“Pesimista y desalentador”. Así es como ve la comunidad educativa el horizonte que se dibuja en la Educación española en los próximos años. Una mirada general “desesperanzada” sostenida sobre tres convicciones: el apoyo presupuestario será insuficiente, no mejorará el nivel de excelencia y no se logrará un pacto social y político que libere a la educación de los avatares partidistas.
No obstante, sobre este fondo pesimista, se atisba “multitud” de señales de cambio que muestran que el campo educativo está vivo, que se abren paso “dinámicas transformadoras” y que hay una realidad social que cuestiona, interpela y rechaza la parálisis institucional.
Estas son las principales conclusiones que se desprenden de la investigación presentada hoy ‘Educación en España. Horizonte 2020’. Un estudio prospectivo de la FAD, BBVA y la Comisión Española de Cooperación con la UNESCO sobre el futuro de la Educación no universitaria en España, a partir de la consulta a docentes y expertos en la materia de diferentes perfiles.
La comunidad educativa no confía en que los principales partidos políticos consigan alcanzar el ansiado Pacto de Estado. Durante la inminente campaña electoral del 26-J, los responsables de las áreas de Educación trasladarán a la ciudadanía la necesidad de lograr un gran acuerdo que apuntale la estabilidad en el sistema. Algo que docentes y expertos miran con mucho escepticismo, y es que casi ocho de cada diez de estos, no creen que en los próximos cinco años se consiga el Pacto.
Se muestran convencidos de que el marco normativo será “inestable y poco consensuado” entre las diferentes fuerzas parlamentarias. Consideran que las leyes (La Lomce vigente es la séptima norma del rango en 35 años) seguirán cambiando conforme lo hagan los gobiernos de turno, no se consolidará un modelo estable, ni se podrá evaluar. “El sistema se modificará antes de que se pueda comprobar y medir su eficacia real”, creen.
Los maestros, directores de centros y orientadores consultados piensan que la comunidad educativa no será consultada ni participará de forma activa en las modificaciones de la normativa educativa. El recuerdo más reciente lo tienen en la Ley para la mejora educativa, que recordemos que fue aprobada gracias a la mayoría absoluta del Partido Popular en el Congreso durante la X Legislatura sin contar con los demás partidos.
Sigue el pesimismo. Tampoco perciben que la educación vaya a ocupar un lugar “prioritario” en las agendas de las administraciones ni en lo que tiene que ver con el incremento de las partidas presupuestarias, ni con los esfuerzos de dotar de prestigio la figura docente; ni en fomentar el debate público en torno al papel de la escuela y el profesorado.
LAS CONSECUENCIAS DEL INSUFICIENTE PRESUPUESTO
Los consultados en la investigación coinciden en señalar que en los próximos cinco años la dotación presupuestaria para educación será “insuficiente”. Se basan en las partida destinada con respecto al PIB a este área, que se sitúa sensiblemente por debajo de la media europea.
¿Y cuáles consideran que serán las consecuencias? Pues múltiples: es posible que disminuya el número de centros educativos y la dotación de docentes, por tanto, aumentará el ratio alumno/profesor.
Además, las condiciones laborales de los profesores serán más precarias, tanto desde la perspectiva salariar como desde las condiciones de trabajo. “Mayor inestabilidad, menos posibilidades de formación continuada, menos estímulos para la carrera profesional”, señalan.
Por tanto, también tendrán un reflejo directo sobre el alumnado y sus familiares: menos becas, peor dotadas y con más requisitos de acceso, textos y material escolar a cargo básicamente de las familias, al igual que el coste de las actividades extraescolares.
Los docentes coinciden en señalar que no se mejorarán los niveles de reconocimiento social del profesorado porque la retribución económica y las condiciones laborales no serán paralelas a la mayor exigencia demandada.
De esta forma, no se revertirá el deterioro de la imagen del docente que desde muchas perspectivas se señala y el clima emocional dominante será de un cierto “desánimo resignado”.
LOS GRANDES RETOS EDUCATIVOS
En cuanto al horizonte de conflictos, los expertos no tienen una visión pesimista. De hecho, según el estudio, claramente mejora con respecto al imaginario actual.
Disminuirá el absentismo escolar, aunque las tasas de abandono temprano no se modificarán. Se generalizarán los planes de convivencia en los centros, “consiguiendo una cierta efectividad en el control de conflictos”.
Se superará con éxito el desafío de la multiculturalidad, aunque seguirá recayendo sobre los centros públicos y pese a la disminución prevista de recursos, la conflictividad potencialmente derivada disminuirá y se conseguirán unos niveles adecuados de integración.
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