En la tarde más calurosa de este año más de una treintena de personas se reúne en una sala sin aire acondicionado del centro cultural de Tres Cantos, a 20 kilómetros de Madrid. Una ventana abierta ayuda a resistir. Nadie se mueve de su silla de plástico mientras hablan los representantes de la coalición de Podemos e IU. El piso de abajo está lleno padres que esperan el final de las clases infantiles de música, pintura o teatro.

La abrumadora mayoría de los que están aquí volverá a votar el 26 de junio.

Tres Cantos fue el municipio de más de 10.000 habitantes que registró la participación más alta de toda España en las elecciones del 20 de diciembre: el 85% del censo votó, es decir 12 puntos más que la media nacional.

El récord es habitual aquí. En la mayoría de las generales el porcentaje está por encima del 80. En los comicios municipales y autonómicos de mayo de 2015 votó el 75% del censo frente al 65 de la media española.

En cuatro o cinco mesas de las 45 de la ciudad lo habitual es que voten todas las personas censadas. “Me acuerdo de una donde faltaban a lo mejor 10, pero venían por correo”, dice Federico Mas, concejal de IU dentro de una coalición de izquierdas que se llama Ganemos Tres Cantos.

Tres Cantos: el municipio con más participación de España

Vídeo: Silvia P. Cabeza

LOS PIONEROS

Los vecinos atribuyen el interés por las urnas a la tradición de activismo en una ciudad que el Gobierno franquista creó por decreto en 1970 para aliviar la presión demográfica de Madrid y que nació luchando por conseguir los servicios públicos que faltaban. El Estado expropió las tierras del vecino Colmenar Viejo y las primeras casas de Tres Cantos se empezaron a construir en 1981. Un par de años después, el pueblo no llegaba al millar de habitantes. Muchos se conocían por el nombre de pila.

El ayuntamiento era la casa de Carmina. El correo se dejaba en el Bar Capricho y Carmen llevaba allí el pan para todos los vecinos. La línea de autobús era el coche de Gabriel. Wilma traía a sus amigas de otros lugares para hacer bulto en las manifestaciones. 

Cuando llegó el momento de construir las inmobiliarias tenían pocas ganas de hacerlo por la crisis del petróleo y los servicios públicos estaban a medias. La tarea quedó en manos de cooperativas y unos pocos vecinos emprendieron la lucha por conseguir electricidad, colegios y medicinas.

Tres Cantos ahora tiene más de 43.000 habitantes y los que llegaron a principios de los 80 presumen del estatus de “pioneros” en Tres Cantos.

“No teníamos ni luz. Como no nos la daban, la robábamos y nos enganchábamos a la de obra”, recuerda Carmina Juez, que llegó en 1982. La suya fue la tercera familia en instalarse en Tres Cantos. Luchó mucho por la primera farmacia, encontró a un vecino médico para dar servicios básicos y organizó sentadas para pedir un colegio.

“Esto era el páramo”, dice Juez, que ahora tiene 72 años y sigue viviendo en la casa construida por una cooperativa. Los pocos vecinos aprendieron a organizarse y a interesarse por la política. Había cooperativas de militares, de marinos o de funcionarios.

“La gente tiene claro que si está organizada y estructurada puede pedir cosas”, dice Gabriel Muñoz, funcionario jubilado y actual líder de la asociación de vecinos. Él llegó en 1985 y vio cómo los vecinos tenían que movilizarse por los servicios.

“Las cooperativas ayudaron a crear el sentimiento en la comunidad de que si colaboras y haces cosas la ciudad funciona”, dice Muñoz. “Si te manifestabas para pedir colegios y te hacían el colegio, te dabas cuenta de la cercanía de la decisión. La gente tenía claro que moviéndose y participando se podían conseguir cosas. Ese espíritu se ha quedado en parte, aunque antes fuéramos más reivindicativos”.

La preparación de la pegada de carteles del PSOE en Tres Cantos. D.P.

CIUDAD CELESTIAL

Otro de los pioneros fue Guillermo Galván, novelista y periodista. Su hijo es el guitarrista de Vetusta Morla. Su hija es arqueóloga. Galván presume de que ella, Ana, es la primera que nació poco después de que llegaran a Tres Cantos los primeros habitantes.

“En los primeros años esto iba a ser una ciudad celestial. No tenía nada que ver con el resto del mundo. Pero todos somos de nuestro padre y de nuestra madre y nos traemos a la ciudad lo bueno y lo malo”, explica en la terraza del Capricho, el bar que antes servía como centro de ayuda. Añora el “espíritu colaborativo” de los primeros años, pero cree que algo de “contagio” hubo para los que llegaron después.

El escritor Guillermo Galván. D.P.

A su lado está su amigo Federico Mas, que llegó en 1996 y trabajó los primeros años como periodista del diario del norte de Madrid que fundó su padre. Desde que es concejal ve cómo de activos siguen siendo los vecinos. “Son más vivaces a la hora de informarse y de querer participar”, explica. “Es un pueblo exigente, muy exigente, hasta la parodia. Aquí hay gente que vive al lado de los bomberos y se queja por la sirena”.

El concejal Federico Mas. D.P.

LA PRIMERA NIÑA

Tres Cantos siempre tuvo una identidad propia, distante de Colmenar Viejo, un lugar más rural y asentado que se quejaba de la expropiación de tierras para construir viviendas para los recién llegados.

El 21 de marzo de 1991 se declaró la constitución oficial de Tres Cantos como municipio. Ese mismo día Wilma González, una de las pioneras, dio a luz una niña, Lorena. “Estaba de parto cuando Joaquín Leguina estaba firmando la autonomía de Tres Cantos”, cuenta González. Ella recuerda cuando las cañerías se congelaban y “había bolas que corrían por las calles como en el desierto”.

En los años 80, se traía amigas como Lydia Martínez para que sumaran a sus familiares a las manifestaciones para pedir un colegio. Martínez recuerda lo locos que le parecían entonces sus amigos al vivir en un sitio donde no había servicios. Ella también habla de “los jaramagos como del oeste” en una de las avenidas. “Pero tenía algo especial. Todos eran jóvenes, familias con niños pequeños, muy reivindicativos”, recuerda. “Gran parte de tricantinos mantienen ese espíritu de querer participar en las cosas”.

En su pico hubo 200 asociaciones. Ahora hay unas 140, aunque las actuales son más culturales y deportivas y menos políticas.

La concejala Lydia Martínez. D.P.

Martínez se mudó a Tres Cantos en 1993 y ahora es portavoz y concejala del PSOE. En estas elecciones, además, se presenta al Senado. Su despacho está decorado con pinturas suyas y de otros artistas tricantinos. En una salita contigua tiene preparadas las cajas con banderolas y carteles.

La concejala cuenta que el interés por los asuntos públicos se nota a diario. Los plenos se llenan. A la gente le interesa escuchar y hablar. Los vecinos preguntan qué piensan los concejales y hacen sugerencias o reclamaciones.

Tres Cantos es un lugar pequeño, pero los partidos nacionales le hacen caso. Aquí han hecho campaña Pedro Sánchez, Juan Carlos Monedero o Tania Sánchez. Esta semana estuvo de visita Mar Blanco, del PP. “Sean del signo que sean aquí siempre hay 200 ó 300 personas dispuestas a escuchar a un político”, dice Gabriel Muñoz.

BE HAPPY 

El municipio es uno de los más educados y más ricos de la Comunidad de Madrid y de España. Se suelen ver piscinas junto a las casas de ladrillo casi idénticas alineadas alrededor de grandes avenidas. El paro está por debajo del 6%. La media de edad está en 38 años, más baja que la de la capital o la del país gracias al flujo de universitarios. La Autónoma está a pocos minutos del centro. “Hay mucho nivel. Aquí viven muchos funcionarios, muchos profesores… Siempre ha habido conciencia pública”, explica Federico Mas, el concejal de Ganemos Tres Cantos.

Aquí ganó el PP tanto en el 20D como en las municipales de 2015, pero el voto está muy dividido. En el Ayuntamiento, hay un equilibrio entre la suma de 11 PP-Ciudadanos y los 10 de Ganemos-PSOE. Ciudadanos facilitó con su abstención que siguiera gobernando el PP.

“Es una cuestión de negociar y dialogar. Nosotros habríamos querido que hubiese pasado lo mismo en la administración nacional”, explica Aruca Gómez, portavoz y concejala de Ciudadanos en Tres Cantos. Ella montó un partido de decepcionados del PP llamado Apetece, algo habitual en Tres Cantos, donde gustaban los partidos locales con sus propias siglas. Trabaja también como coach de ejecutivos y en su despacho hay frases colgadas en las paredes como “be the change you want to see in the world” o “be happy anyway”.

La concejala Aruca Gómez. D.P.

Creció en Tres Cantos, pero de adolescente pasó un año en Arizona. Ha imitado el puerta a puerta de las campañas americanas. Lo que más le gustó de Estados Unidos fue “la proactividad”. “Para mí la queja no existe. La queja lo que hace es estancarte en un sitio y hacer que esa negatividad no te deje avanzar. Uno tiene que sacarse las castañas del fuego. Unidos hacemos más fuerza, pero no puedes estar esperando al Gobierno”, dice.

Su consejo a los líderes de estas elecciones como coach es que no se tomen todo como algo personal y que no sean tan agresivos. “Se atacan mucho personalmente porque muchas veces no estamos acostumbrados a debatir”.

COLOR DE ROSA

Carmina Juez, la fundadora de la asociación de vecinos, cree que la alta participación se debe también al voto conservador: “La gente de derechas casi siempre vota aunque no esté de acuerdo con lo que hace su partido. Castiga menos que los de izquierda”, dice.

Los conservadores piensan que la ideología no cuenta tanto. El de Tres Cantos, según Gómez, “es un votante muy reflexivo, que tiene mucho sentido común". "Que nos vaya bien a nosotros no es algo que nos deje tranquilos. Queremos que les vaya bien a los demás”.

El alcalde, Jesús Moreno, del PP, cuenta que cada jueves recibe a ciudadanos que le quieren explicar los problemas que detectan a su alrededor. Esta mañana acaba de hablar con uno que se quejaba de la falta de transporte. Otros llegan para aconsejarle podar un árbol o poner más iluminación en alguna calle, sea o no de su sector. “Es una forma positiva de acercar a los vecinos a la gestión”, dice en su despacho de la primera planta del ayuntamiento.

El buzón de sugerencias recibe unas 100 peticiones al mes y este junio se recogen ideas para gastar 550.000 euros que el ayuntamiento ha reservado como “presupuesto participativo”.

El alcalde Jesús Moreno delante de una maqueta de Tres Cantos. D.P.

Las luchas de 2016 son para apoyar a los trabajadores de Unipapel, que va a despedir a un centenar de persona, o para pedir la rebaja de los precios de las viviendas construidas para jóvenes y que ahora están en manos de un fondo.

Los que más hablan de política son los pioneros. Lorena García, la hija de Wilma González y la niña nacida el día que Tres Cantos se independizó hace 25 años, dice que está “cansada” de tanto debate. “En mi casa se habla todos los días de política. Me tienen saturada”, dice.

Lorena es profesora y trabaja con niños. A los 16 años se puso a entrenar un equipo de baloncesto femenino en la asociación local y se acostumbró a no tener ni un día libre. Dice que para niños y mayores Tres Cantos es un buen lugar, pero que es “un infierno” para adolescentes. “Es demasiado todo color de rosa, necesitan movimiento”.

Lorena García en el centro cultural de Tres Cantos. D.P.

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