Barcelona

Los altercados han vuelto por segunda noche consecutiva al barrio de Gràcia, donde el lunes por la mañana se desalojó un local ocupado que ejercía de centro social en este distrito de Barcelona. Si bien los altercados no han alcanzado la magnitud del lunes, las calles del barrio han sido escenario una noche más de enfrentamientos entre manifestantes y los Mossos d’Esquadra que se han saldado con seis agentes heridos leves pero sin detenidos.

Segunda noche de incidentes en Barcelona

Centenares de manifestantes se han concentrado a partir de las 8 de la tarde en la plaza del Diamant. Al cabo de una hora, y en un ambiente festivo, han empezado a marchar por el barrio detrás de varias pancartas en apoyo al centro social desalojado. Entre los concentrados había una mayoría de gente joven, aunque también se han acercado vecinos del barrio de todas las edades. “En el centro social se hacían muchas cosas”, explicaba Roser, una señora de mediana edad que había acudido a la concentración. “No era un espacio radical ni politizado”, añadía.

Tanto en la concentración previa como en la marcha no ha habido presencia policial visible, aunque muchas calles del barrio ya se habían cortado previamente y en los aledaños de la concentración había muchas unidades desplegadas.

La manifestación ha recorrido unas cuantas calles del barrio en un clima de creciente tensión. Los concentrados cada vez eran más numerosos y se han ido caldeando. Algunos de ellos han mostrado actitudes muy hostiles hacia los periodistas, que han sido atacados con huevos y latas de cerveza. Los reunidos se han ido acercando paulatinamente al local desocupado, un antigua sucursal bancaria conocida popularmente como el Banco Expropiado. El espacio, que fue tapiado durante la intervención del lunes, ha sido abierto de nuevo y los manifestantes han conseguido volver a entrar al local.

Ante un ambiente cada vez más agitado, los Mossos d’Esquadra han intervenido alrededor de las 10 de la noche con una contundente carga para disolver a los concentrados ante el Banco Expropiado. Los manifestantes han empezado entonces a taparse las caras y a pedir unidad entre ellos, si bien los antidisturbios han conseguido que se dispersaran por las calles contiguas.

A partir de entonces el barrio se ha convertido en un inmenso juego del gato y el ratón, donde pequeños grupos de 10 o 20 manifestantes se perseguían mutuamente con los agentes antidisturbios. Algunas calles del barrio han vuelto a verse cortadas por containers cruzados en medio de la calzada o por barricadas de todo tipo. Ante la segunda noche consecutiva de disturbios, muchos vecinos han salido al balcón para protestar con una cacerolada, no se sabe si contra la Policía o contra los manifestantes.

El recuerdo de Can Vies

El desalojo de esta antigua sucursal bancaria se ha convertido en el catalizador del descontento de los movimientos sociales contra el equipo de Ada Colau. Es inevitable hacer comparaciones con el caso de Can Vies, un centro social muy parecido a este banco expropiado de Gràcia. Cuando se desalojó ese espacio, en mayo de 2014, la ciudad se convirtió en escenario de fuertes disturbios durante varias noches consecutivas.

El caso del banco expropiado parece que tiene muchas cosas en común con el centro de Can Vies y se ha convertido ya en un problema para el Ayuntamiento de Barcelona. Por segunda noche consecutiva se han registrado enfrentamientos en la ciudad y el conflicto ha empañado la celebración del primer año de Gobierno del equipo de Colau.

La gestión de Can Vies fue uno de los temas relevantes durante la campaña para las municipales del pasado mayo. Entonces Colau fue muy crítica con la gestión del conflicto que hizo Xavier Trias (CDC). Ahora deberá conciliar su perfil de antigua activista con el de alcaldesa de Barcelona.

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