Fue en las listas de Vox al Ayuntamiento de Madrid y Santiago Abascal la ha colocado en el segundo puesto de las listas para el 26J al Congreso de los Diputados. Rocío Monasterio, la militante que boicoteó el desayuno informativo de Carles Puigdemont en Madrid porque dice que ha "sentido vergüenza" de lo que escuchó, conversa con EL ESPAÑOL una hora después de abandonar el Hotel Palace, el lugar donde entregó al president de la Generalitat unas esposas y el Código Penal. "Le regalé unas esposas porque quien no cumple la ley tiene que tener un castigo".
Arquitecta y madre de cuatro hijos, Monasterio justifica el boicot al president. "Nosotros no boicoteamos actos. Yo he escuchado su discurso. El discurso de un señor que lo que anuncia es que quiere romper con España, que va a incumplir la ley. Anuncia que el Estado es indiferente a la independencia de Cataluña. Dice que le da igual lo que piense el resto de los españoles. Que él se siente legitimado para anunciar leyes de desconexión con España y en 18 meses proclamar la independencia de Cataluña. Yo puedo asistir educadamente, pero no puedo ser cómplice y partícipe de ese discurso, y creo que muchos españoles piensan como yo".
La incredulidad del embajador
Cuando el equipo de seguridad del hotel Palace la ha sacado del salón principal del acto de Puigdemont, Monasterio se ha ido a una cafetería cercana para desayunar tranquilamente. "No daba crédito a lo que decía y no he podido ni desayunar". La arquitecto, que milita en el partido conservador desde 2014 y ahora es vicesecretaria de acción social, asegura que estaba sentada al lado de un embajador "que tampoco daba crédito. Yo estaba pasando mucha vergüenza al pensar qué estaría pensando él sobre un país como España, dedicada a la micropolítica".
Tras el desayuno oficial, Monasterio ha puesto rumbo a la oficina, un estudio de arquitectura del que es socia. "Como todos los españoles, tengo que trabajar mucho para sacar adelante a mis hijos". Además de este estudio, es socia de Luxury Rentals, un proyecto de gestión de alquiler de corta duración en viviendas de lujo en España, y colabora habitualmente en Intereconomía.
Forma parte de la asociación Familia y dignidad humana, que tiene como fin promover la protección de los derechos humanos y especialmente el derecho a la vida. A lo largo de su trayectoria profesional le han entregado tres premios: el premio Acsa Otis Internacional, el premio proyecto de jardín de San Francisco el Grande 1999 y el premio Amigos Madrina 2011. También se quedó finalista destacada en European 1998.
No quiere ser la protagonista
Monasterio asegura que ella no quiere ser la protagonista de este altercado ante Puigdemont, que se ha quedado "cabizbajo" cuando le ha entregado el Código Penal. "Yo he dejado que él terminase su discurso para decirle lo que yo pienso. Me parece que solo se respeta la libertad de expresión de algunos, no de la mayoría de españoles".
Según esta arquitecta, lo que más le duele es "la idea de que España se pueda romper" y critica la inacción del Gobierno para evitar que esto ocurra. "Lo que no podemos hacer es no confrontar a los que nos amenazan". Dice que ha ido al desayuno informativo única y exclusivamente "porque no daba crédito a que se fuera a recibir hoy en Madrid a Puigdemont sin que nadie fuera a hacer nada para impedirlo".
"Yo he esperado a que alguien se levantara, hablara antes que yo. Pero nadie lo he hecho. Y me causa perplejidad la inacción. Si los que nos representan no son capaces de expresar el sentimiento de la mayoría de los españoles, seremos muchos los que nos tengamos que unir y defender lo que es nuestro. Solo pedimos que s cumpla la ley y defender lo que es nuestro".
Rocío es miembro del Consejo Político de Vox, donde dice que nadie conocía sus intenciones. "En Vox siempre tenemos ese compromiso. Hoy he sido yo y otro día será otro. Es nuestro ADN. No nos dan instrucciones. Estamos convencidos de lo que hacemos, y en estos temas no hace falta que nadie lo haga. Defendemos una serie de ideas y creemos que representamos a muchos españoles y nos sentimos en la obligación de hacerlo".