“Pues bien, la distinción política específica, aquella a la que pueden reconducirse todas las acciones y motivos políticos, es la distinción de amigo y enemigo”. Carl Schmitt.
Rajoy e Iglesias contra Sánchez y Rivera. Había consenso entre los empresarios convocados en Sitges por el Círculo de Economía de que tanto el presidente del Gobierno en funciones como el líder de Podemos se vieron más fuertes que sus rivales del PSOE y Ciudadanos. “Es lo mismo que dicen las encuestas”, dijo un asistente.
“PP y Podemos suben mientras que PSOE y Ciudadanos se mantienen con pequeñas variaciones”. Entre los empresarios, la Pinza triunfa frente al Pacto del Abrazo, no porque les guste especialmente, sino porque la ven ganadora.
Esta es la principal conclusión de un encuentro empresarial en el que ha habido consenso en que ha sido “el más político y el menos económico de los últimos años”. Y era lógico que así fuera. Era casi obligado tras el fracaso de los partidos a la hora de formar Gobierno con las cartas que los españoles les dieron el 20-D. Y Antón Costas, presidente del Círculo, no cesó de repetir que “tenemos derecho a tener un Gobierno” y a los cuatro líderes nacionales les planteó si estarían dispuestos a dejar gobernar a la lista más votada si no hay un acuerdo con mayoría parlamentaria.
El presidente del Gobierno en funciones clausuró el encuentro el sábado y lo hizo con una arremetida contra las alcaldesas de Barcelona y Madrid que gobiernan con apoyo de la izquierda. “Ponen en peligro la economía”, dijo Rajoy que recitó una larga lista de las trabas burocráticas introducidas en el sector turístico barcelonés por Ada Colau y de las operaciones urbanísticas frustradas por Manuela Carmena en Madrid. El aviso gustó a los empresarios, muchos de ellos del rubro de la hostelería en Cataluña.
“El año pasado, Rajoy vino mucho más humilde, quizá porque acababa de llevarse el palo de las municipales y autonómicas”, recordó una economista. “Esta vez ha sido diferente. Se siente reforzado en su estrategia”.
EL PASO DE IGLESIAS, SÁNCHEZ Y RIVERA
El mensaje de Pablo Iglesias el jueves no gustó a los empresarios, como es natural, pero tomaron nota de su implacable disposición a gobernar el país. El líder de Podemos entiende claramente que lo que la política debe ofrecer a la sociedad es gobierno, dirección, y no vacila en hacerlo. La gente no quiere un Ejecutivo que produzca cháchara política, sino que tome decisiones. De hecho, hasta le viene bien que le critiquen por ambicionar cargos y poder.
Por el contrario, Sánchez que dijo no anteponer los cargos a nada, hizo un discurso muy moderado ante los empresarios. Ya ni siquiera habla de derogar la reforma laboral del PP, sino sólo de un par de elementos de ésta que le irritan: la negociación colectiva y el poder que los empresarios han adquirido para modificar unilateralmente las condiciones de trabajo.
Rivera, cuyo discurso es el favorito de los empresarios, mostró una sensibilidad social aumentada y también una preocupación mayor por los asuntos de política internacional. Ambos coincidieron en que si de ellos depende, habrá gobierno rápidamente y que no tienen líneas rojas.
El contraste entre las dos estrategias es enorme. Una busca el poder sin disimulo, la otra pretende crear nuevos consensos y se presenta como una fuerza conciliadora. Esta clave de análisis surgió en una conversación con el profesor Francisco Longo, de Esade. Longo aludió de pronto a la “visión schmittiana” de la política de Pablo Iglesias, buscando confrontar a amigos y enemigos, típica de los populismos. El famoso jurista alemán insistía en su obra El concepto de lo político que amigo-enemigo era la dualidad básica de lo político.
“El enemigo político no necesita ser moralmente malo, ni estéticamente feo, no hace falta que se erija en competidor económico, e incluso puede tener sus ventajas hacer negocios con él. Simplemente es el otro, el extraño, y para determinar su esencia basta con que sea existencialmente distinto y extraño en un sentido particularmente intenso”, escribía Schmitt en su obra de 1927.
En esta lógica también se inscribe, aunque con énfasis muy distintos, la estrategia del PP. Por el contrario, PSOE y Ciudadanos intentan huir de la dualidad amigo-enemigo y se presentan como facilitadores de un pacto y agentes de una modernización.
LAS OTRAS NUEVE CLAVES DE SITGES
Además de la visión ganadora que los empresarios tienen de los partidos de la Pinza por encima de los del Pacto del Abrazo, en Sitges surgieron otras nueve claves:
1.- Los empresarios aceptan el Pacto del Abrazo.
En términos generales las 200 medidas acordadas por PSOE y Ciudadanos y las matizaciones socialistas sobre la reforma laboral, son admisibles por los empresarios. “El Pacto del Abrazo no es perfecto, pero en el cabe el 80% de los españoles”, comentó un alto cargo de una organización empresarial. Pero nadie está dispuesto a perder productividad o a pagar más impuestos, si no es por una razón muy poderosa. “La economía española no puede seguir perdiendo oportunidades”, sostienen.
2.- Un gobierno de emergencia.
Existe, sin embargo, disposición a considerar una solución subóptima. Aceptar esa pérdida de competitividad y productividad por un tiempo limitado -dos años, por ejemplo- a cambio de que surja un gobierno que reforme el marco institucional a fondo y lo deje en disposición de afrontar una nueva etapa de prosperidad. Y después de esos dos años, se celebrarían unas elecciones donde los españoles podrían confirmar, rechazar o introducir matices al nuevo modelo.
3.- La fuerte convergencia entre Ciudadanos y el PSOE.
La negociación del Pacto del Abrazo ha dejado huella entre los dos partidos. Sánchez y Rivera se mueven al mismo compás. Las horas de trabajo de sus equipos han creado un ámbito de entendimiento y aunque no lo reconozcan, cada paso que dan lo hacen pensando en el otro.
4.- La financiación autonómica, más clara.
El PSOE ha resuelto sus tensiones internas sobre la financiación autonómica. A diferencia del mes de febrero, cuando las discrepancias entre las federaciones andaluza y valenciana hacían casi imposible fijar una posición sobre este asunto, ahora Sánchez ha ofrecido incluirlo en una reforma constitucional y además ha detallado los principios que está dispuesto a salvaguardar. Estos son: simplificar el modelo para hacerlo más transparente, garantizar la financiación per cápita, proteger el gasto sanitario y educativo frente a los vaivenes del ciclo económico, mayor control de las comunidades autónomas sobre sus ingresos y modificación de la Ley de Estabilidad Presupuestaria en lo que se refiere al reparto del déficit entre Administraciones y otros aspectos.
5.- El discurso territorial de Sánchez tiene nuevos matices.
En su intervención ante los empresarios, Pedro Sánchez exhibió matices al referirse a la cuestión territorial que no marcó en diciembre. Dijo que el debate sobre el derecho a decidir ya no se circunscribe únicamente a Cataluña. Que el asunto de la autodeterminación está en la agenda de otras regiones de España y que se ha generalizado (probablemente por culpa de Rajoy aunque a éste no lo citó expresamente) y pareció lamentarlo. Ofreció la solución del PSOE de siempre, una reforma constitucional sin mucha concreción, pero su diagnóstico ha cambiado. De alguna manera, Sánchez ha hecho suyo el límite que le marcó el Comité Federal de su partido no apoyar un referéndum que disgregue a España.
6.- Junqueras cree que Cataluña tendrá presupuestos.
El conseller de Economía de la Generalitat, Oriol Junqueras, intervino en las jornadas de Sitges el viernes y circunscribió únicamente a las rentas medias y bajas la oferta de Puigdemont de reducir el IRPF que había formulado el día anterior. Junqueras se mostró extraordinariamente confiado en que conseguirá sacar adelante los presupuestos de 2016. Sabe que tendrá que hacer concesiones a la CUP, que ha dicho que no cederá los dos votos que había prometido en el pacto de investidura de Puigdemont, pero no cree que el Ejecutivo catalán caiga por esta razón.
7.- La banca, otra vez en el centro de las preocupaciones.
Ocho años después de la quiebra de Lehman Brothers se vuelve a hablar de los bancos con preocupación. Esta vez la amenaza se llama tipos de interés negativos. Los márgenes operativos de las entidades financieras se han reducido tanto que éstas se han quedado sin su principal fuente de beneficio. El problema ya no sólo es de eficiencia o del llamado shadow banking (banca en la sombra o sistemas de financiación no somertidos a regulación). Las transformaciones tecnológicas amenazan con dar un vuelco al sector donde nuevos competidores se muestran más innovadores.
8.- China, la otra gran incógnita.
Es el otro gran tema de discusión. Los cambios en la economía china, que está evolucionando de una economía productiva a una de consumo, y su política monetaria destinada a convertir el Renminbi en moneda mundial de reserva en unas décadas, son algunos de los asuntos de los que más se habla. Nadie escapa a los cambios en China, ya que sus dimensiones son colosales. Si el gigante chino estornuda, el mundo se resfría.
9. La supervivencia política de Rajoy.
En los corrillos de Sitges se especulaba con el futuro de Rajoy. Sin duda que si gana con mayoría absoluta, su presencia en el próximo gobierno es obvia. Pero si tiene que negociar con PSOE o con Ciudadanos y buscar su apoyo, es muy probable que su continuidad pase a ser moneda de cambio. El asunto es mucho más visible cuando se considera que Rajoy (1955) tiene 17 años más que el candidato más viejo que le sigue que es Pedro Sánchez (1972). Los empresarios le preguntaron por la renovación en el PP y Rajoy puso como ejemplo a Soraya Saénz de Santamaría y a María Dolores de Cospedal. También citó el nombramiento, el año pasado, de cuatro nuevos vicesecretarios.