La plaza Nueva de Sevilla se va llenando poco a poco de sillas, de atriles. Luego de instrumentos. La Real Orquesta Sinfónica de Sevilla (ROSS) está que trina. Es joven, cumple justo ahora 25 años, y es reivindicativa. Protesta con un concierto de sensibilización bajo el lema #SalvemoslaROSS. Son músicos, son artistas, pero son también trabajadores que llevan cuatro años de bajadas salariales de un 30%, sin pagas extra. Ahora les anuncian otro tijeretazo como un canon: un 15% para este año, un 10% para el próximo y un 5% en 2018.
El problema no es sólo salarial, un déficit de 1,3 millones que les coloca en causa de disolución (están en plena cuenta atrás, porque debe resolverse antes del 30 de mayo), sino que también es de gestión y la culpable es, a su juicio, a la Junta de Andalucía. Como explica el presidente del comité de empresa, Juan Carlos Pérez Calleja, el origen de la crisis de la ROSS está en que la Junta y el Ayuntamiento de Sevilla son los rectores al 50% del consejo de administración de esta sociedad anónima, pero el consistorio cumple con la parte que le corresponde liquidando los 3 millones, con los que aguantan casi a pulmón. Es el balón de oxígeno mientras la Junta va mermando sus recursos, en cinco años ha bajado su aportación en 2 millones, y el pago que le corresponden de 2 millones anuales llega siempre tarde.
Pero donde la plantilla pone el acento también es en el modelo de negocio. Pérez Calleja asegura que “el problema no se arregla poniendo medio millón o diez millones más si no se cambia de modelo de gestión y se hace un plan específico, viendo las fortalezas y las debilidades” de la institución. Existe un precedente a imitar: el Teatro Real de Madrid, tras años de crisis, ahora funciona y está “bien organizado”, afirma el representante de los músicos, que insiste en que todo depende de la “voluntad política”.
Tampoco los músicos entienden que con los problemas que se venían arrastrando con la actual gerencia se le renovara de nuevo su contrato desde hace año y medio y continúe esta situación de interinidad. La solución podría estar, según defienden, en una gerencia propia, no compartida con el Teatro de la Maestranza, y un plan de gestión por cuatro años.El pulso con el Teatro de la Maestranza es constante desde hace años. La cohabitación de las dos entidades no es fácil por una falta de un convenio regulado y de “manera equitativa”. Pérez Calleja relata lo paradójico que resulta que el Teatro esté vacío al 80% y lo llene la ROSS con su programación, pero al estar como “inquilino”, cuando el Maestranza lo necesita y llegan las “buenas fechas” en la temporada de conciertos les desaloja para cumplir la suya, o hacen intercambios del tipo “vienes gratis y a cambio tú tocas gratis”.
“Se pierde dinero por todas partes. El 50% de nuestro tiempo se lo dedicamos al Maestranza y sus óperas nos cuestan dinero”, resume, mientras dice no entender que si se necesitan buscar ingresos extra, no se programen más conciertos y se busquen patrocinios nuevos, y recuerda que lo normal es que la ROSS tenga el 80% de las entradas vendidas en cada una de sus actuaciones.
45 músicos por el camino
Aunque desde la Junta les reiteran el interés porque la ROSS y las otras tres orquestas andaluzas sigan en pie, no se lo creen: en los últimos tanto la Sinfónica de Sevilla (ha pasado de 103 intérpretes a 84), como la Filarmónica de Málaga y la Orquesta de Córdoba han perdido 45 músicos. “Esto es la Orquesta de Granada al completo”, apostilla Pérez Calleja, que cree que todo es resultado de la “dejadez” y que en el fondo, “aunque no lo digan, hay una estrategia de desmantelamiento”. De hecho, los recortes no sólo afectan salarialmente a la plantilla. Al tener menos presupuesto, la dirección artística de la orquesta no puede contratar a algunos solistas internacionales o a grandes directores, lo que también repercute en su público.
Hace una semana mantuvieron una reunión con la Consejería de Cultura que acabó sin avance de ningún tipo. Desde el departamento que dirige Rosa Aguilar se defiende la “buena voluntad” para llegar a un acuerdo, respetando siempre los derechos laborales, y se recuerda que se está arrimando el hombro con una aportación extra de 490.000 euros (repartida en varias anualidades pero computadas en este ejercicio). En cuanto a la gestión conjunta del teatro y de la orquesta, fuentes de Cultura recuerdan que está el concurso abierto para una nueva gerencia, lo que será una oportunidad para ir hacia un modelo de gestión más ágil y en el que se buscará el respaldo de la iniciativa privada.
Esta idea de la gestión público privada fue uno de los caballos de batalla cuando Aguilar estuvo al frente de la Consejería de Fomento en su etapa anterior durante el gobierno de José Antonio Griñán al frente de la Junta (antes de aterrizar en Madrid como ministra de Medio Ambiente con José Luis Rodríguez Zapatero y luego como diputada en el Congreso) y ahora parece querer llevarlo a Cultura, donde aterrizó hace apenas un año.
Toda la plantilla unida
En esta manifestación orquestal está toda la plantilla a una. Ninguno desafina. Muchos llevan en la ROSS desde el principio, quieren demostrar su calidad y sus ganas de tocar, aunque la motivación puede flaquear. Los recortes salariales, por ejemplo, les impide a algunos renovar sus instrumentos; otros están inquietos porque son extranjeros, se han asentado en Sevilla, tienen familia y les inquieta su futuro, y otros están al borde de la jubilación. La sombra de un ERE planea sobre sus cabezas. Los mismos problemas que la plantilla de cualquier fábrica.
Les estimula el apoyo de su nuevo director artístico, el estadounidense John Axelrod (con su antecesor Pedro Halffter, que ahora dirige el Maestranza, la relación de los músicos no era nada fluida), que en más de una ocasión ha elogiado la capacidad de los músicos por estar en plena crisis y tocar mejor que nunca, por eso no les ha dejado solos en esta ocasión especial. Ha estado con ellos empuñando la batuta, su mejor arma para solidarizarse, y animando al público a corear noes contra la situación de la ROSS. También ha participado en el concierto el joven director ruso Maxim Emelyanychev.
Sevilla ha respondido y más de 500 personas han ido a escuchar este concierto reivindicativo, que se ha querido dedicar a la ciudad con La marcha Toreador de las ópera Carmen de Bizet y las oberturas de El Barbero de Sevilla de Rossini o Las bodas de Fígaro de Mozart, entre otras de un amplio repertorio, como el Divertimento en Do Mayor KV.136 de Mozart.
Volverán a tocar con ganas este domingo en el Teatro de la Maestranza para conmemorar el 25 aniversario de la creación de la ROSS. Los músicos no quieren huelga, quieren demostrar que son una orquesta de alto nivel y lo harán con un concierto a la carta, en el que los espectadores elegirán las 5 piezas que quieran oír de una selección de 15 y que se darán a conocer antes de la actuación. La ROSS tiene tirón, han sido 957 espectadores los que les han arropado en esta iniciativa.