El próximo curso escolar en Cantabria no vendrá cargado sólo de cuadernos, lápices y agendas nuevas. Los alumnos y docentes cántabros estrenarán a partir del próximo 8 de septiembre también calendario escolar, donde se establecen vacaciones de una semana cada dos meses de clases. Es decir, pese a que se mantendrán los mismos días lectivos (175), la distribución de estos pasa de ser trimestral, como en el resto de regiones, a bimestral.
El calendario académico recoge así la primera semana de vacaciones del 31 de octubre al 6 de noviembre, la segunda del 24 de diciembre al 8 de enero -que coincide con la Navidad-, la tercera en febrero del 23 al 28, la cuarta en Semana Santa y las de verano que empezarán el 23 de junio.
“Todo el mundo coincide en que las vacaciones de verano son larguísimas y, por lo tanto, nosotros hemos propuesto que no haya exámenes de recuperación de la ESO en septiembre. Todo acaba en junio, y así estar en disposición de adelantar el inicio del curso escolar”, explica el consejero de Educación de Cantabria, Ramón Ruiz.
Unas declaraciones que pretenden calmar la polémica surgida a raíz de la publicación de esta nueva organización, ya que las preguntas que surgen ante la precipitada medida son muchas: ¿son demasiadas vacaciones? ¿cómo influirán tantos parones en el proceso educativo? ¿Estarán cargados de deberes los alumnos esas semanas cada dos meses? ¿Cómo se organizarán los padres?
CAMPAMENTOS, ACTIVIDADES LÚDICAS Y COMEDORES
“¿Qué va a pasar con los alumnos?”, se pregunta Leticia Cardenal, presidenta de la Federación de padres y madres de alumnos de Cantabria, quien recoge el “enfado” generalizado de la mayoría de AMPAS porque el Gobierno autonómico no ha contado con ellos para aprobar el nuevo calendario. “Nos enteramos por la prensa”, afirma en declaraciones a EL ESPAÑOL.
Según explica Cardenal, las vacaciones llegan para los alumnos, pero a casa llega una pila enorme de deberes pendientes para la vuelta de los días de “no descanso”. Esto, en su opinión, implica una serie de “extras” también para las familias que “deben estar pendientes de ello” por lo que se rompe la rutina laboral de los padres.
Apunta otro “problema” al que tendrán que hacer frente los padres de hijos en edad escolar: la petición de vacaciones en el trabajo. Grandes empresas demandan a sus trabajadores la solicitud -y posterior concesión- de libranzas a principios de año, por lo que se puede dar la circunstancia de que, al encontrarnos ya en junio, muchos padres ya no dispongan de días para la semana adicional que el calendario instaura a principios de noviembre.
“¿Se les va a dar la posibilidad a las familias que los estudiantes acudan a centros que permanezcan abiertos con actividades lúdicas?”. Otra vez es quien lanza las preguntas Cardenal. A este periódico, pero dirigidas al consejero de Educación con el que se reunirán este viernes para tratar de resolver todas las incógnitas planteadas.
En Cantabria se abrieron durante las pasadas vacaciones de Navidad y Semana Santa siete colegios públicos (cinco en Santander, dos en Torrelavega y uno en Astillero) para que los padres pudiesen llevar a sus hijos a realizar actividades que no fuesen de carácter académico. En el aire está si durante las nuevas vacaciones seguirán esta estela o los progenitores deberán acudir a empresas privadas que se dedican a organizar campamentos durante estos periodos.
En los centros públicos, los estudiantes con menos recursos pueden acudir en vacaciones de forma gratuita, las demás pagan una cantidad simbólica, entre 10 y 12 euros a la semana con el servicio de comedor incluido. Por el contrario, las empresas privadas pueden llegar a cobrar hasta 90 euros a la semana las actividades lúdicas planeadas.
LOS PROFESORES, SORPRENDIDOS
Desde el sindicato independiente del profesorado de la pública en Cantabria ANPE se muestran “sorprendidos” ante la relevancia mediática que ha tomado el asunto, ya que en opinión de su presidenta, Rus Trueba, el calendario responde una demanda “muy antigua” de la comunidad educativa.
“Es una forma más homogénea de racionalizar el tiempo lectivo de los alumnos”, principales protagonistas de la medida, que “mejorará el rendimiento” de estos. Y critica el actual, el que se seguirá aplicando en el resto de comunidades autónomas, porque responde a un calendario que está fijado exclusivamente por las fiestas tradicionales.
Cuestionada por si la nueva agenda permite la conciliación, explica a este periódico que este aspecto está ligado a la naturaleza y política de la sociedad actual: “La conciliación es la misma”. Es decir, limitada.