos les quite votos y protagonismo.
Ambos partidos ya están perfilando sus estrategias para ser más agresivos con la nueva coalición liderada por Pablo Iglesias. "Nuestra idea es mostrar la evolución en estos cuatro meses de los nuevos partidos que ya no son tan nuevos... La cosa va de Pedro y de Mariano, que son los que pueden formar Gobierno", explica una portavoz del PSOE.
Ciudadanos cree que se quedó corto el 20-D por no hacer una campaña suficientemente agresiva. "Tenemos la sensación de que se puede y se debe plantear una campaña más combativa. La anterior fue muy institucional, muy presidencial... Está claro que nos distingue el interés por las propuestas y la política pública. Pero también hay que saber que estamos jugando y jugar con más punch, responder a las cosas... En las últimas semanas de competición se va a poner dura", explica un representante de Ciudadanos.
De otro lado, el primer mensaje electoral de Mariano Rajoy indica que planteará su candidatura como la opción para que Podemos no gobierne.
Los nuevos ya no lo son tanto
Ni para bien ni para mal. En parte, Podemos y Ciudadanos han perdido la frescura y la inocencia política. Sus virtudes y defectos están más a la luz.
Los electores conocen mejor como actúan. Ambos partidos también tienen más información sobre quiénes son sus votantes y dónde están. La información de dónde se juegan los escaños les permitirá ajustar mejor su ruta de campaña y sus mensajes. También están algo más organizados.
En Ciudadanos varias personas reconocen "el caos" de la campaña anterior y la poca preparación de alguno de sus candidatos para las cámaras y la vida política. La experiencia tan reciente es un segundo intento para hacer una campaña más profesional.
Los candidatos no son exactamente los mismos
La mayoría de los candidatos al Congreso y el Senado serán los mismos porque el partido ha cambiado poco en cuatro meses y los grupos reconocen que ni siquiera tienen tiempo para hacer muchos cambios. Pero hay alguna novedad, forzada por el abandono de algún candidato o por la incorporación de nuevos perfiles.
Las alteraciones más notables estarán en la candidatura conjunta de Podemos e Izquierda Unida. Pero también hay alguna sorpresa del lado del PSOE, como la ex magistrada Margarita Robles como número dos por Madrid, y de Ciudadanos, como el cómico Felisuco, número uno en Cantabria. Y las habrá del PP, que ahora busca candidato para Málaga que no sea Celia Villalobos.
La propaganda es más modesta
Cada uno por su lado, los cuatro grandes partidos aseguran que renunciarán a los carteles exteriores y las vallas para ahorrar. Ninguno quiere gastar menos en buzoneo, que es una de las fórmulas más eficaces para movilizar a los votantes. Pero incluso los envíos pueden ser más modestos.
El PSOE, por ejemplo, está examinando cómo gastar menos cambiando la empresa de distribución y el tipo de papel para la propaganda electoral.
El PP, que también va a prescindir de vallas y otra publicidad exterior, insiste en la importancia de mandar las papeletas a casa.
"Yo he sido interventora en Barcelona y en pueblos de Cataluña donde no todo el mundo se siente cómodo cogiendo la papeleta del PP", explica Andrea Levy. "Mucha gente trae los sobres de casa".