Manuela Carmena ha puesto en marcha los 'colillómetros' en Madrid. Un par de papeleras-urna con dos aperturas, una correspondiente al Real Madrid y otra al Atleti. ¿Quién ganará la Champions?, pregunta este improvisado oráculo de humo. Su transparencia hace que el resultado del partido pueda seguirse al minuto. De momento, hay empate en Cibeles y en Delicias, los dos terrenos de juego elegidos por el Ayuntamiento.
Cae la tarde. Falta poco más de una hora para que anochezca. Obreros, limpiadores y empleados de seguridad fuman a las puertas del Consistorio con la vista puesta en el 'colillómetro'. Decenas de cigarrillos debajo de cada escudo. Dudoso empate. Risas polarizadas. Real Madrid o Atlético es una dicotomía que hace imposible la indiferencia. Todo el que se acerca, por poco futbolero que sea, sabe dónde tiene que dejar sus cenizas. El marcador está atascado, el partido muerto, pero ha habido una entrada sucia, por detrás, a mala leche: alguien ha introducido un par de papeletas que rezan "las gilipoyeces de la abuela".
El mensaje está en fuera de juego, tanto educativa como ortográficamente. "Hombre, yo creo que eso sobra. Te puede gustar o no, pero no son formas", dice un trabajador del Ayuntamiento que apura su pitillo y lo juega al Real Madrid. "A mí me parece una buena idea", dice otro apostando también a los merengues. Una furgoneta aparca frente al 'colillómetro'. Se baja un trabajador de la empresa encargada de estos recipientes. Lo desmonta y retira los insultos a Carmena.
"¡Oye, que se te han caído algunos cigarros al quitarlo! Seguro que has tirado a propósito los del Atlético", bromea un empleado de limpieza. "Echa ahí ahora mismo todo un cenicero de colillas en mi Atleti", se ríe otra.
Menuda pulsera, parece que tienes claro el voto. "Si te enseño todo lo que llevo...". ¿A qué te refieres? "Mira, mira", dice mientras se desnuda la pierna. "¡Y también la cartera!".
Un hombre se acerca curioso al 'colillómetro'. Viste chaleco fino y claro, gorra clásica y unas gafas de sol oscuras. Aparenta ochenta años. ¿A usted qué le parece la idea? "Oye, ¿va a salir Rita Maestre?", pregunta. Pero, ¿cree que servirá de algo? "A mí me parece buena idea, ya veremos cómo va la cosa", dice con la mirada fija en las cámaras de televisión que rodean el artilugio.
Calma en Delicias
El otro 'colillómetro' está en el barrio de Delicias, a pocos metros de la estación, donde todavía el ruido del tren dificulta un poco las conversaciones. Calma chicha. Menos de diez personas en una hora. Aunque el invento ya forma parte del vecindario. "Sí, la papelera nueva está ahí al fondo, antes de llegar a la esquina", dice un hombre que sale de un portal cercano.
Usted lleva la gorra del Madrid, ¿fuma? ¿Ha votado? "¡Pero sí soy del Barcelona!", dice alarmado mientras se descubre la cabeza. Lleva a su hijo de una mano, con la otra sostiene la bicicleta. Un despiste muy despiste. Una pareja se acerca a echar un piti al porche del 'colillómetro'. "Sabíamos que estaba aquí. Lo vimos en el periódico. Como ella curra aquí al lado, hemos venido a dejar nuestro voto". ¿Os parece buena idea? "Creo que sí. Mira, apenas hay cigarros en este porche".
No me gusta, hay cosas más importantes en las que gastar el tiempo
El suelo está limpio como una patena. Tan sólo una colilla estropea un escenario a punto de convertirse en foto publicitaria. "Tampoco puede ser eso la referencia. Este porche, al pertenecer a un edificio público, se barre todos los días", explica un trabajador del centro.
Un hombre cruza el paso de cebra colindante con la vista puesta en la urna. La mira una y otra vez. Frunce el ceño. Perdone, ¿no le gusta? "Pues no. Hay cosas más importantes en las que gastar el dinero". De momento son gratis. Es un proyecto piloto. "Bueno, entonces hay asuntos más importantes en los que gastar el tiempo. Las fachadas del barrio están llenas de pintadas. No me gusta, aunque tengo que reconocer que la pregunta que han elegido es muy buena. Se pican unos con otros y se acercan a tirar la colilla para ver ganar a su equipo", dice mientras se aleja.
Está a punto de anochecer. El mismo empleado que ha retirado los insultos a Carmena del otro recipiente coloca una pegatina en el colillómetro: "Fumar perjudica gravemente la salud". Que quede claro. No vaya a ser que los no habituales empiecen a dar caladas para empujar a su equipo.